Marruecos acelera la reconstrucción tras el terremoto con un préstamo del FMI de 1.230 millones
El Gobierno de Rabat aprueba un programa de 11.000 millones de euros en cinco años para la recuperación de la zona afectada por el seísmo. El rey Mohamed VI se retira a un segundo plano
Dos semanas después del violento terremoto que causó el 8 de septiembre cerca de 3.000 muertos y devastó la región del Alto Atlas, con epicentro 80 kilómetros al sur de Marraquech, el primer ministro de Marruecos, Aziz Ajanuch, visitaba por primera vez la zona más golpeada por el temblor de tierra junto con otros miembros de su Gobierno. Tras la aparente parálisis inicial, el Ejecutivo de Rabat ha acelerado los planes para la sustitución o reparación de las cerca de 60.000 viviendas dañadas. Unos 2,8 millones de habitantes, dos terceras partes de la población de las provincias del Alto Atlas, se han visto afectados por la catástrofe. El Fondo Monetario Internacional (FMI), que se dispone a celebrar la semana próxima su principal reunión anual en Marraquech, ha dado un espaldarazo a los planes de Ajanuch al anunciar el pasado jueves la concesión de un préstamo de 1.300 millones de dólares (cerca de 1.230 millones de euros) para hacer frente a las tensiones financieras derivadas de la reconstrucción en Marruecos.
El Gabinete se había mantenido a la expectativa en un primer momento, a la espera de la visita que el rey Mohamed VI efectuó el 12 de septiembre a los heridos del seísmo ingresados en un hospital de Marraquech. Ahora parece haber ocupado un puesto central, tras las críticas iniciales, en la gestión de las crisis mediante la creación de la Agencia de Desarrollo del Alto Atlas, que centralizará las tareas de reconstrucción de casas, infraestructuras y centros educativos y sanitarios. Después de haber despejado los accesos a las más de 2.900 poblaciones y aldeas golpeadas por la sacudida telúrica más intensa de la que existen registros en el país magrebí, las autoridades han constatado que una tercera parte de las viviendas afectadas, construcciones simples de adobe y mampostería en su mayoría, resultan inhabitables.
En una reunión del gabinete de crisis presidido por el rey y celebrada el 20 de septiembre en Rabat, Marruecos sentó las bases para un programa de 120.000 millones de dirhams (unos 11.000 millones de euros) destinado a afrontar las consecuencias del terremoto. En el proyecto se incluye un plan de compensaciones para vivienda en cinco provincias que oscilarán entre los 80.000 dirhams (7.300 euros) y los 140.000 dirhams en función de que los daños hayan sido parciales o totales. Estas ayudas se complementarán con 2.500 dirhams (230 euros mensuales) por familia durante un año. El salario mínimo acaba de ser fijado en Marruecos en cerca de 3.000 dirhams mensuales. Frente a la estricta limitación que se fijó a la llegada de equipos de rescate extranjeros, que no afectó a los enviados por España, Mohamed VI ha dejado claro que su país está abierto a las aportaciones de “países hermanos o amigos” para la reconstrucción.
El primer ministro Ajanuch se comprometió a “utilizar todos los medios para una reconstrucción rápida” de los daños del terremoto en su visita a la provincia de Al Hauz, donde se ha registrado la mitad de las víctimas mortales y la mayoría de los daños materiales. Sin embargo, el impacto económico del cataclismo aún no ha sido evaluado, según ha advertido el veterano gobernador del Banco del Magreb (banco central), Abdelatif Juahri, que acaba de recomendar al Gobierno “un análisis profundo sobre la incidencia del seísmo”. Por ejemplo, más de un millar de escuelas de la región del Alto Atlas han resultado total o parcialmente dañadas. En ellas estudiaban unos 60.000 alumnos, de los que 10.000 han sido trasladados a internados en zonas seguras y el resto, los de menor edad, asisten a clase en aulas provisionales montadas en tiendas de campaña y barracones.
El FMI y el Banco Mundial tenían previsto celebrar sus sesiones anuales de 2020 en Marraquech, las primeras en el continente africano en 50 años, pero tuvieron que ser aplazadas a causa de la pandemia. Las consecuencias del terremoto amenazaron en un principio con desplazar el foro a otra localización, hasta que los responsables de los organismos financieros internacionales confirmaron la cita de ambos organismos en la ciudad imperial marroquí. La directora del FMI, Cristalina Georgieva, anunció el pasado jueves un préstamo a largo plazo para Marruecos, destinado a consolidar la resiliencia de la economía y atenuar el impacto del cambio climático. El objetivo del crédito de 1.230 millones de euros es permitir que el país se encuentre mejor preparado para afrontar eventuales catástrofes naturales.
El rey reclama la reforma del Código de Familia
Mientras el Gobierno aceleraba los programas para la reconstrucción tras el terremoto, el rey Mohamed VI se retiró a un segundo plano. El monarca de la dinastía alauí viajó hasta su residencia de verano en Midiq (Rincón, durante el Protectorado español), a unos 30 kilómetros al sur de la ciudad autónoma de Ceuta, donde permaneció entre el 21 y el 25 de septiembre. Tras las inesperadas vacaciones en la costa mediterránea, el soberano regresó a la capital para salir del mutismo y reclamar a Ajanuch que pusiera en marcha la reforma del Código de Familia o Mudawana. El mismo rey ya había solicitado al primer ministro una revisión de la legislación sobre el estatuto personal en un discurso público en julio de 2022. La enmienda, empero, ha permanecido en el limbo de las prioridades de un Gobierno que prefirió evitar un enfrentamiento con los sectores islamistas y conservadores de la sociedad.
Mohamed VI le ha dado ahora un plazo de seis meses para que presente las bases de una nueva Mudawana, previas a la redacción de un proyecto legislativo que ponga fin a la discriminación que aún sufren las mujeres. En materia de herencias, por ejemplo, perciben la mitad que sus hermanos varones. Al inicio de su reinado, ya impulsó en 2003 y 2004 un cambio en el Código de Familia que fue considerado avanzado dentro de los países musulmanes, pero dejó abiertas numerosas excepciones legales (poligamia, matrimonio de menores de edad…) que han acabado convirtiéndose en regla.
Tras dejarse ver en público en la reunión del Palacio Real del 20 de septiembre, el rey de Marruecos presidió una semana más tarde la celebración de la fiesta del nacimiento del profeta Mahoma en calidad de comendador de los creyentes o líder religioso califal. Como es tradición en estas ocasiones, Mohamed VI concedió el indulto, total o parcial, a 742 presos encarcelados o en libertad condicional. La ceremonia del Aid al Mawlid en la mezquita Hasán de la capital marroquí en memoria del profeta Mahoma marcó el inicio de un largo puente festivo con el que los marroquíes han despedido septiembre, uno de los meses más convulsos de la reciente historia del país magrebí.
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