Un grupo de yihadistas decapita a al menos 20 personas en el norte de Mozambique
La violencia radical se intensifica en la provincia de Cabo Delgado, donde ha provocado más de 2.000 muertos y 430.000 desplazados en los últimos tres años
Un grupo de presuntos yihadistas ha decapitado a al menos 20 personas en la última semana en el norte de Mozambique tras llevar a cabo varios ataques en las localidades de Muidume y Macomia, donde también secuestraron a mujeres y niños. “Primero quemaron sus casas y luego persiguieron a la población que huyó a los bosques para matarlos y comenzar con sus acciones macabras”, aseguró a los medios locales Bernardino Rafael, comandante general de la policía mozambiqueña. La violencia yihadista se ha incrementado de manera notable en la provincia norteña de Cabo Delgado, donde el grupo terrorista local Al Shabab, bajo el ala del Estado Islámico de África Central (ISCA), se ha hecho fuerte, controla ya un amplio territorio al margen de las principales ciudades y amenaza con expandirse a otras provincias y a la vecina Tanzania.
“Las decapitaciones forman parte de una estrategia para sembrar el terror, para extender el sentimiento de que el Gobierno ha abandonado a la población”, asegura Salvador Forquilha, director del Instituto de Estudios Sociales y Económicos (IESE) de Maputo y experto en el fenómeno yihadista en su país, quien ha confirmado que muchos de los decapitados eran jóvenes, algunos de ellos menores de edad, que participaban en un ritual de iniciación en un bosque próximo a sus aldeas. Los recientes ataques yihadistas se producen días después de que el Ejército mozambiqueño llevara a cabo una operación militar en la que mató a una treintena de presuntos yihadistas en el distrito de Palma.
El grupo terrorista Al Shabab surge a partir de una secta local integrada por jóvenes radicalizados de la región y llevó a cabo su primer ataque en octubre de 2017 en la localidad de Mocimboa da Praia. Mientras las autoridades minimizaron el problema, que calificaban “de orden público”, el grupo fue creciendo y hoy controla amplias áreas rurales de esta provincia. “Es difícil saber cuántos combatientes integra porque se ha ido nutriendo de jóvenes venidos de otros países como Tanzania, Somalia, República Democrática del Congo y Libia, pero un reciente informe de un grupo de parlamentarios que visitaron la zona asegura que se han establecido en un amplio territorio”, añade Forquilha. Hace seis meses se calculaba que Al Shabab podía rondar los 2.000 miembros.
La irrupción del islamismo radical en el norte de Mozambique ha provocado más de 2.000 muertos, según Armed Conflict Location & Event Data Project (Acled), y el éxodo forzoso de al menos 430.000 personas que se han trasladado a las provincias vecinas o incluso al sur del país en una huida que no cesa. Solo en las últimas tres semanas unos 13.000 desplazados internos han llegado a la ciudad de Pemba, entre ellos 5.900 niños, según ha informado la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). Hace una semana naufragó una embarcación sobrecargada con decenas de personas que huían de la violencia y al menos 50 de ellas fallecieron en el accidente. Se calcula que un millón de personas están afectadas por la crisis.
Tras el primer ataque en Niassa, en febrero de este año, y la detección de células yihadistas en esta provincia y en la vecina Nampula, las autoridades mozambiqueñas temen una extensión del fenómeno. Asimismo, en octubre pasado se produjo el primer atentado en la vecina Tanzania, que se han reproducido en los últimos días cerca de la frontera con la implicación del Ejército tanzano en la respuesta. “Estamos ante una situación muy grave, pero no se ha producido una reacción de gran envergadura por parte del Gobierno, que incluso parece no tener la capacidad real para afrontar este problema. Insiste en la contratación de mercenarios en lugar de abanderar una respuesta regional”, comenta el director del IESE y profesor de la Universidad Eduardo Mondlane de Maputo
En el marco de la ofensiva de los últimos días, los yihadistas de ISCA intentaron asaltar las prisiones de Mieze, Mocimboa da Praia y Macomia, las más grandes de la provincia de Cabo Delgado, según aseguró este lunes la ministra de Justicia y Asuntos Constitucionales y Religiosos, Helena Kida.
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