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La rotura de una presa provoca el caos en la región rusa de Oremburgo

La inundación llegará en tres días a la capital regional, por lo que las autoridades han evacuado a miles de habitantes de Orsk y declarado el estado de emergencia. Dos regiones siberianas se ponen también en alerta por el agua

Unos vecinos de Orsk cruzan delante de una farmacia durante su rescate en un vídeo difundido por el Ministerio de Emergencias ruso.
Unos vecinos de Orsk cruzan delante de una farmacia durante su rescate en un vídeo difundido por el Ministerio de Emergencias ruso.RUSSIAN EMERGENCY SITUATIONS MIN (EFE)
Javier G. Cuesta

La inundación desatada por una presa mal construida en la provincia rusa de Oremburgo, fronteriza con el norte de Kazajistán, ha puesto de nuevo en el punto de mira a la clase política rusa. “La gente no tiene miedo a las inundaciones. Recordamos los tiempos en los que Orsk sufría inundaciones al no tener una represa. Ahora no existe esa amenaza, esta será la primera prueba seria de resistencia de nuestra presa”, presumió el alcalde de la ciudad de Orsk, Vasili Kozupitsa, el pasado 3 de abril en su canal de Telegram ante la previsión de lluvia. Dos días después, el 5 de abril, reventó la infraestructura debido a la crecida del río Ural y dejó al menos dos muertos, más de 4.000 personas evacuadas y 10.000 casas inundadas, además de una ciudad que ahora afronta un desabastecimiento de agua potable y servicios básicos debido a la lentitud de las autoridades. Y lo peor podría estar por venir: un segundo dique también se ha roto y el gobierno regional prevé que el agua llegará a la capital provincial, Oremburgo, dentro de tres días.

En Orsk viven unas 200.000 personas. El alcalde la localidad anunció este lunes que ha resultado dañada una segunda presa y ha instado a los habitantes del distrito de Lesotorgovi a abandonar sus casas. “Se ha detectado un fallo en la integridad de su represa. Valorar su estado es imposible”, ha admitido Kozupitsa.

La primera presa de Orsk fue construida en 2014 con un coste de unos 910 millones de rublos, más de 200 millones de euros al cambio de entonces. La empresa, Spetstroi-3, fue incluso premiada por la localidad. Ahora, el Comité de Investigación ruso ha abierto un proceso penal contra sus constructores por negligencia y violación de las normas de seguridad que podría acarrear hasta seis años de cárcel entre ambos delitos. Según este órgano fiscal, los responsables de la presa “violaron repetidamente los requisitos para su mantenimiento y adoptaron medidas inoportunas para mantenerla en condiciones técnicas adecuadas”.

La inundación llegará dentro de tres días a Oremburgo, según ha advertido este lunes el alcalde de la capital regional, Serguéi Salmin. “Nunca hubo una inundación de este tipo, es una situación sin precedentes”, ha reconocido el edil, preocupado por el desafío que se avecina: “Hacía mucho tiempo que no se veía tanta agua. El nivel más alto se alcanzó en 1942, con 946 centímetros [de altura]”. En esta ocasión, el desbordamiento ha provocado que el río Ural alcance los 963 centímetros.

El Servicio de Emergencias ruso ha alertado además de la crecida del agua en las regiones de Oremburgo, Kurgán y Tiumén, todas ellas situadas en la franja que divide Rusia entre Europa y Asia. En la provincia de Kurgán, situada a más de 500 kilómetros al noreste de Oremburgo, al menos 600 personas han sido evacuadas de momento y más de 10.000 casas podrían quedar inundadas, según han señalado las autoridades locales.

Justamente, la gestión de la crisis ha puesto en evidencia a las autoridades. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha tardado al menos tres días en pronunciarse sobre la tragedia, mientras que su ministro de Emergencias, Alexánder Kurenkov, viajó finalmente a la zona afectada el domingo. El jefe de Estado ha conversado este lunes con los gobernadores de las provincias afectadas y ha ordenado crear una comisión especial encabezada por Kurenkov, aunque esta medida no ha calmado el enfado de los residentes de Oremburgo, cuya indignación ha ido a más después de que el ministro descargase en ellos su propia responsabilidad.

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“La evacuación fue anunciada hace una semana. La gente no tomó ninguna decisión, se pensó que era una especie de broma”, dijo Kurenkov este domingo en el canal de televisión Rossiya 24. Las declaraciones del responsable de los servicios de emergencias han enfadado a los vecinos de Orsk, que han recordado en los comentarios del canal oficial de la ciudad que su alcalde, hace menos de una semana, decía que no existía amenaza alguna. “¿Por qué mentís? ¿Por qué le echan toda la culpa al pueblo?”, respondía un ciudadano. “¿Dónde está escrita la advertencia de hace una semana? Todo es mentira”, recalcaba otra. A las críticas por falta de prevención se une que las autoridades han prometido una paupérrima compensación a los afectados: 20.000 rublos por persona (unos 200 euros) y entre 50.000 y 100.000 rublos en caso de perder la casa (hasta 1.000 euros).

Cientos de personas ha protestado en Orsk contra lo que consideran inacción oficial, tras las mayores inundaciones en décadas, según ha recogido la agencia Reuters. “¡Putin, ayuda!” o “¡Vergüenza!”, gritaban los congregados frente al Ayuntamiento de la localidad, según informa el portal Ural56. El gobernador de Oremburgo, Denís Pásler, declaró el estado de emergencia el 4 de abril, aunque el primer mensaje instando a evacuar la ciudad no fue enviado a los teléfonos de sus habitantes hasta hace apenas dos días, el 6 de abril, según revela el diario Meduza.

Con la mayor parte de los recursos del país enfocados en la invasión de Ucrania, los vecinos de Orsk se han encontrado desamparados. Los medios locales denuncian que escasean los víveres y el agua potable, y la responsable del departamento de Sanidad regional, Tatiana Savinova, ha reconocido que es necesario buscar un plan alternativo para tratar a los enfermos. “Los pacientes deben viajar a Novotroitsk (a unos 20 kilómetros de Orsk) y Oremburgo (a más de 250 kilómetros). En estos dos hospitales solo se brindará atención médica de urgencia”, ha manifestado este lunes. Algunos centros médicos locales han quedado anegados, incluidas una clínica oncológica y otra de tuberculosis.

Una nueva refinería de petróleo también ha tenido que detener su actividad en plena campaña ucrania contra la infraestructura energética rusa. La refinería de la compañía ForteInvest en Orsk, que produce seis millones de toneladas anuales de derivados del petróleo, ha suspendido temporalmente su actividad “para evitar riesgos ambientales y cumplir con las normas de seguridad, principalmente las relacionadas con la seguridad laboral”.

Además, las autoridades rusas han declarado este lunes el estado de emergencia en las regiones siberianas de Kurgán y Tiumén, con lo que se suman a la región de Oremburgo, donde fue declarado este régimen el 4 de abril. “Implementamos el régimen de emergencia a nivel regional”, ha informado este lunes en Telegram el gobernador de la región de Kurgán, Vadím Shumkov. El gobernador ha señalado que la situación “es impredecible” y pedido a la población a abandonar inmediatamente sus casas y no correr riesgos innecesarios. Horas antes, el gobernador de la región de Tiumén, Alexandr Moor, había hecho un anuncio similar por el miedo a crecidas.

Las tres regiones rusas en alerta tienen frontera con Kazajistán, país donde las inundaciones fueron calificadas el sábado como el peor desastre natural en el país de los últimos 80 años, según el presidente kazajo, Kasim-Yomart Tokáyev.

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