El ministro de Exteriores de Irlanda: “Hay una amplia mayoría que querría la reunificación en el futuro, pero no debemos precipitarnos”
El conservador Simon Coveney advierte de que las acciones unilaterales de Londres contra el Protocolo de Irlanda del Norte tendrán una respuesta de Bruselas
El ministro de Asuntos Exteriores y de Defensa de la República de Irlanda, el conservador Simon Coveney (Cork, 49 años), lleva casi un cuarto de siglo en política, desde que ocupó el escaño que tenía su padre tras las elecciones de 1998. Ocupó la vicepresidencia de Irlanda de 2017 a 2020 y ayudó a forjar el acuerdo New Decade, New Approach que puso fin entonces a tres años de colapso en el Gobierno autónomo de Irlanda del Norte. Ahora, la victoria del Sinn Féin en esa región británica ha llevado de nuevo a una situación de bloqueo, al negarse los unionistas del DUP a la formación del Gobierno autónomo de Belfast (los acuerdos de paz de 1998 exigen la participación de los dos partidos más votados). Estos insisten en que se derogue el Protocolo del Brexit acordado con Bruselas para evitar una frontera dura en la isla que ponga en riesgo la paz. Coveney defiende la necesidad de encontrar una solución entre Londres y Bruselas a través de la flexibilización de los controles de la frontera aduanera fijada en el mar de Irlanda. De paso por Madrid, y antes de reunirse el pasado viernes con su homólogo español, José Manuel Albares, afirma también que una mayoría en su país querría una reunificación en el futuro, pero sin prisas: “El tema para esta generación es cómo abrir ese debate sin asustar y sin crear las divisiones que empujan al extremismo”.
Pregunta. ¿Cuál es su lectura de los resultados electorales en Irlanda del Norte?
Respuesta. Por primera vez en sus 100 años de historia ha ganado un partido nacionalista, el Sinn Féin.
P. Su partido rival en la República de Irlanda.
R. Más bien el principal partido de la oposición. Pero en Irlanda del Norte las divisiones políticas en gran medida vienen determinadas por si un partido es unionista o nacionalista, por eso ha supuesto un gran giro el crecimiento de Alliance, un grupo que escapa a esas categorías. Este partido [progresista y alejado de la división sectaria] ha pasado de 8 a 17 escaños y esto muestra que mucha gente joven no quiere quedar circunscrita a la historia, sus prioridades son otras. Los dos partidos mayoritarios siguen siendo el Sinn Féin con 27 escaños y el DUP con 25, una división no tan distinta de la que había. En Irlanda del Norte no hay una mayoría para ningún asunto, tienes amplias minorías: nacionalismo, unionismo, y ahora gente que no quiere definirse en esos términos.
P. El líder del DUP, Jeffrey Donaldson, ha anunciado que no accederá a la formación de un Gobierno. No es la primera vez que esta región [británica] queda bloqueada políticamente. En 2020, el plan New Decade, New Approach logró solventar tres años de colapso. ¿Se repetirá esa situación?
R. Todos los partidos quieren formar gobierno, salvo el DUP, que dice que no accederá hasta que se resuelva el tema del protocolo, aunque esto depende del Ejecutivo británico y la Comisión Europea, no de Irlanda del Norte. Con New Decade, New Approach se trataba de solventar temas sobre la lengua y la cultura y la interacción entre los partidos y otros asuntos políticos. La prioridad para la mayoría de los norirlandeses que han votado ahora no ha sido el protocolo, incluso entre los unionistas no era el principal asunto. Es un tema importante, y no debemos minusvalorarlo, pero no es el único ni mucho menos. Las elecciones muestran que hay una sólida mayoría de escaños de partidos que están a favor de hacer funcionar el protocolo. Son 53 parlamentarios de 90, casi un 60%.
P. ¿Habrá que convocar elecciones de nuevo?
R. Si no se alcanza un acuerdo en seis meses, eso es lo que dispone la ley. La dificultad para formar gobierno no es una sorpresa. Irlanda del Norte ha atravesado un periodo muy divisivo desde el Brexit. La mayoría de los norirlandeses votaron en contra de la salida de la UE, y están a favor del protocolo porque es el mecanismo que trata de proteger el acuerdo de paz de 1998, de evitar que vuelva a levantarse una frontera física, y de preservar la permanencia de la República de Irlanda en el mercado común europeo. El problema es que hay gente en Irlanda del Norte y, desde luego, también en el Gobierno británico, a quienes no les gusta, por los controles a las mercancías que viajan desde Reino Unido a Irlanda del Norte.
P. A la luz de esta polémica, ¿esa solución ha fallado?
R. El Brexit es polémico, ese es el problema. Cuando un país se va de la UE, sale del mercado común. Hay una mayoría en Irlanda del Norte que apoya el principio del protocolo, pero les gustaría que se implementase de una manera más flexible y pragmática. En eso es en lo que hay que trabajar.
P. ¿No está eso lejos cuando el Gobierno de Boris Johnson y la Fiscalía General del Reino Unido amenazan con medidas unilaterales?
R. Queremos que el protocolo funcione de una forma sensata y que tome en cuenta las preocupaciones genuinas que suscita. En lugar de eso, el Gobierno británico dice que o la UE les da lo que quieren, o van a legislar internamente para aparcar el protocolo y hacer lo que les parezca. Eso causará muchos más problemas de los que solventará.
P. Londres argumenta que hay malestar en Irlanda del Norte.
R. Hay cierta tensión. Necesitamos atajarla, pero la manera de hacerlo no es actuar unilateralmente, porque eso crea más tensión. La Comisión Europea quiere alcanzar un acuerdo y ha presentado propuestas.
P. ¿Qué partes del protocolo no funcionan?
R. Dejamos a Londres fuera un momento; lo que los unionistas con los que yo he hablado quieren es que se diferencie entre la mercancía que se queda en territorio norirlandés y Ia que viajará al resto de la UE. Es posible reducir drásticamente los controles en los productos que viajan desde el Reino Unido a Irlanda del Norte y que se consumen allí con un etiquetado mejor, compartiendo información sobre la producción, registrando los productos online. Las etiquetas ayudarían a diferenciar entre los productos que se quedarán y los que viajarán, porque si no las compañías de Francia, España o Alemania pondrían en cuestión si hay una puerta trasera al mercado común que no está siendo vigilada.
P. ¿El enfrentamiento con la UE forma parte de la estrategia política interna de Boris Johnson?
R. Hemos visto esto una y otra vez. En determinados momentos, por el motivo que sea, el Gobierno británico decide azuzar la tensión y su narrativa en torno a asuntos relacionados con el Brexit, y presentan a la UE como inflexible, irracional y no dispuesta a negociar, y eso no se sostiene. Tenemos que encontrar la manera política de solventar esto juntos, porque si no la UE se verá forzada a responder a la violación de la ley. No puede ser que el daño colateral del Brexit sea la posición que ocupa Irlanda en el mercado común europeo. Por eso, este asunto va más allá de Irlanda del Norte.
P. ¿La victoria Sinn Féin acerca el referéndum de reunificación?
R. El equilibrio entre unionismo y nacionalismo no ha cambiado sustancialmente en las urnas. El partido más votado quiere ese referéndum, pero los nacionalistas han perdido cuatro escaños y los unionistas tres. No ha cambiado la aritmética, no todavía, al menos.
P. El cambio generacional que ha impulsado a Alliance en Irlanda del Norte, ¿también afecta a los vecinos del sur que quizá ya no buscan la reunificación o no estarían dispuestos a pagar la factura que acarrearía?
R. Hay una amplia mayoría de gente en la República de Irlanda que en el futuro querría la reunificación. La cuestión es cómo hacerlo de una manera que mire al futuro y no al pasado. Tendría que ser un proceso generoso y diverso que respetara las tradiciones británica e irlandesa. El tema para esta generación es cómo abrir ese debate sin asustar y sin crear las divisiones y el miedo que empujan al extremismo. Ese es un viaje que debemos emprender, pero no debemos precipitarnos.
P. Irlanda está fuera de la OTAN. ¿El acercamiento a la Alianza de Suecia y Finlandia cambia las cosas?
R. No es probable que ingresemos, pero sí fortaleceremos la cooperación en defensa con otros Estados europeos. Como el resto de países de la UE, estamos replanteándonos la seguridad y la defensa por la guerra de Ucrania.
P. ¿La neutralidad ya no es posible?
R. Desde una perspectiva irlandesa, la neutralidad es estar fuera de los pactos de defensa. Pero no es un país neutral políticamente. Hemos sido muy críticos con Rusia y estamos apoyando militarmente a Kiev para que se defienda, aunque no mandamos armas letales. Digamos que Irlanda tiene una neutralidad muy proactiva.
P. El Reino Unido ha dicho que los refugiados de Ucrania que crucen desde Irlanda serán trasladados a Ruanda.
R. Estamos siendo testigos del peor desastre humanitario en Europa desde la II Guerra Mundial. A nuestro país han llegado 30.000 refugiados. Irlanda y el Reino Unido tienen un acuerdo que permite el libre movimiento de personas, y hemos tenido una política migratoria en sintonía. Ahora decidimos no exigir visado a los ucranios y el Reino Unido tiene un sistema distinto para acogerlos. Eso ha creado algunos problemas porque no hay una frontera física con Irlanda del Norte y no hay manera de impedir que los ucranios crucen.
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