Argentina negocia su deuda con el FMI mientras repunta la inflación y el peso flaquea
El ministro de Economía, Martín Guzmán, espera que el déficit presupuestario no supere el 3,8% en 2021
Argentina renegocia estos días su deuda con el Fondo Monetario Internacional. “El objetivo es lograr un programa que sí funcione”, afirma el ministro de Economía, Martín Guzmán, cuyo peso político ha aumentado en las últimas semanas. La gran cuestión es el ajuste fiscal que exigirá el FMI. Mientras la inflación repunta (subió un 3,8% en octubre) y el peso sigue flaqueando, Guzmán afirma que el déficit de 2021 será inferior al 4,5% previsto en la Ley de Presupuestos que se aprobará la semana próxima.
La crisis endémica de la economía argentina, agudizada por la pandemia, parecía remansarse unos días atrás. El dólar de cambio libre o “blue”, que había llegado a los 195 pesos el 24 de octubre, bajó hasta los 149. Pero la calma fue breve. La subida de precios en octubre hizo prever que este año se cerraría con una inflación no inferior al 35%, la más alta del mundo descontando la hiperinflación venezolana, y el dólar “blue” trepó de nuevo hasta los 172 pesos, un cambio muy alejado de los 80 pesos a que cotiza el dólar oficial. “Mientras existan controles cambiarios habrá que convivir con esa brecha”, comentó el ministro, durante una reunión con representantes de la prensa extranjera.
El cuadro macroeconómico sigue en situación de emergencia. Para el año que viene se cuenta con financiar la mitad del presupuesto con emisión monetaria. Con las dos imprentas argentinas fabricando pesos en turnos de 24 horas, el Gobierno argentino ha tenido que encargar 400 millones de billetes de mil pesos a Brasil (a un precio de 20 millones de dólares) y 170 millones de billetes de mil a España (a un precio de 21 millones de dólares). Pese a la alta inflación, el billete de mil pesos es el mayor de los existentes: al cambio real, equivale a menos de seis dólares.
Las reservas del Banco Central han bajado ya de los 39.000 millones de dólares, lo que, teniendo en cuenta los valores no negociables de inmediato (como el “swap” con China) y los que constituyen depósitos privados, equivale a prácticamente cero. Argentina necesita un respiro y confía en que el FMI le conceda un “préstamo de facilidades extendidas” con el cual repagar de inmediato su deuda con la institución (44.000 millones de dólares de principal y unos 5.000 millones de intereses) para establecer unos plazos de devolución relativamente confortables: se empezaría a pagar en 2024 y se terminaría en 2030.
En su reunión con la prensa extranjera, el ministro Guzmán se negó a hablar de “ajuste fiscal”, recurriendo a un eufemismo como “sustentabilidad fiscal”. Admitió, sin embargo, que no quería apurar el déficit establecido en los presupuestos para el año próximo (4,5%) y apuntó a que su objetivo estaría más cercano al 3,8%. “Hay que ir poniendo la casa en orden a una velocidad que sea factible”, dijo. Anunció, como medida de ahorro, que dejaría de pagarse el Ingreso Familiar de Emergencia, del que se han desembolsado tres rondas de 10.000 pesos a unos nueve millones de beneficiarios, con un coste para las arcas públicas cercano a los 265.000 millones de pesos (más de 3.300 millones de dólares). El cese de ese subsidio motivado por la pandemia será compensado con instrumentos más focalizados y aún por determinar.
Lo más urgente ahora es la inflación. Si en 2020 alcanza el 35% previsto, habrá experimentado una baja sustancial frente a 2019, cuando llegó al 53,8%. Pero eso se debe en gran medida a la caída del consumo causada por la pandemia. En octubre, con la economía más activa, los precios han subido el 3,8%. Y se perfila una tendencia al alza en los próximos meses, debido al descongelamiento de los precios de los combustibles y de las tarifas en servicios como la electricidad o el gas. El alquiler de la vivienda en pesos ya ha subido un 50% en lo que va de año. Será difícil cumplir con el objetivo de inflación del 29% establecido en la ley presupuestaria para 2021.
Tras continuos roces con Miguel Pesce, presidente del Banco Central, el ministro Martín Guzmán parece haber conseguido la hegemonía en el equipo económico. El presidente Alberto Fernández le ha garantizado un cierto control sobre la política monetaria e incluso, según informaciones del diario Clarín, un relevo al frente del Banco Central en cuanto finalicen las negociaciones con el FMI, algo previsto para marzo o abril.
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