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A cuatro metros de distancia

La entrevista a Obama en Washington incluyó medidas sanitarias extraordinarias para eliminar riesgos de contagio de covid-19

El País

Todo sucede en la habitación 905 del hotel Fairmont de Washington. Dos días antes habíamos aterrizado en la capital de Estados Unidos después de un vuelo urgente desde Madrid. La otra parte del equipo llegaba desde México, en un trabajo coordinado entre las dos redacciones. Si una entrevista con un personaje como Obama es siempre difícil, con la pandemia iba a ser mucho más complicada. El equipo de ex presidente de Estados Unidos fue muy estricto con las medidas de seguridad. Todos teníamos que aportar un test PCR negativo, las cámaras debían estar desinfectadas y teníamos que utilizar durante la grabación mascarillas FFP2. La única persona que podía estar sin mascarilla era el director de EL PAÍS, Javier Moreno, que iba a realizar la entrevista. Eso sí, a cuatro metros de distancia y sin posibilidad de acercarse a Obama para estrecharle la mano. Estos condicionantes nos obligaron a reservar una de las suites más grandes del hotel y a incluir un metro en el equipaje.

Obama bebe té. Su asistente aparece en la suite unos minutos antes de que empiece la entrevista con un vaso de cartón desechable. Es la única bebida que acepta, preparada por su equipo y que queda lista en la mesilla junto a la silla que va a ocupar. Los agentes del servicio secreto que acompañan al expresidente revisarán dos veces la habitación. No hay mucho que inspeccionar. Nos han pedido que, por cuestiones sanitarias, simplifiquemos al máximo el equipo. En total, cinco personas y un despliegue de cuatro cámaras y unos paneles de iluminación.

Camina por el pasillo del noveno piso en dirección a la habitación 905, donde todo está ya listo. Ha pedido que le coloquemos el micrófono antes de entrar en la suite, para que todo lo que suceda en el momento en el que abra la puerta, pueda ser grabado sin interrupciones técnicas. Tengo que utilizar guantes de latex para colocarle el micro en la solapa de la chaqueta. Es un momento complicado, porque entre los guantes y los nervios, la pinza no quiere engancharse en la chaqueta durante unos cuantos interminables segundos.

“Hola, mucho gusto” Obama saluda mientras camina por la suite en dirección a la silla. Mide 1,85cm pero parece más alto. Está muy delgado y se mueve con mucha soltura. Tiene 59 años. Camisa gris sin corbata, americana negra. Aspecto relajado. El carisma que proyecta atrapa el ambiente de la habitación. Todo está listo. Comienza la entrevista.

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