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Conte bendice un Gobierno Draghi

“No seré un obstáculo”, dice el ex primer ministro italiano mientras se ofrece como líder del Movimiento 5 Estrellas

Giuseppe Conte, durante su comparecencia en plena calle en Roma, este jueves.
Giuseppe Conte, durante su comparecencia en plena calle en Roma, este jueves.RICCARDO ANTIMIANI (EFE)
Daniel Verdú

El expresidente del BCE Mario Draghi se ha convertido en las últimas horas en aquel barquero de la adivinanza que tenía que cruzar el río con una gallina, un zorro y un saco de maíz. Quiere a todos los partidos a bordo de su nuevo Gobierno, pero muchos de ellos preferirían antes ahogarse que compartir embarcación. La identidad de formaciones como Forza Italia o el Movimiento 5 Estrellas -recordará estos días el exbanquero después de ocho años en Fráncfort- es hija de su animadversión mutua.

El hombre que rescató al euro se ha propuesto salvar también a sus 73 años a su país. Pero para ello deberá convencer al mayor número de partidos para formar el Ejecutivo de unidad que anhela. La idea es ampliar el perímetro de mayoría del anterior Gobierno. También sumando a formaciones del centroderecha, que este jueves empezó a resquebrajarse por el efecto Draghi. El principal obstáculo, sin embargo, sigue siendo el Movimiento 5 Estrellas (M5S). Una formación en plena guerra civil y sin líder. Este jueves el ex primer ministro Giuseppe Conte dio un paso al frente después de más de una semana de silencio y destensó la situación.

Las puertas del Palacio Chigi se abrieron pasada la una del mediodía y el primer ministro dimisionario apareció algo taciturno. Ya no hay mensajes pomposos, salones barrocos y directos en Facebook a las diez de la noche para Conte. El gran perdedor de esta crisis se acomodó ante una sórdida mesita metálica plantada en plena calle —los crueles memes romanos lo comparaban con un vendedor ambulante— para pronunciar las palabras que aguardaban quienes en estas horas intentan construir un nuevo Ejecutivo: “No seré ningún obstáculo”.

El papel de Conte será crucial en las próximas horas para convencer al M5S. El ex primer ministro dio a entender que no piensa, ni remotamente, regresar a las aulas y se ofreció implícitamente para liderar a los “amigos” grillinos. Además, condicionó su apoyo al carácter que pueda tener el nuevo Ejecutivo. “Un Gobierno político sólido y con la cohesión suficiente para tomar decisiones políticas”, ya que considera que “las urgencias del país requieren elecciones políticas que no se pueden confiar a equipos técnicos”. Precisamente Conte, el profesor de Derecho que se convirtió en primer ministro porque no era político. “Es evidente que esa es su intención. Y que está tratando de mediar para que Draghi acepte hacer un Ejecutivo híbrido que incluya cargos importantes de los grillinos”, señalan fuentes de su entorno.

Draghi ha marcado un calendario de reuniones con los partidos que terminará mañana con las dos citas más importantes: el M5S y la Liga de Matteo Salvini. Ambos partidos se debaten, con alto riesgo de fractura, entre dar su apoyo o proponer una abstención. Algo que permitiría en cualquier caso la elección de Draghi, pero que podría complicar la gobernabilidad del país en un futuro próximo. Hasta ese día, puede que el exbanquero empiece a notar ahora la presión de los partidos para que evite la tentación de un artefacto técnico y contente a todas las formaciones (con cargos, claro). “Si aguantó las del Bundesbank durante tantos años, no creo que tenga problema con las amenazas de Salvini o 5 Estrellas”, ironizan en Italia Viva, principal impulsora de este Ejecutivo.

El líder del ala más centrista de la Liga, el histórico Giancarlo Giorgetti —fue el jefe de gabinete de Salvini durante su aventura de Gobierno— no ocultó su flechazo con Draghi. “Es una persona seria, como nuestra línea política. Un fuera de serie como Ronaldo y no puede estar en el banquillo”. También la patronal de empresarios, que saludó al exjefe del BCE con enérgico entusiasmo y puso a funcionar toda su maquinaria en el norte de Italia para convencer a Salvini de la conveniencia de apoyarle. Pero la coalición de la derecha (Liga, Forza Italia y Hermanos de Italia), que todavía no ha decidido si tendrá una posición unitaria ante esta decisión, podría también romperse con la llegada de Draghi.

Berlusconi en persona

Silvio Berlusconi es el único que no tiene dudas. Da tanta importancia a la situación, que ha decidido encabezar él mismo la reunión de su partido este viernes a las 17.30 con Draghi pese a su delicado estado de salud. Forza Italia y todos los pequeños partidos de centro que surgieron de las distintas escisiones provocadas por el carácter del dueño de Mediaset quieren que prospere este Gobierno. “Iremos separados [de la Liga y Hermanos de Italia] y con una clara inclinación por el sí”, explica el diputado Renato Brunetta. “Es un sí a la figura, a esta fase. Y si se dan las condiciones, debería ser un Gobierno político, con altas personalidades políticas que pueden venir de muchos sitios. Por supuesto, también de Forza Italia”.

Mientras tanto, Matteo Renzi, autor intelectual de esta crisis y de la llegada de Draghi a los salones romanos, se relaja dando entrevistas en inglés y viendo cómo sus viejos rivales se despellejan entre ellos. “Draghi is on the table” (Draghi está sobre la mesa), le soltó este jueves a la entrevistadora mientras ella torcía el gesto. Una mesa sobre la que reposa también el plan que diseñó hace dos meses y que se ha ido cumpliendo punto por punto. Hoy, Renzi se encontrará con el hombre que siempre quiso en el Palacio Chigi para negociar. Pero este jueves ya dio por descontado que se formará el Ejecutivo. Sería la primera vez que se equivoca desde que empezó la crisis.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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