La UE elude cuestionar la legitimidad de las próximas elecciones en Argelia
Los ministros de Exteriores no tienen previsto tomar una posición sobre los comicios del jueves
Como si nada. Los ministros de Asuntos Exteriores de la UE, que este lunes se reunieron por primera vez bajo la presidencia de Josep Borrell como Alto representante para la Política Exterior, eludieron una toma de posición sobre las elecciones que se celebran el jueves en Argelia. El Consejo de Ministros de Exteriores analizó, entre otras, la coyuntura de Libia, Irán o Bolivia. Pero pasó por alto la situación en Argelia a pesar de las protestas masivas contra unos comicios de dudosa legitimidad y de que organismos independientes, como International Crisis Group, advierten del deterioro de la situación en el vecino magrebí.
Fuentes comunitarias atribuyen el llamativo silencio a la "voluntad de no interferir en una situación muy delicada en la que cualquier intervención internacional podría agravar la situación". Pero fuentes diplomáticas reconocen que han sido los intereses de países como España, Francia e Italia los que han impedido cualquier pronunciamiento comunitario.
España ha sido uno de los países más beligerantes para frenar a Bruselas, según las fuentes consultadas. Y ha sido casi el único país que ha brindado públicamente su reconocimiento a unas elecciones presidenciales en las que los cinco candidatos son representantes del antiguo régimen de Abdelaziz Buteflika, el veterano líder que dimitió en abril de este año para intentar contener las crecientes protestas.
“España siempre ha considerado que [la situación en Argelia] es una cuestión interna, y el Gobierno español apoya el proceso electoral que se va a celebrar el próximo 12 de diciembre”, señaló el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, tras una reunión con su homólogo argelino el pasado 28 de noviembre.
Para España, Argelia es una pieza fundamental en la estabilidad geoestratégica del Magreb, una zona clave para la gestión de los flujos migratorios y para el combate del yihadismo. Además, Argelia es el origen del 50% de las importaciones españolas de gas y empresas españolas como Repsol o Cepsa tienen importantes inversiones en el país.
Intereses parecidos mantienen países como Francia e Italia. Y la UE en su conjunto ha preferido no inmiscuirse demasiado en un proceso político cuya deriva todavía resulta imprevisible. Incluso el Parlamento Europeo, habitualmente más contundente en sus resoluciones, optó el mes pasado por una posición dura en cuanto a los derechos humanos, pero sin ninguna alusión a la credibilidad o no de las elecciones que este jueves tienen previsto celebrar las autoridades argelinas a pesar de las manifestaciones que reclaman su cancelación.
La resolución del Parlamento Europeo, que "condena enérgicamente las detenciones arbitrarias e ilegales" llevadas a cabo en Argelia, fue acogida en el país magrebí con protestas del régimen. El Parlamento argelino, dominado por la alianza de partidos que sostuvo durante 20 años a Buteflika en el poder, tachó la resolución de “injerencia flagrante” y una “provocación hacia el pueblo argelino”.
Pero incluso uno de los personajes más carismáticos de las protestas, el abogado de derechos humanos Mustafa Buchachi, mostró sus dudas respecto a que una intervención extranjera pueda contribuir a democratizar Argelia. “Al contrario. En muchos países de la región la intervención extranjera ha hecho fracasar las revoluciones”, señaló Buchachi. El abogado, eso sí, culpó a las autoridades locales de atraer la atención internacional porque “cuando los derechos humanos son violados, los países extranjeros deben hablar". No es el caso de la UE que, de momento, guarda silencio.
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