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Los franceses se echan a la calle contra la reforma de las pensiones de Macron

Los sindicatos convocan más de 200 manifestaciones este jueves por todo el país. El seguimiento de las huelgas afecta ya al sector del transporte, la educación y las refinerías

Unos manifestantes sostenían banderas de la CGT durante las protestas contra el plan de reforma de las pensiones en Niza, este jueves.
Unos manifestantes sostenían banderas de la CGT durante las protestas contra el plan de reforma de las pensiones en Niza, este jueves.ERIC GAILLARD (REUTERS)
Sara González

Los franceses lanzan el primer gran desafío en las calles a Emmanuel Macron desde que asumió su segundo mandato. Más de un millón de personas (1,2 según datos del Ministerio del Interior y hasta dos millones con las cifras de los sindicatos) se han manifestado este jueves en Francia en contra de la reforma de las pensiones, presentada la pasada semana por la primera ministra, Élisabeth Borne. El proyecto, que propone elevar la edad de jubilación a los 64 años y acelerar la exigencia de cotizar durante 43 años para cobrar una pensión completa, genera un fuerte rechazo en la población. Como muestra, los datos oficiales de asistencia superan los que se ofrecieron en las protestas de 2019, también contra una reforma de las pensiones. Los sindicatos, que se han unido para la movilización, denuncian que la reforma es injusta y han llamado a secundar los paros en todo el territorio, con escuelas cerradas y transportes paralizados. El Gobierno francés ha desplegado más de 10.000 policías y ha pedido que la movilización no se convierta en un “bloqueo del país”. La jornada representa un desafío para el presidente francés, Emmanuel Macron, que la ha vivido desde Barcelona, donde ha firmado un acuerdo bilateral con el presidente español, Pedro Sánchez. En la capital catalana, Macron ha asegurado que su Gobierno proseguirá con la reforma “con respeto, espíritu de diálogo, pero determinación”.

El sector de los transportes es uno de los más afectados por la huelga. Desde la mañana, las líneas de tren funcionan de manera intermitente. La SNCF, la compañía nacional de ferrocarriles, ha anunciado que solo un tren de alta velocidad de cada tres o cada cinco circula. En el caso de los trenes regionales, apenas ha salido un convoy de cada 10. El ministro de Transportes, Clément Beaune, había advertido de un día “de infierno” y había instado a los ciudadanos a teletrabajar.

En París, la capital, la circulación de metros y trenes también se han visto fuertemente afectada. Una línea de metro está completamente cerrada y las otras solo funcionan de manera parcial, según ha informado la empresa RATP. Los aeropuertos también se ven afectados. En el parisiense Orly, uno de los principales de Francia, se preveía la anulación de un vuelo de cada cinco por los paros de los controladores aéreos.

Las huelgas también afectan al sector de la energía, especialmente a las refinerías, que ya habían iniciado un movimiento de protesta en octubre pasado en favor de mejoras salariales y que obligó al Gobierno a intervenir. El gestor de la red eléctrica francesa RTE ha informado de una fuerte reducción de la producción de electricidad, según recoge la agencia France Presse. El sindicato CGT ha señalado que en la mayoría de las refinerías de TotalEnergies se ha registrado entre un 70% y un 100% de personal en huelga. Se esperan más paros en los próximos días.

Otros sectores se han sumado al movimiento de protesta y aprovechan para pedir aumentos salariales ante un contexto de inflación. El Ministerio de Educación ha informado de que más de un 42% de los profesores están en huelga en la enseñanza primaria y casi un 35% en la secundaria. El sindicato SNES-FSU ha asegurado que un 65% de los profesores estaba en huelga.

Los ocho sindicatos, unidos por primera vez en 12 años, han aplaudido la movilización. La manifestación “supera lo que esperábamos”, ha declarado Laurent berger, el líder de la CFDT.

Manifestaciones en todo el país

Aparte de las huelgas, también se han organizado más de 200 manifestaciones en todo el país. Unas 26.000 personas se han manifestado en Marsella, donde estaba presente Jean-Luc Mélenchon, el líder del primer partido de izquierda, La Francia Insumisa. En Lyon, fueron más de 23.000 y en Toulouse, 36.000, según los primeros datos oficiales. En París, miles de personas han acudido a la Plaza de la República, punto de inicio de una multitudinaria protesta. “Macron, toma tu jubilación, no la nuestra”, rezaba un cartel. En otro se podía leer: “El trabajo es malo para la salud después de [los] 60 años”. En total, unas 400.000 personas han salido a la calle en la capital del país (los datos del Gobierno rebajan la cifra a 80.000).

Entre los manifestantes de la capital estaban Philippe y Pilar Moreau, dos jubilados de 64 y 67 años respectivamente. “Trabajar después de los 60 años ya se vuelve difícil, sobre todo en ciertos sectores”, ha resaltado la mujer, que trabajó como enfermera en un hospital. “Personalmente, después de los 61 años, ya no podía más”, ha subrayado. Ambos han mencionado también la dificultad para los mayores de 55 años de encontrar trabajo y han apuntado a que las condiciones se empeoran cada vez más.

Léo, un investigador de 24 años que prefiere no dar su apellido, ha afirmado que acudió a la protesta por solidaridad. “Hay mucho gente que ha empezado a trabajar temprano, en trabajos difíciles, y ahora tendrán que trabajar más”, ha resaltado. “Hay otras soluciones que la de aumentar la edad de jubilación”, ha sentenciado. Junto a él, Thomas, de la misma edad, ha resaltado que la de hoy ha sido su primera huelga.

Una prueba para Macron

Un sondeo de Ipsos publicado el miércoles indica que un 61% de los franceses rechaza la reforma emprendida por Macron, aunque un 81% considera que es necesario reformar el sistema. El Ejecutivo defiende que su proyecto busca equilibrar la caja de las pensiones ante un déficit creciente debido al envejecimiento de la población.

El jefe de Estado insiste en que ha sido reelegido por los franceses para llevar esta reforma a cabo. Macron, que brinda un segundo mandato, perdió la mayoría absoluta parlamentaria en las legislativas de junio, lo que le obliga a negociar cada ley que quiere sacar adelante. El Ejecutivo busca el apoyo de la derecha de Los Republicanos, que con sus 62 escaños en la Asamblea Nacional tiene la llave para llegar al umbral de la mayoría absoluta necesaria para aprobarla.

La reforma puede marcar el legado de Macron, cuyo Gobierno apuesta por la fatiga de los franceses ante las movilizaciones. No es la primera vez que el líder francés trata de reformar las pensiones. Lo intentó entre finales de 2019 y 2020, pero en ese entonces, huelgas y manifestaciones multitudinarias paralizaron los transportes y la reforma quedó archivada al inicio de la pandemia.

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