Las sospechas de avances ucranios en la guerra generan nerviosismo en Rusia
Moscú reconoce haber replegado sus tropas en un flanco de la ciudad oriental de Bajmut
La noche había caído sobre Moscú este jueves cuando las redes sociales rusas comenzaron a disparar alertas como una ametralladora en primera línea de fuego. Los blogueros prorrusos afirmaban que el ejército ucranio acababa de lanzar su esperada contraofensiva y se abalanzaba en esos momentos sobre ellos en todas partes: cruzaba el río Dniéper para avanzar hacia Crimea al mismo tiempo que formaba una caldera en Bajmut y embolsaba a miles de soldados, atacaba la vecina localidad de Soledar e, incluso, se disponía a cruzar la frontera, supuestamente la gran línea roja del Kremlin, para conquistar la región rusa de Bélgorod. “Las declaraciones difundidas por canales de Telegram individuales sobre rupturas de la defensa que tuvieron lugar en varias partes de la línea de contacto no se corresponden con la realidad”, salió al paso el Ministerio de Defensa casi a medianoche.
A la mañana siguiente, el jefe del grupo de mercenarios Wagner, Yevgeny Prigozhin, desmintió la información oficial, y horas después el ejército ruso reconoció con un eufemismo haberse “reagrupado” en Bajmut, la ciudad devastada que se ha convertido en los últimos meses en el epicentro de la guerra.
Una de las primeras señales de pánico llegaron de la frontera norte de Ucrania. “En internet ha comenzado a difundirse que las tropas de las Fuerzas Armadas ucranias se dirigen desde la región de Járkov hacia Bélgorod. Nos apresuramos a señalar que esta información no se corresponde con la realidad. Los vehículos ucranios solo se mueven dentro de Járkov, no hay planeada ninguna ofensiva”, fue el mensaje poco tranquilizador del canal de noticias local Dzhest Bélgorod ante las especulaciones sobre la llegada de militares ucranios a sus puertas. Sin embargo, los rumores apuntaban precisamente a una acumulación de tropas en sus inmediaciones, no a ningún supuesto ataque en esos momentos.
Las informaciones sobre los combates suelen ser contradictorias y difícilmente comprobables hasta pasado un tiempo. El Ministerio de Defensa ruso ha asegurado haber frenado un asalto en un frente de 95 kilómetros de ancho hacia Soledar, una localidad muy cercana a Bajmut, en la región de Donetsk, donde habrían tomado parte un millar de soldados y 40 carros blindados ucranios. Sin embargo, Kiev ha ofrecido una versión totalmente distinta. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha manifestado que sus fuerzas fueron atacadas por los rusos en esa zona y no solo lograron pararlos, sino que en algunos casos “los hicieron retroceder”.
El mandatario ucranio recalcó este jueves que su ejército necesita “un poco más de tiempo” para preparar su contraofensiva, y esta espera se está haciendo muy larga en Moscú. La mayor prueba de la tensión que aflige a los oficiales rusos ha sido el enfrentamiento este viernes, otro más, entre el alto mando de sus Fuerzas Armadas y el dueño de la compañía de mercenarios Wagner. Prigozhin desmintió un parte victorioso del Ministerio de Defensa sobre la defensa de Bajmut e ironizó sobre la inexperiencia militar de su titular, Serguéi Shoigú. Esta nueva batalla verbal la ganó el empresario: horas después Moscú reconocía con un juego de palabras que había cedido al empuje ucranio.
“El enemigo ha lanzado una serie de contraataques exitosos en los flancos del Grupo Wagner, donde están desplegadas las unidades de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia”, denunció Prigozhin a la mañana siguiente de que el Ministerio de Defensa afirmase haber rechazado tres ataques ucranios en la ciudad. Horas después, el portavoz de Defensa, Ígor Konashenkov, matizó que las tropas que supuestamente cubren a las de Wagner en aquel frente se habían “reagrupado”.
“Las unidades del Grupo Sur ruso han ocupado otra línea en el frente de Maloilinovsk por las condiciones favorables que ofrece el embalse de Berjovskoye. Demostraron su valor al rechazar los ataques del enemigo”, afirmó el portavoz de Defensa. Prighozin rectificó sus palabras y prometió desquitarse con más detalles en el futuro: “Lamentablemente, esto se llama retirada, no reagrupación”.
El dueño de Wagner ha vuelto a insultar al ministro de Defensa, aunque de una forma más sutil que la empleada estos últimos días, cuando llegó a llamar “perras” a Shoigú y a su jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov, por supuestamente no proporcionarle munición. “Teniendo en cuenta la difícil situación operativa, así como sus muchos años de experiencia en operaciones de combate, le pido que venga al asentamiento de Bajmut y evalúe de forma independiente la situación actual”, ha propuesto Prigozhin a Shoigú con una crítica velada a su nula carrera militar. Exresponsable del Ministerio de Emergencias en el pasado, Vladímir Putin nombró a Shoigú ministro de Defensa en 2012 gracias a la lealtad ciega que le mostró desde la irrupción en los años noventa del ahora presidente en la escena política rusa.
“Entrar en pánico es la muerte”
Uno de los canales bélicos y ultranacionalistas con más tirón en Rusia por sus 1,3 millones de seguidores, WarGonzo, ha criticado a quienes mostraron su miedo ante lo que parecía el inicio de la ofensiva ucrania, y a quienes despreciaron los ataques por haber sido relativamente pequeños. “Entrar en pánico es la muerte”, advirtió uno de los fundadores de la página de Telegram, Semión Pegov, al mismo tiempo que instaba “a tomarse en serio” los combates librados el jueves.
“El enemigo logra progresos. En algún lugar más, en algún lugar menos, pero tendrá un impacto en el futuro desarrollo de los eventos. La ofensiva no ha comenzado hoy ni ayer, el enemigo está buscando nuestros puntos débiles y trata de golpearlos”, advirtió el bloguero a última hora del jueves.
Todo el frente suma alrededor de un millar de kilómetros y el alto mando ruso se encuentra con el dilema de qué zonas proteger con su desgastado ejército ante la inminente ofensiva ucrania, que a su vez siembra más dudas en Moscú al golpear en todos lados. Ígor Girkin, el oficial del Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB) que irrumpió con más militares rusos en Donbás en 2014 y lideró las primeras fases de aquella guerra, también se ha unido a las especulaciones.
“He predicho que la ofensiva principal será en Zaporiyia —única conexión terrestre rusa con Crimea— y las auxiliares en Jersón y (posiblemente) Donetsk. Y pueden infligir ataques de distracción en [las regiones rusas de] Bélgorod, Kursk y Briansk para capturar asentamientos y provocar que las Fuerzas Armadas rusas los asalten”, ha vaticinado el militar, uno de los más críticos con la dirección del Kremlin de la guerra. “Me haría feliz estar equivocado, pero tengo poco optimismo”, sentenció.
Mientras las tropas rusas se atrincheran, en la retaguardia buscan refuerzos como sea para evitar una nueva movilización forzosa. El gobernador de la región de Primorie, Oleg Kozhemyako, ha presentado una nueva “ley de apoyo a los participantes de la operación especial”. Las autoridades darán prioridad para recibir una vivienda a los huérfanos que se apunten como voluntarios. La legislación rusa establece que el Gobierno debe dar un techo a estas personas al cumplir los 18 años, pero actualmente hay unos 288.000 huérfanos en lista de espera.
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