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Alemania perseguirá el uso de la letra Z como símbolo de apoyo a la invasión rusa de Ucrania

Las autoridades ya han detectado su uso en algunas manifestaciones. El Código Penal alemán prohíbe promocionar actos ilegales que alteren el orden público

Pancarta en una manifestación el pasado día 13 en Cottbus, Alemania, que compara la zeta de apoyo a la invasión de Ucrania con la esvástica nazi.Foto: PICTURE ALLIANCE (DPA/PICTURE ALLIANCE VIA GETTY I) | Vídeo: ANTONIO NIETO / LUIS MANUEL RIVAS
Elena G. Sevillano

La letra zeta, convertida en símbolo por los defensores de la guerra de agresión que ha lanzado Vladímir Putin contra Ucrania, está en el punto de mira de las autoridades alemanas. Exhibirla como expresión de apoyo a la invasión puede llegar ahora tener consecuencias penales. “Todo el mundo puede expresar su opinión en Alemania”, aseguró el ministro del Interior bávaro, Georg Eisenreich, que lanzó esta advertencia: “Pero la libertad de expresión termina donde empieza el Código Penal”.

Dos Estados alemanes han alertado ya de la exhibición, en manifestaciones y otros actos públicos, de la zeta blanca que empezó a aparecer pintada en los vehículos militares rusos al inicio de la invasión de Ucrania. Hay distintas teorías sobre su significado —para algunos expertos podría ser una abreviatura de la frase “por la victoria”; otros opinan que podría equivaler a “Oeste’”—, pero de lo que no hay duda es de que se ha convertido en una muestra de apoyo a la invasión de Ucrania.

Van apareciendo ejemplos en la prensa regional: en Wurzburgo (Baviera) alguien pintó cinco Z en una iglesia. En Hildesheim varios coches de refugiados ucranios aparecieron marcados con el símbolo y en Rinteln, también en Baja Sajonia, una familia de origen ruso desplegó una bandera rusa en su furgoneta acompañada de varias Z de color blanco pegadas en las ventanas. La Policía les ha denunciado, pero según los medios también fue porque increparon a los agentes que les dieron el alto.

Tanto Baviera como Baja Sajonia han anunciado que sus fiscalías van a estar muy pendientes de este tipo de manifestaciones y que van a perseguirlas penalmente. La ministra del Interior de Berlín anunció también que actuarán ante la exhibición pública de este símbolo y varios grupos parlamentarios en otras regiones quieren que se prohíba explícitamente. “La Z como símbolo del fascismo de Putin debería prohibirse en toda Alemania”, escribió en su cuenta de Twitter el liberal Joachim Stamp, ministro de Familia, Refugiados e Integración en Renania del Norte-Westfalia.

La policía de ambos Estados tiene orden de verificar si el uso de la Z está relacionado con la guerra de Ucrania y, de ser así, denunciar a los autores. Quienes “expresen públicamente su aprobación a la guerra de agresión del presidente ruso Putin contra Ucrania utilizando este símbolo se enfrentarán a consecuencias penales”, advirtió el ministro del Interior de Baja Sajonia, el socialdemócrata Boris Pistorius. La persecución de estos delitos se ampara en la aplicación de un artículo del Código Penal alemán, el 140, que prohíbe apoyar actos ilegales que perturben el orden público. Se castiga con multas y hasta tres años de cárcel.

¿Cómo prohibir una letra?

La aplicación de esta prohibición plantea muchas dudas porque, a diferencia de otros símbolos claramente reconocibles, la Z de apoyo a la guerra es simplemente una letra del alfabeto latino. El Gobierno federal admite que no será sencillo demostrar cuándo se usa como exaltación del sangriento ataque contra Ucrania, por lo que deja esa interpretación en manos de los tribunales a los que lleguen estas denuncias. “La letra zeta como tal, por supuesto, no está prohibida”, aseguró el lunes un portavoz gubernamental. “Sin embargo, en casos individuales, su uso puede representar la aprobación de la guerra rusa y, por tanto, estar prohibido de acuerdo con el Código Penal”.

Las autoridades tienen conocimiento de que este símbolo ya se está utilizando en Alemania, añadió el portavoz. Por ahora, su uso se ha limitado a pintadas callejeras, aunque también se ha visto en carteles en actos públicos. Hay constancia asimismo de actos vandálicos, como lonas de camiones rajadas siguiendo la silueta de la letra zeta, que la policía va a considerar como daños a la propiedad. “La guerra de agresión rusa contra Ucrania es delictiva”, subrayó el portavoz del ministerio del Interior alemán. “Por eso, quien la apoye públicamente podrá ser procesado. Acogemos con satisfacción los anuncios realizados por varios Estados federales de que examinarán estos casos”, añadió.

A medida que avanza la invasión, el símbolo Z se ha ido extendiendo a las redes sociales, a carteles publicitarios, a fachadas de edificios e incluso a pegatinas por toda Rusia. También se comercializan camisetas y sudaderas con la letra, que no existe en el alfabeto cirílico. Hace unos días, el gimnasta ruso Ivan Kuliak se subió al podio en la Copa del Mundo de gimnasia de Catar con la Z bordada en la camiseta. La Federación Internacional de Gimnasia aseguró en un comunicado que le abrirá un procedimiento disciplinario.

La popularidad de este símbolo ha crecido tanto que la aseguradora suiza Zurich ha decidido retirar la Z de su logo (la letra en color blanco sobre un fondo azul) en redes sociales porque no quiere que se entienda erróneamente como un apoyo a Rusia en el conflicto. En los avatares de la compañía en Twitter y Facebook aparece ahora el nombre completo sobre fondo azul. “Dejamos de usar temporalmente la zeta en nuestras redes sociales, donde aparece por separado y podría ser malinterpretada”, declaró la compañía a Reuters.

En Alemania, representantes de todas las formaciones políticas se han manifestado a favor prohibir la Z en los espacios públicos por considerarla comparable a otros símbolos anticonstitucionales. El Código Penal alemán prohíbe varios de ellos explícitamente en otro de sus artículos, el 86: la esvástica, el saludo hitleriano y el himno del partido nazi. La esvástica no se puede usar en banderas, insignias, uniformes, ni el himno en saludos o canciones bajo amenaza de multas y penas privativas de libertad de hasta tres años.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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