Von der Leyen marca distancia con Macron y reivindica el papel de la OTAN a 30 años de la caída del Muro
La presidenta electa de la Comisión Europea defiende la adhesión de los Balcanes en un discurso sobre la Unión pronunciado en Berlín
8 de noviembre, Puerta de Brandeburgo. El lugar y la fecha elegido por la presidenta electa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, difícilmente podía ser más simbólico. Hace 30 años, horas más tarde caía el muro de Berlín abriendo paso a la Europa que hoy conocemos y que a Von der Leyen le tocará dirigir. Recordó esa fecha en su gran discurso europeo, en el que aprovechó para reivindicar el papel de la OTAN, apenas 24 horas después de que el presidente francés, Emmanuel Macron, diera prácticamente por acabada a la Alianza Atlántica. “La OTAN es la alianza de defensa más poderosa del mundo […] Sin la Alianza Atlántica, la historia de Europa no podría ser contada”, dijo.
La intervención de Von der Leyen se produce en un momento de intenso debate sobre el papel de la Alianza Atlántica. Mientras la canciller alemana, Angela Merkel había criticado por “drásticas” las palabras en las que Macron hablaba de “muerte cerebral” de la OTAN, el jueves en Berlín el enviado de Washington contribuyó a avivar la polémica. El secretario de Estado de EE UU, Mike pompeo, de visita en la capital alemana dijo que 70 años después, la OTAN “necesita crecer y cambiar […] necesita hacer frente a las realidades y los desafíos actuales”. Sino, según Pompeo, corre el riesgo de quedarse “obsoleta”.
Más allá de la OTAN, la que fuera ministra de Defensa de Alemania, habló de una Europa de valores como la libertad y pidió a los europeos “coraje” para defenderlos. En su discurso hizo un repaso de los desafíos a los que se enfrenta Europa –“tras el fin de la guerra fría, muchos creyeron que el triunfo de la democracia liberal sería imparable […]Hoy tenemos que advertir que esa complacencia fue naíf”, advirtió. Pero se detuvo sobre todo en las fortalezas de una Unión que, como bloque comercial pesa mucho más que por separado y que según Von der Leyen, al contrario que EE UU y China, ha sabido encontrar un encaje entre el Estado, el mercado y el individuo.
El Brexit, el gran desgarro europeo, es a ojos de la presidenta electa una suerte de oportunidad. “El shock del Brexit nos ha unido más” y ha permitido visibilizar todo lo que un Estado Miembro pierde o gana si abandona la Unión. “Brexit no ha sido, al contrario de lo que se asumió erróneamente el inicio de un proceso de desintegración de la Unión”.
Abogó por una Europa-bandera de la protección ambiental y aseguró que se dan las condiciones para que los socios de la UE se sienten a negociar de una vez por todas una verdadera política migratoria común.
Pero en seguida volvió a contradecir en su intervención a Macron al defender su estrategia a favor de los Balcanes. “Fuimos muy exigentes con Macedonia del Norte y con Albania y ellos cumplieron. Ahora nosotros debemos cumplir nuestra palabra e iniciar las negociaciones de adhesión”, señaló la futura presidenta en Berlín.
Choque por Goulard
Este discurso aleja un poco más a la futura presidenta de la Comisión del presidente francés, que estuvo detrás del nombramiento de la alemana. Ambos chocaron el mes pasado, cuando el Parlamento Europeo rechazó a la candidata francesa a comisaria europea, Sylvie Goulard. Macron achacó el fiasco a la presidenta electa que, según él, le había garantizado que Goulard superaría el escrutinio del Parlamento a pesar de las dudas que pesaban sobre su integridad.
Los desencuentros continuaron durante el Consejo Europeo del mes de octubre, el primero al que asistió Von der Leyen en calidad de presidenta electa. Macron vetó durante esa cumbre la apertura de negociaciones de adhesión con Albania y Macedonia del Norte. Un terrible golpe a la Comisión Europea, que había recomendado vivamente el inicio de la negociación, y a la propia Von der Leyen, que días antes de la cumbre suscribió una petición con el resto de líderes comunitarios (Jean-Claude Juncker, Donald Tusk y David Sassoli) a favor de abrir la puerta a los Gobiernos de Tirana y Skopje.
El creciente choque con el presidente francés resulta muy peligroso para la estabilidad de la futura Comisión, que depende de un frágil equilibrio entre populares (el grupo de Von der Leyen), socialistas y los liberales de Macron. En el voto de elección de Von der Leyen en julio, la candidata soló logró salir adelante por nueve votos de diferencia. Y el único grupo que le respaldo casi sin fisuras fue el liberal (llamado Renew Europe). En el resto, incluidos los conservadores, sufrió muchas deserciones en una votación secreta que estuvo a punto de costarle el puesto antes de estrenarlo.
Acelerón en el relevo de la nueva Comisión
La presidenta electa de la Comisión Europea, la conservadora alemana Ursula von der Leyen, ha pisado el acelerador para intentar asumir el cargo el próximo 1 de diciembre, solo un mes más tarde de lo previsto. Von der Leyen ya ha remitido al Parlamento Europeo los nombres de los tres candidatos a comisario pendientes (de Francia, Rumanía y Hungría) y ha dado un ultimátum al Gobierno de Boris Johnson para que también presente “cuanto antes” el candidato británico. El Parlamento Europeo también ha fijado para la próxima semana, el 14 de noviembre, las audiencias para escrutar a los candidatos francés, rumano y húngaro, después de haber rechazado a los primeros aspirantes de esos tres países.
El veto impidió a Von der Leyen completar su equipo y tomar el relevo el 1 de noviembre del actual presidente, Jean-Claude Juncker. El tropiezo ha dejado a la Comisión de Juncker en funciones. Pero fuentes del equipo de Von der Leyen consideran “factible” que la fase de interinidad no se prolongue más allá del 30 de noviembre.
El objetivo de Von der Leyen es someterse al voto definitivo de investidura el 27 de noviembre, con la esperanza de contar con el respaldo de los tres grupos mayoritarios de la cámara (populares, socialistas y liberales). Pero el calendario es apretado y el menor percance podría obligar a retrasar de nuevo la toma de posesión.
La fase más arriesgada será el examen parlamentario de Thierry Breton, el candidato presentado por el gobierno de Emmanuel Macron tras el rechazo de la primera apuesta francesa (Sylvie Goulard). Breton es un multimillonario empresario que levanta suspicacias en la izquierda del Parlamento por sus potenciales conflictos de interés. El candidato ha ofrecido deshacerse de la parte problemática de su cartera financiera e inhibirse cuando la Comisión aborde expedientes relacionados con sus antiguos intereses como ejecutivo.
Una parte del Parlamento tampoco se muestra satisfecha con que Von der Leyen haya asignado la cartera de Ampliación al candidato húngaro, Olivér Várheliy. El hasta ahora embajador húngaro ante la UE es muy próximo políticamente a su primer ministro, Viktor Orbán, cuyos lazos con la Rusia de Putin resultan incompatibles para una cartera que lidiará con países como Ucrania.
La baza del equilibrio de género juega a favor de Adina Valean, la candidata rumana seleccionada por Von der Leyen. Pero Valean pertenece al partido popular europeo y llega como reemplazo de la candidata socialista que fue rechazada. Esa circunstancia, fruto del cambio de Gobierno en Bucarest, provoca recelo en el grupo Socialista europeo, que pierde así peso en el seno de la futura Comisión.
A pesar de todo, el equipo de Von der Leyen confía en que los tres aspirantes superen la prueba. “El clima político no es el mismo que hace un mes”, apunta una fuente de la Comisión, en alusión al fuego cruzado entre los grupos parlamentarios que acabó con un candidato de cada una de las tres grandes familias políticas. El ambiente parece más relajado desde entonces y una buena parte del Parlamento también tiene prisa por poner en marcha el nuevo ciclo institucional después de casi dos años de sequía legislativa (la Comisión Juncker dejó de aprobar proyectos a principios de 2018).
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