Reforma constitucional en Rusia: lo que es y lo que parece ser
En las propuestas de Valdímir Putin las preguntas son más numerosas que las respuestas y la ignorancia del diseño planeado en su conjunto crea confusión
Media hora bastó al comité de Construcción del Estado y Legislación de la Duma Estatal de Rusia el martes 21 de enero para recomendar a la cámara baja del Parlamento que aprobara en su sesión plenaria del 23 de enero las enmiendas constitucionales que el presidente Vladímir Putin había presentado la víspera. Y así sucedió.
Esa media hora que el comité especializado dedicó a las enmiendas presidenciales fue el primer trámite parlamentario público de un paquete que afecta a 22 artículos de la constitución rusa. La reforma obligará a modificar 34 leyes y a promulgar otra nueva sobre el Consejo de Estado, un órgano hoy consultivo que se transformará en uno de los elementos del nuevo diseño de poder. El sistema reafirma el presidencialismo. El miércoles, Putin criticó el parlamentarismo y dijo que sería “una catástrofe” si Rusia “viviera sin Gobierno medio año” como ocurre en países de Europa.
Entre la visión de la reforma esbozada el 15 de enero y el texto difundido cinco días más tarde hay diferencias y matices. Las impresiones iniciales se van modulando. Las pequeñas ampliaciones en las prerrogativas de la Duma Estatal van acompañadas de ampliaciones de más calado en las competencias del presidente, que entre otras cosas, aumenta su peso ante el Judicial, incluido el Tribunal Constitucional. La Duma tendrá más participación en el procedimiento de nombramiento de los ministros, pero seguirá sin poder cesarlos.
En la Duma, las leyes se aprueban en tres lecturas y, de ellas, la segunda es la fundamental. Entre la primera y segunda, se esperan otras propuestas (que tanto pueden ser enmiendas a las enmiendas del presidente o bien enmiendas de otros artículos) y puede suceder que el documento final acabe siendo diferente del actual. El variopinto grupo de trabajo de 75 personas formado por Putin para elaborar propuestas no está facultado para ejercer la iniciativa legislativa, pero las enmiendas que prepara pueden llegar al parlamento canalizadas por el presidente o por medio de los legisladores incluidos en el grupo. Este se ha reunido en varias ocasiones (cinco, según uno de sus miembros).
De entrada, entre la primera y segunda lectura en la Duma se contempla un plazo de 15 días, según Pavel Krashenínnikov, jefe del comité de Construcción del Estado y Legislación. El plazo, si se mantiene, es extremadamente corto para un trabajo serio. Tras su aprobación por ambas cámaras (con mayoría de dos tercios en la Duma y de tres cuartos en el Consejo de la Federación) y por las regiones (dos tercios del total de unidades administrativas), la ley de las enmiendas será sometida a una consulta popular, cuyas características no han sido reveladas todavía. Esta consulta es algo distinto del referéndum bien reglamentado que es obligatorio para capítulos básicos de la ley fundamental (el 1,2 y 9) que hacen referencia a los principios de construcción del Estado, los derechos cívicos y los procedimientos de aprobación y enmiendas de constitución, respectivamente. Formalmente, la reforma no toca estos tres capítulos aunque algunas cargas de profundidad parecen colarse en la ley fundamental mediante las alteraciones en los capítulos no básicos.
Mientras los círculos politizados debaten sobre la reforma y la oposición extraparlamentaria habla de “golpe de Estado”, el ruso de a pie parece poco interesado por la reforma de las instituciones políticas, aunque sí presta atención a los cambios sociales y económicos, como los incentivos para el incremento de la natalidad. En la reforma constitucional de Putin las preguntas son más numerosas que las respuestas y la ignorancia del diseño planeado en su conjunto crea confusión sobre lo que parece ser y lo que realmente es.
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