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El antiabortista pro-Putin Lorenzo Fontana, presidente de la Cámara de Diputados de Italia

La bancada de la izquierda despliega en el hemiciclo una pancarta con la frase: “No a un presidente homófobo”. El dos veces ministro ha sido elegido a propuesta del líder de la Liga, Matteo Salvini

Lorenzo Fontana, en el centro, tras ser elegido presidente de la Cámara de Diputados italiana, este viernes en Roma.Foto: ALBERTO PIZZOLI (AFP) | Vídeo: EPV
Daniel Verdú

El Parlamento italiano se ha reunido por segundo día consecutivo para designar al nuevo presidente de la Cámara de Diputados. El trámite constituye el último paso antes de comenzar la ronda de consultas con el presidente de la República, Sergio Mattarella, para el nombramiento del futuro Gobierno. Sin embargo, la persona elegida volvió a marcar de forma neta el perfil ultraconservador que está tomando la era Meloni. Después de nombrar como presidente del Senado a Ignazio Benito La Russa, coleccionista de figuritas de Mussolini e hijo político y biológico del fascismo, la coalición liderada por la ultraderecha ha colocado en la Cámara de Diputados al diputado de la Liga Lorenzo Fontana. Un hombre de la confianza de Matteo Salvini, líder de la Liga, conocido por sus posiciones antiabortistas, contra las uniones civiles de homosexuales y por sus comentarios elogiosos a Vladímir Putin.

La jornada del jueves en el Senado escenificó la guerra que mantienen los socios de la coalición a cuenta de los ministerios. Silvio Berlusconi quiso echar un pulso a la líder de Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, cuando vio que esta no aceptaba colocar a Licia Ronzulli, su mano derecha, al frente de una cartera importante del Consejo de Ministros. El dirigente de Forza Italia rechazó votar al candidato de Meloni en el Senado para presionarla. Pero descubrió que la líder de la coalición se había movido entre bambalinas para conseguir el apoyo que necesitaba en la oposición y terminar humillando públicamente a Il Cavaliere. La puesta en escena de la Cámara de Diputados, después de una sesión inaugural maquiavélica, fue más sosegada.

La coalición alcanzó un acuerdo para nombrar a Fontana. Estaba claro que dicha presidencia correspondía a la Liga, segundo partido más votado del grupo en las elecciones del pasado 25 de septiembre. Pero el nombre fue elegido por Salvini. Meloni hubiera preferido un perfil más moderado, señalan fuentes de su partido, pero la Liga quiso contentar al sector véneto de su partido con Fontana. El diputado y vicesecretario de la formación, sin embargo, tiene un pasado reciente lleno de declaraciones y posiciones políticas extremas. En las bancadas de la izquierda, de hecho, se desplegó una pancarta que decía: “No a un presidente homófobo y pro-Putin”.

Fontana es de Verona y tiene 42 años. Es también exvicepresidente de la Liga y exministro de Familia (2018-2019) y de Asuntos Europeos (2019). El problema es que se ha significado en repetidas ocasiones contra las uniones civiles de los homosexuales en Italia y contra el aborto. Pero también ha flirteado abiertamente con organizaciones como los neonazis griegos de Amanecer Dorado o el partido ultra Alternativa por Alemania.

El nuevo presidente de la cámara de Diputados hace gala de su catolicismo, concebido en un manera dogmática y moralista. “La familia natural está siendo atacada. Quieren dominarnos y borrar a nuestro pueblo”, es una de sus frases y de hecho, nada más conocerse que él era el candidato más firme para ocupar el tercer cargo del Estado, el diputado progresista Alessandro Zan, impulsor del proyecto de ley contra la homofobia que lleva meses parado en el Parlamento, lo lamentó.

En política exterior se ha mostrado muy crítico en el presidente de EE UU, Joe Biden, frente a “los patriotas republicanos”, además de defender con entusiasmo a la Rusia de Vladímir Putin, que ha definido como “la referencia para los que creen en un modelo identitario de sociedad” gracias al “gran despertar religioso cristiano registrado en el país” de la mano de su presidente, que es “una luz para nosotros”. Euroescéptico reconocido, es un defensor de la causa rusa. En 2014 viajó a Crimea como observador internacional invitado por el Kremlin. “El pueblo de Crimea siente que ha vuelto a la casa madre, la UE debería dar un paso atrás sobre las sanciones a Rusia”, dijo.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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