El Consejo de Seguridad traslada a la Asamblea General la resolución de condena que vetó Rusia
Las decisiones adoptadas por el plenario de 193 miembros tienen menor rango y no son vinculantes
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se ha reunido este domingo, por cuarta vez en una semana, para votar una convocatoria extraordinaria de la Asamblea General que se celebrará este lunes. Los 193 países miembros discutirán la resolución de condena de la invasión de Ucrania que vetó el viernes el embajador de Rusia en la reunión del Consejo. El resultado de la votación del pleno, que previsiblemente resultará favorable a condenar al Kremlin y exigir la inmediata retirada de tropas, no tiene sin embargo carácter vinculante. La Asamblea General de la ONU sólo se ha reunido en sesión extraordinaria diez veces en los 70 años de historia del organismo; la de este lunes será la primera en cuatro décadas.
Al tratarse de una votación de procedimiento, ni Rusia ni los otros cuatro miembros permanentes del Consejo de Seguridad (China, EE UU, Francia y el Reino Unido) podían hacer valer su derecho de veto. El viernes, Rusia lo ejerció mientras China se abstuvo, junto con la India y Emiratos Árabes Unidos, dos miembros no permanentes del máximo órgano ejecutivo de la organización. Once de los 15 miembros del Consejo votaron a favor. Idéntico resultado al que arrojó la reunión de este domingo.
La embajadora de EE UU ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, ha aprovechado el turno de palabra que siguió a la votación para exhortar a Rusia a rebajar el tono de su “peligrosa retórica sobre las armas nucleares”. “Este es otro paso escalofriante e innecesario que nos amenaza todo”, ha dicho la diplomática; “no permitiremos semejante atrocidad”. La reunión ha terminado con un parlamento de Sergiy Kyslytsya, el embajador de Ucrania -invitado como parte implicada, porque el país carece de asiento en el Consejo-, quien sin dejar de mirar a su homólogo ruso, Vasili Nebenzia, dijo: “En la vida siempre hay margen para tomar decisiones, para ser un ser humano u optar por el mal”, en referencia expresa al jefe de la delegación rusa en una conferencia de la ONU sobre el clima en París, que este domingo pidió perdón a sus colegas “en nombre de los rusos que no hemos podido detener esta guerra”.
La reunión de este domingo se ha convocado a petición de EE UU y sus aliados, a la cabeza de todos ellos Albania, como adelantaron fuentes diplomáticas la semana pasada, tras el fiasco de la iniciativa llevada al Consejo. La idea que barajaban Washington y sus socios es que la Asamblea General pudiera adoptar un texto similar al vetado el viernes por Rusia. Las resoluciones de la Asamblea, no obstante, tienen menos peso.
“Teniendo en cuenta que la falta de unanimidad de sus miembros permanentes en la reunión 8.979 [celebrada el viernes] ha impedido [al Consejo] ejercer su responsabilidad primaria de mantener la paz y la seguridad internacionales, decide convocar una sesión especial de emergencia de la Asamblea General para examinar la cuestión contenida en la agenda de la reunión 8.979″, dice el texto del Consejo de Seguridad. La reunión de este lunes se centrará en cuestiones organizativas y de procedimiento, mientras que el debate y la adopción de la resolución se realizarían el martes, según fuentes diplomáticas de la UE ante la ONU. Francia propondrá además este lunes en otra reunión del Consejo de Seguridad un proyecto de resolución para garantizar el acceso a la ayuda de la población ucrania.
Tras una reunión anterior, el miércoles, que fue dinamitada por el anuncio del Kremlin de una “operación militar especial en Ucrania”, el texto de la resolución que Rusia vetó el viernes sufrió modificaciones y enmiendas de última hora, en un intento de cosechar adhesiones, como la de Brasil, que fue una incógnita hasta el final. El borrador instaba a Rusia a dar marcha atrás, cesar en el uso de la fuerza y retirar sus fuerzas de Ucrania “de manera inmediata, total y sin condiciones”, como subrayó la embajadora de EE UU, Linda Thomas-Greenfield. También a revocar el reconocimiento de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, donde comenzó el conflicto en abril de 2014. Entre las enmiendas introducidas, la principal fue la sustitución de la palabra “condenar” por “deplorar”.
Pero más allá del resultado numérico de las votaciones, y comprobar quién está de parte de quién, el objeto de la mayoría de las críticas por la inacción o impotencia de la ONU en este conflicto es la pervivencia del viejo sistema del derecho de veto, una reliquia de la Guerra Fría. Además de los continuados llamamientos de Ucrania a expulsar a Rusia, como país agresor, del Consejo de Seguridad y a considerar su membresía en la organización, el mecanismo del veto supone el mayor obstáculo para una actuación coordinada.
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