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Localizado el cadáver de la joven que desapareció en una academia de policía de Quito

El presidente Lasso confirma a los 11 días el femicidio de la abogada de 34 años que deja tocada a la Policía de Ecuador

protesta por desaparición María Belén Bernal
Protesta ante la Fiscalía por la desaparición de María Belén Bernal en la Escuela Superior de Policía, en Quito.José Jácome (EFE)

Lo último que hizo María Belén Bernal fue entrar a la Escuela Superior de Policía de Quito. Lo siguiente que se ha sabido de ella es que sus restos han sido encontrados en un cerro de las afueras de la capital de Ecuador, a las espaldas del centro policial. El presidente, Guillermo Lasso, ha confirmado 11 días después de su desaparición el feminicidio de la abogada de 34 años que estaba casada con un teniente, instructor en ese recinto de la Policía.

A media mañana de este miércoles, la Fiscalía publicaba en Twitter unas imágenes en una zona boscosa informando del hallazgo de restos óseos en el marco de la búsqueda de la mujer, que deja un hijo de 13 años. “Una vez extraídos los restos humanos encontrados, un antropólogo forense y un médico legista, ambos civiles, fijarán, tomarán muestras y procederán con la autopsia, como parte de las diligencias”, añadía el Ministerio Público. Dos horas después, confirmaban el asesinato el presidente Lasso, el ministro de Interior, Patricio Carrillo, y la Policía Nacional.

El cuerpo fue identificado por un tatuaje que reconoció un familiar, según explicó Carrillo en una rueda de prensa posterior. El estado de descomposición correspondía a los días de desaparición pero la causa de la muerte está aún en análisis. Se están haciendo exámenes, además, para ver si presenta facturas. “¿Por qué no fuimos allí directamente? Porque no somos adivinos”, respondió el ministro cuando una periodista preguntó por qué habían hallado los restos humanos en una zona cercana a la escuela policial que ya había sido peinada. Carrillo precisó que había revisado inicialmente las zonas de quebradas.

Ante los cuestionamientos sobre la responsabilidad de otros agentes, enfatizó en que la acción u omisión de algunos miembros del cuerpo policial no representa a la institución entera. Se comprometió a “tomar medidas para que esto no se vuelva a repetir” y a que si hay miembros que hayan participado, sean sometidos a la administración de Justicia.

El presunto responsable, el agente Germán Cáceres, está huido desde el domingo 11 de septiembre, el día en que María Belén Bernal fue a visitarlo en la noche a la escuela policial. “Encontraremos a Cáceres donde esté y lo entregaremos a la justicia”, publicó también en Twitter el ministro de Interior. Su mensaje iniciaba diciendo que “la Policía de Ecuador hizo su trabajo y encontró a María Belén”. Carrillo ha pedido perdón y disculpa a la madre de la mujer asesinada, Elizabeth Otavalo, y a su nieto.

La desaparición en dependencias policiales implosionó la semana pasada en el interior de la estructura del cuerpo, señalado tanto por la Fiscalía como por los familiares de la víctima por falta de control. “Los agentes del orden tienen como función encontrar personas; no desaparecerlas”, lanzó entonces la fiscal general, Diana Salazar, ante el revuelo del caso. Según reconoció el Gobierno, había quedado registrada la entrada de María Belén Bernal el domingo por la noche a la escuela policial, pero a la salida, su esposo se marchó en el vehículo de ella sin ser revisado. Nunca quedó constancia de que la mujer hubiese abandonado el recinto policial.

En las diligencias posteriores, aspirantes a policía reconocieron en sus testimonios que se habían escuchado gritos en la noche del domingo y al teniente Cáceres salir “arrastrando algo”. Pese a que el agente rindió versión ante la Fiscalía al reportar la desaparición de la mujer, las medidas de vigilancia que solicitó el Ministerio Fiscal no frenaron su huida. “Este es un crimen atroz que nos duele y nos avergüenza a todos”, ha reaccionado la Policía en un comunicado oficial tras confirmarse el asesinato. “Es inaceptable que un policía haya privado la vida de otra persona, cuando el deber de todo policía es servir y proteger a la ciudadanía.”

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