Trudeau retiene el poder en Canadá pero fracasa en su búsqueda de la mayoría absoluta
Los liberales logran un tercer Ejecutivo del primer ministro, quien adelantó las elecciones con la esperanza de alcanzar los 170 escaños que le hubieran permitido gobernar en solitario
Justin Trudeau sobrevive pero la arriesgada apuesta del primer ministro canadiense al convocar elecciones anticipadas no ha pagado como él esperaba. Canadá acudió a las urnas dos años antes de lo previsto con la invitación a soñar con el fin de la pandemia. Los votantes, sin embargo, han devuelto otro mensaje después de solo 36 días de intensa campaña. El Partido Liberal de Canadá (PLC) ha logrado 158 asientos en la cámara baja, suficientes para formar un nuevo Gobierno, pero lejos de la mayoría absoluta de 170 ―de un total de 338― cuya búsqueda llevó al primer ministro a disolver el Legislativo y adelantar los comicios. Es casi el mismo resultado que la formación centrista obtuvo en 2019, cuando las urnas extendieron un nuevo mandato a la promesa de revolucionar Canadá con políticas progresistas. La noche electoral ha dejado constancia del desgaste del premier, en el poder desde 2015. El opositor Partido Conservador se ha hecho nuevamente, como hizo dos años atrás, con la mayor parte del voto popular (34% frente al 32% de la formación de Trudeau) pese a lo que deberá conformarse con 119 asientos.
“El momento que enfrentamos requiere cambios importantes y su voto ha dado al Parlamento una dirección clara”, ha dicho esta madrugada el primer ministro en su primer discurso, que ha dado en el Queen Elizabeth de Montreal, el mismo hotel donde John Lennon y Yoko Ono se metieron a la cama de la suite 1.742 para pedir la paz mundial un verano de 1969. El político, quien cumple 50 años en Navidad, no mostró autocrítica ante los resultados y el 32% de los votos obtenidos por su partido. Se limitó a decir que los comicios han confirmado la necesidad de un “plan progresista” para la pandemia, un ingreso universal para los niños y una lucha más decidida contra el cambio climático. También lanzó un dardo a los políticos de la oposición, quienes a lo largo de la campaña se preguntaron continuamente el porqué de las elecciones anticipadas. “La vida política no es sencilla”, dijo Trudeau, nieto de un parlamentario del norte de Vancouver e hijo del dos veces primer ministro Pierre Elliott Trudeau.
Todo cambió para quedar casi igual. Los resultados, con un 99% computado y a la espera del conteo del voto por correo, muestran un escenario similar al que había antes de la apuesta de Trudeau, cuando contaba con 157 escaños. El marginal triunfo liberal fue posible gracias a su resistencia en las provincias de Ontario y Quebec, las más pobladas del país y las que otorgan el mayor número de escaños: 199 de los 338 que estaban en juego esta jornada. El discurso durante la campaña del líder conservador, Erin O’Toole, quien intentó un viraje de su partido al centro, no logró el impacto esperado en esas zonas.
“Hace cinco semanas, Trudeau pidió una mayoría y dijo que era imposible trabajar con la minoría legislativa. Los canadienses no se la han dado. De hecho, lo han mandado a otra minoría con un costo de 600 millones de dólares [500 millones de dólares de EE UU; más de 425 millones de euros] con el país más dividido que nunca”, ha dicho el aspirante conservador al reconocer su derrota. O’Toole puso por primera vez a prueba su liderazgo en unas elecciones federales. Su futuro no está claro. Hace dos años Andrew Scheer obtuvo resultados similares y dejó el cargo. O’Toole, no obstante, ha afirmado en su discurso que el primer ministro hará una “campaña permanente los próximos 18 meses”, cuando, estima, volverá a convocar a elecciones.
Cinco de las últimas siete elecciones en el país norteamericano han arrojado un Gobierno en minoría. Los resultados de esta noche marcan una coalición de facto. La clave para el nuevo mandato estará en manos del Nuevo Partido Democrático (NPD), más a la izquierda del centro. La formación se consolida como cuarta fuerza al obtener 25 asientos (17% de los sufragios), uno más que la última elección, pero con un porcentaje de voto similar al de 2019. Liderado por el afable Jagmeet Singh, el primer candidato de color en la historia de un país con un 22% de inmigrantes, el NPD ha sido fundamental para la agenda progresista en Ottawa. Su voto aumentó las ayudas al paro y otros subsidios. Singh ha lanzado guiños al puntero. “Todos somos uno. Debemos de cuidarnos los unos a los otros. NPD luchará por cuidar a todos los canadienses para que crezcamos juntos”, dijo el candidato, quien suele ser una de las principales voces críticas con Trudeau por sus promesas incumplidas en temas como el cambio climático y los impuestos a las grandes fortunas.
El Bloque Quebequés obtuvo 34 asientos con solo el 8% del voto. Dos escaños más que en 2019. La mayoría de los liberales lograda en 2015 se ha ido erosionando ante los buenos resultados del partido de la provincia francófona. La escena se ha repetido esta noche. Su líder, Yves-François Blanchet, también tendió la mano al primer ministro. “Necesitamos dejar atrás el rencor del pasado. Es lo que los quebequeses y canadienses quieren ver. La colaboración será fundamental y participaremos totalmente en la transición económica y social que se requiere para dejar atrás esta pandemia”, afirmó. El Partido Verde, una formación de 28 años de historia, obtuvo dos posiciones. El Partido Popular de Canadá, una opción libertaria que roza la extrema derecha del espectro, no logró enviar a un solo representante al Parlamento a pesar de haber recibido el 5% de los votos, más que los verdes y algo menos que el bloque. Esto se debe a que el peso de los votos es diferente en algunas provincias.
Votantes confundidos
Los canadienses acudieron a las urnas por un sentido del deber más que por convicción. “Estoy confundido”, confesaba en la mañana de este martes Brian, de 25 años, originario de la Columbia Británica y estudiante en Montreal. “¿Por qué hay una elección ahora, en plena pandemia?”, reflexionaba. Esa era la gran pregunta que dominó los 36 días de campaña. Trudeau convocó los comicios con la esperanza de recibir un aval tras la crisis sanitaria. Canadá tiene el 70% de su población vacunada y registra 27.500 muertes, una de las tasas más bajas de mortalidad dentro de los países del G7. Este fin de semana, no obstante, provincias como Alberta y Saskatchewan, gobernadas por los conservadores, registraron las cifras de contagios más altas en toda la pandemia.
La pandemia sí movilizó votantes. “Voté por Trudeau porque ayudó a muchos con prestaciones de emergencia y apoyos a empresas”, comentó esta mañana Gloria Reyes, una emigrante mexicana con más de una década en el país, tras marcar su papeleta en un colegio de Papineau, la circunscripción de Montreal que el primer ministro volvió a ganar con holgura.
En los días finales de la campaña, Trudeau esquivó en sus mítines y entrevistas con la prensa la palabra “mayoría”. Los sondeos lo colocaban en un empate técnico con los conservadores después de caer cerca de un 5% desde que convocó a los comicios. En seis años su aprobación se ha desplomado un 27%. Aun así despierta simpatías. “No he oído lo mejor de él, pero espero que los próximos años sean mejores”, dijo Rosaleen Sirossi, de 18 años y estudiante de ingeniería mecánica en la Universidad de McGill, tras votar por primera vez. Lo hizo con ilusión por el primer ministro para que los cambios prometidos “lleguen más rápido”.
Esta es la primera ocasión que Trudeau acude a la batalla electoral sin la compañía de Gerald Butts, su secretario principal hasta febrero de 2019, cuando se vio forzado a renunciar por un escándalo de presiones al ministerio público en un importante caso que salpicó al primer ministro. Amigo del político desde la universidad, Butts era también el estratega que ayudó a consolidar la leyenda de Trudeau desde la campaña por el liderazgo liberal en 2013. Ese fue el inicio de una leyenda política que se ha hecho más grande este lunes. Pero no tan grande como el primer ministro esperaba.
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