Polémica en Alemania por los vínculos del jefe de la agencia de ciberseguridad con los servicios secretos rusos
La ministra del Interior, Nancy Faeser, quiere destituir a Arne Schönbohm por sus contactos con una controvertida asociación infiltrada por empresas rusas
La ministra del Interior de Alemania, Nancy Faeser, quiere destituir al jefe de la ciberseguridad del país por haber mantenido contactos con personas relacionadas con los servicios de seguridad rusos, según publican varios medios de comunicación alemanes citando fuentes gubernamentales. Faeser sospecha, de acuerdo con estas noticias, que Arne Schönbohm, presidente de la Autoridad Federal de Seguridad Cibernética de Alemania (BSI, en sus siglas en alemán), tiene vínculos con agentes rusos a través de una controvertida asociación, que él mismo fundó y administró, llamada Consejo de Ciberseguridad de Alemania.
Este jueves estaba previsto que la BSI presentara su informe anual de gestión, pero el acto se ha pospuesto. La conexión rusa de Schönbohm lleva varios días comentándose en redes sociales después de que el conocido presentador Jan Böhmermann hablara de ella el viernes en su programa de humor y sátira política Magazin Royale en la televisión pública ZDF. Un portavoz del Ministerio del Interior ha dicho al diario Süddeutsche Zeitung que están investigando el asunto: “Se están examinando todas las opciones y cómo se debe abordar la situación”. Las leyes alemanas no permiten despedir sin más al jefe de la ciberseguridad.
Pese a que su nombre parece indicar que se trata de un organismo oficial, el Consejo de Ciberseguridad de Alemania no es más que una asociación. Es objeto de controversia hace años porque una de las asociadas es la empresa de ciberseguridad Protelion (que hasta marzo pasado operó bajo el nombre de Infotecs). Protelion, según información de la red Policy Network Analytics, es una filial de la empresa rusa de ciberseguridad OAO Infotecs, fundada por un exempleado de la KGB, los antiguos servicios secretos soviéticos. Según los medios de comunicación alemanes, el Ministerio del Interior llevaba tiempo sospechando de Schönbohm y sus relaciones con la asociación y se le había sugerido que se distanciara de ella. No solo no lo hizo, sino que acudió a un acto y la felicitó públicamente en su décimo aniversario.
Pero lo que ha precipitado los acontecimientos es el programa de la ZDF, que ha hecho popular en Twitter el hashtag #cyberclown (ciberpayaso) y ha trasladado a la opinión pública lo que hasta ahora eran poco más que rumores en los círculos de poder berlineses. El programa reveló que la empresa supuestamente vende software de seguridad “fabricado en Alemania” y que su fundador perteneció al KGB y llegó a recibir una medalla de honor de manos de Vladímir Putin, el presidente ruso, por su trabajo.
Varios diputados de distintos partidos han cuestionado en sus redes sociales la idoneidad de Schönbohm señalando que el caso es mucho más grave de lo que pueda parecer por el tono humorístico del programa. “Son hechos escandalosos que deben ser investigados y esclarecidos de manera inmediata y exhaustiva”, ha dicho en Twitter el verde Konstantin von Notz. Este diputado ya criticó el nombramiento de Schönbohm a finales de 2015. Aseguró que no era la persona más indicada para presidir la BSI porque no era un verdadero experto en ciberseguridad independiente, sino un lobbista y empresario.
Después del sabotaje de los gasoductos rusos Nord Stream, que transportaban gas desde Rusia hasta Alemania a través del mar Báltico, todos los países afectados han reforzado la seguridad de sus infraestructuras críticas. Alemania, preocupada además por otro sabotaje ocurrido este fin de semana contra sus redes ferroviarias, está ahora revisando no solo la seguridad física, sino la cibernética para estar preparada para ataques de lo que se conoce como “guerra híbrida”. La inquietud es mayor ante la sospecha de que organismos que deben garantizar la seguridad de las redes estén infiltradas por servicios secretos extranjeros.
En marzo pasado, un mes después del inicio de la invasión rusa de Ucrania, la BSI instó a compañías y usuarios a evitar el uso de los populares programas antivirus y de seguridad informática de la compañía Kaspersky, creada en Rusia en 1997. Según la agencia alemana, esta firma, que asegura contar con más de 400 millones de usuarios y 240.000 clientes corporativos en el mundo, supone “un riesgo considerable de un ataque informático exitoso”.
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