La victoria de una mujer frente a un judío ortodoxo que no quiso sentarse a su lado en un vuelo
El Instituto neerlandés para los Derechos Humanos ha indicado a la compañía KLM que hable a partir de ahora con el causante y no con la víctima para evitar incidentes similares
Ronald van Raak, diputado del Partido Socialista (SP) neerlandés, con 14 escaños en el Parlamento, regresaba en mayo de 2019 con su esposa de Estados Unidos en un vuelo nocturno de KLM, la compañía aérea de los Países Bajos, que cubría el trayecto entre Nueva York y Ámsterdam. Ambos se sorprendieron de que la zona cercana a sus asientos permaneciera vacía durante largo rato durante el embarque, hasta que entró el grupo de viajeros que los tenían asignados. Eran unas cincuenta personas que alertaron enseguida al personal de cabina, porque uno de los varones no quería sentarse junto a la esposa de Van Raak, cuyo nombre permanece en el anonimato. De credo judío ortodoxo, como el resto de sus acompañantes, este pasajero dijo que su fe le impedía estar al lado de una mujer. Como los ánimos se encresparon, el vuelo se retrasaba y corrían el peligro de no poder despegar, el matrimonio Van Raak acabó cambiándose de fila. En ese momento, KLM incurrió en un acto de discriminación hacia la pareja del político por razones de sexo, según el Instituto neerlandés para los Derechos Humanos. El matrimonio se quejó a la compañía nada más aterrizar, y al no obtener una respuesta satisfactoria durante meses, pidieron amparo al organismo, que falló el viernes a su favor.
La decisión señala que “KLM hizo un distingo prohibido, en virtud del sexo, al no procurar un entorno libre de discriminación al ofrecer sus servicios”. Por otra parte, “en el incidente del vuelo entre Nueva York y Ámsterdam, no se llamó la atención al varón judío ortodoxo por su comportamiento”. “Tampoco se le dijo que su actitud era discriminatoria o se pidió la colaboración de sus acompañantes para solucionar el problema”. Por todo ello, en el futuro, la compañía debe abordar al causante de la discriminación y no a la víctima de la misma, e instruir a sus empleados para evitar hechos similares. El instituto no puede imponer sanciones, pero es la instancia que vela por el cumplimiento de los derechos humanos en el país y sus decisiones son respetadas.
Una vez en casa, Ronald van Raak escribió un artículo explicando el incidente, recogido en el sitio de web de su partido, donde dice que “el hombre en cuestión rechazaba el asiento, el vuelo se demoraba y la atmósfera acabó enrarecida”. “Una azafata muy amable, y avergonzada por lo que estaba pasando, nos ofreció otro lugar y dejamos libre nuestro puesto. La situación fue incómoda para todo el mundo. También para la tripulación y el equipo de tierra, en el aeropuerto JKF [John F. Kennedy]”, añade. En una versión más detallada del suceso, aparecida por entregas en ThePostOnline, una publicación política digital, Van Raak señala que las mujeres que acompañaban a los varones judíos ortodoxos declinaron asimismo sentarse o estar cerca de su esposa, nacida en la India. “Los hombres dijeron que ella es de mi propiedad y no debería gustarme que otro varón esté a su lado. No tendríamos que haberlo hecho, pero nos cambiamos”, escribe. Según él, su relato tuvo eco y buena acogida entre la comunidad judía neerlandesa. Hasta el extremo de que una de las personas que lo leyó le recordó que, tras un incidente similar, los jueces prohibieron en 2018 a las líneas aéreas de Israel, El Al, que siga pidiendo a una mujer un cambio de butaca ante casos de intimidación por parte de miembros de la comunidad judía ortodoxa. Desde ese año, el que rechace sentarse junto a una pasajera será expulsado.
Nada más llegar a Ámsterdam, los Van Raak preguntaron a KLM “el porqué de obligar a ceder su sitio a los pasajeros víctimas de la discriminación, y no al que discrimina”, pero dicen que no fueron atendidos adecuadamente, y por eso acudieron al Instituto para los Derechos Humanos. Según su versión, reflejada más adelante en el artículo publicado en The PostOnline, los abogados que representaron a KLM en la sesión dedicada al caso, “sugirieron que mi esposa y yo no aceptamos la fe del varón judío ortodoxo, y la compañía solo trataba de evitar que el pasajero fuera excluido por su credo”. Y se pregunta: “¿Pueden negarse los hombres a viajar junto a una mujer por motivos religiosos, y deben aceptarlo las compañías?”. Ahora que ha ganado, Van Raak pedirá que se ajuste el método de trabajo ante estos sucesos, “porque es de interés público que cualquier mujer sepa que no será discriminada en un vuelo de KLM”. No ha habido, por ahora, una reacción por parte de la compañía.
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