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Uruguay entra en el último tramo de una campaña electoral plácida e incierta

El bloque de derechas aparece como favorito en los sondeos y amenaza quince años de hegemonía de la izquierda

El candidato del Frente Amplio, Daniel Martínez, participa de un acto de campaña en Montevideo, el pasado 26 de septiembre.
El candidato del Frente Amplio, Daniel Martínez, participa de un acto de campaña en Montevideo, el pasado 26 de septiembre.FA

Falta un mes para las elecciones presidenciales y legislativas de Uruguay, y a estas alturas la tranquilidad del panorama contrasta con la incertidumbre del resultado de la votación del 27 de octubre. En las últimas semanas se ha detectado en algunos sondeos un avance del gobernante Frente Amplio (izquierda), que aspira a su cuarto mandato consecutivo, pero el bloque opositor de derechas es claramente mayoritario.

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Desde hace meses, la aritmética y las encuestas muestran la importancia de estos comicios, ya que el país se dirige a un cambio de rumbo, con la probable victoria de la derecha, en la oposición desde hace quince años. En la primera vuelta, el Frente Amplio sale vencedor en todos los sondeos (ronda el 30%), pero el líder del Partido Nacional, Luis Lacalle Pou, le sigue a poca distancia (entre 4 y 7 puntos, según las encuestas), el candidato del Partido Colorado, Ernesto Talvi, tiene alrededor del 15% y el militar ultraderechista Manini Ríos el 12%. En el caso más que probable de una segunda ronda electoral en noviembre, ya que ninguna formación superará el 50%, el bloque opositor superaría ampliamente a la izquierda.

Por ello, lo más difícil de interpretar es la placidez con la que transcurre la campaña, a pesar del vuelco político que podría producirse en octubre. La primera razón es que en Uruguay las derechas no siempre suman y están sometidas a las tensiones de la inevitable competición entre dirigentes. La actitud de la ultraderecha ante la agenda de derechos (aborto, Ley Trans, legalización de la marihuana) también dividen las aguas. El colorado Ernesto Talvi ha descartado un Gobierno con Manini Ríos, militar admirador del brasileño Jair Bolsonaro que recientemente votó a favor de anular la ley que protege a la población transgénero. El economista también ha afirmado que no derogará la despenalización del aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Ante todos estos temas, Lacalle Pou, favorito dentro de la derecha, muestra ciertas diferencias, como aceptar una alianza con Cabildo Abierto, el partido de Manini Ríos. El candidato ha asegurado que no modificará la agenda de derechos, pero lo cierto es que dentro del Partido Nacional existe una bancada evangélica ultraconservadora que presiona en sentido contrario.

Quizá por todo ello, los dirigentes del Frente Amplio no dan señales de nerviosismo, pero despliegan una intensa movilización por todo el país, confiando que la elección realmente se decida en el último tramo, como sucedió en 2014. Su candidato, el ingeniero Daniel Martínez, maneja con perfil bajo el difícil relevo de figuras carismáticas como José Pepe Mujica o Tabaré Vázquez. Así, en la última reunión multitudinaria del Frente Amplio en Montevideo, Martínez casi no habló, para darle todo el espacio a la militancia.

Crecimiento económico

La fortaleza del candidato es el balance de la izquierda en el poder, con una fuerte reducción de la pobreza y un manejo de la economía inteligente que ha garantizado quince años de crecimiento ininterrumpido. La probable derrota de Mauricio Macri en las elecciones en Argentina favorece al FA, ya que los electores de centro miran a sus vecinos más grandes en crisis y no les gusta lo que ven.

Los eslóganes de campaña resumen la oferta que se brinda a los electores uruguayos: “No perder lo bueno, hacerlo mejor”, propone el FA, mientras que el Partido Nacional hace un guiño a toda la oposición con su lema “Lo que nos une”, y desafía al oficialismo con su “Estamos preparados”.

Las próximas semanas parecen determinantes, especialmente para convencer a los indecisos y a una parte creciente de la población (se estima en más del 30% del electorado) que dice no identificarse con ningún partido en particular. En este sentido, el debate televisivo que se celebrará el 1 de octubre entre Daniel Martínez y Lacalle Pou, el primero en 25 años, parece crucial y está rodeado de la máxima expectación. 

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