El centrista Gantz rechaza la oferta de gran coalición con la derecha de Netanyahu
El líder opositor aventaja al primer ministro y a sus aliados, aunque sin sumar una mayoría de centro-izquierda
Benjamín Netanyahu empieza a maniobrar para conservar el poder tras haber perdido la mayoría en las elecciones del martes en Israel. En un vuelco estratégico, el primer ministro propuso el jueves a su rival, el centrista Benny Gantz,, la formación de un Gobierno de gran coalición a cuyo frente ambos se alternarían. El exgeneral Gantz rechazó la oferta, que incluía a las tres fuerzas de la derecha aliadas con el Likud de Netanyahu, y como líder más votado con la alianza Azul y Blanco se postuló para dirigir un “Gabinete de unidad liberal”.
El primer ministro había pactado ya con las fuerzas conservadoras negociar conjuntamente un Ejecutivo de concentración con Gantz para superar el bloqueo entre los dos grandes sectores de partidos de la Kneset (Parlamento de 120 escaños). Las dos formaciones de los ultraortodoxos —Shas (nueve escaños) y Unión de la Torá y el Judaísmo (ocho)— y la agrupación de ultraderecha Yamina (siete) suman junto a los 31 de Likud un bloque conservador de 55 diputados.
Con el 98% de los votos escrutados —a falta del recuento de los sufragios en el exterior—, Azul y Blanco superaba, con 33 escaños, al Likud y encabezaba un bloque de centro-izquierda de 57 diputados. En ese arco opositor se incluyen los 13 escaños de Lista Conjunta de partidos árabes, los seis del laborismo y los cinco de la pacifista Unión Democrática.
Con siete parlamentarios, el partido laico conservador Israel Nuestra Casa, del exministro de Defensa Avigdor Lieberman, permanece al margen de ambos bloques. Lieberman defiende un Gobierno de unidad nacional “liberal” sin la participación de los ultrarreligiosos.
“A mi pesar, los datos electorales muestran que el Gabinete de coalición de derechas que defendí durante la campaña es imposible”, reconoció Netanyahu en una declaración grabada en vídeo. “Benny [Gantz], la nación espera que ambos demostremos responsabilidad y cooperación”, aseveró, “pues no podemos tener unas terceras elecciones”. Las legislativas del martes fueron la segunda vuelta de los comicios celebrados en abril, cuyos resultados no concluyentes bloquearon la formación de Gobierno.
Al reconocer por primer vez que no va a poder formar un Ejecutivo conservador, Netanyahu trata de resucitar la fórmula de gran coalición rotativa que ya tuvo un precedente en Israel. En un acto de homenaje al fallecido presidente Simón Peres, el primer ministro recordó que el dirigente laborista alcanzó un acuerdo con el derechista Isaac Shamir para conformar un Gabinete de unidad y alternarse en el cargo de primer ministro entre 1984 y 1988.
Los líderes del Likud y de Azul y Blanco se encontraron por primera vez después de los comicios en ese mismo acto, donde se saludaron en presencia del presidente de Israel, Reuven Rivlin. “He oído alto y claro voces que llaman a un Gobierno de unidad estable y de amplia base”, afirmó el mandatario ante ambos dirigentes.
Gantz, el exjefe del Ejército que libró hace cinco años una guerra en Gaza, no respondió de inmediato a la oferta de Netanyahu. Pocas horas después se reivindicó en la sede de su partido en Tel Aviv para liderar una gran coalición. “Escucharemos a todos, pero no aceptamos imposiciones”, advirtió, “tenemos más diputados y ellos no tienen mayoría”.
Durante la campaña electoral, el cabeza de lista de Azul y Blanco no descartó pactar con el Likud en caso necesario, aunque vetó la presencia de Netanyahu, quien dentro de dos semanas debe comparecer ante el fiscal general por tres casos de corrupción investigados durante sus 10 años de mandatos consecutivos. El también exjefe del Ejército Moshe Yaalon, su socio en la alianza de centro, fue tajante al rechazar a “una coalición dirigida por Netanyahu”.
El líder del Likud declaró sentirse “decepcionado” por el rechazo de Gantz a su propuesta, pero mantuvo la invitación al diálogo. Frente a un estratega castrense sin experiencia de poder a los 60 años, el primer ministro es un consumado táctico que ha batido el récord de permanencia al frente del Gobierno a punto de cumplir los 70. Gantz consideró que el plan de Netanyahu de sentarse a negociar en nombre de toda la derecha solo era una “maniobra” para relegar a Azul y Blanco, pese a haber obtenido mejores resultados en las urnas.
La amenaza de otra repetición de los comicios
El presidente Reuven Rivlin, un antiguo rival de Netanyahu en el seno del Likud, tiene previsto comenzar el domingo las consultas con los partidos. Puede encargar la formación de Gabinete al centrista Gantz si se confirma como líder de la fuerza más votada. O trasladar el mandato al primer ministro en funciones, si considera que tiene más posibilidades de forjar una coalición con mayoría en la Kneset.
Si Lieberman —que fue el primero en intuir el inicio de una nueva campaña electoral en el gesto del líder del Likud— no se decanta por ninguno de los dos bloques enfrentados ni se produce un acuerdo de unidad nacional, el veterano Rivlin puede que dentro de dos meses no tenga más remedio que convocar a los israelíes a las terceras legislativas en menos de un año.
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