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Columna
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Imágenes memoriosas

Las fotografías no pueden crear una posición moral, pero sí consolidarla, dijo Susan Sontag

José Ramón Cossío Díaz
Hérika Martínez (AFP)

La fotografía de la agencia de noticias AFP apareció el sábado por la tarde en las redes. En ella se ve a un hombre vestido como militar, que jala la mochila de una mujer mientras una niña avanza hacia un terreno lodoso. Otro hombre, armado, se encamina a cerrar el paso a otra mujer que quiere llegar al mismo sitio. El pie de foto dice que quieren llegar a la frontera con los Estados Unidos y los uniformados son de la Guardia Nacional mexicana. El sábado en la noche reproduzco el tweet. Por prudencia dije que, si la foto y el texto eran ciertos, éramos ya “patio trasero”. Insinué que ello no haría más que avivar viejas heridas. Que nos conduciría a los recuerdos de expoliaciones y derrotas a la mexicanidad.

El domingo, el diario La Jornada reprodujo en portada la foto de AFP. Es de Hérika Martínez, Premio Nacional de Periodismo y habitante de Ciudad Juárez. Buscando explicaciones, encuentro una serie de seis fotografías : La secuencia colocada no parece corresponder a lo vivido. La primera es la ya vista en mayor lejanía. En la segunda, dos sujetos armados y uniformados corren hacia una mujer con una niña en brazos que avanza en el concretizado lecho de un río. La tercera nos regresa a la primera: las dos mujeres iniciales y la niña son escoltadas por sus captores. La cuarta continúa la acción con elementos no antes vistos: las mujeres iniciales están ya detenidas por un par de uniformados y uno más avanza solo al pantanoso cauce. La quinta muestra a un elemento deteniendo a una mujer y a la niña entrando al agua. En la última, la mujer y la niña son escoltadas por un elemento y detrás de ellos, como a cuatro pasos, otro guardia lleva a la otra de las primigenias aparecidas.

Reconstruida la exposición fotográfica en lo que pareciera ser su orden cronológico, las cosas son simples e inquietantes. Dos mujeres y una pequeña corrieron por la ribera del Río Bravo para cruzar a los Estados Unidos. Al menos cinco miembros de una no bien identificada Guardia Nacional, las interceptaron. Querían evitar no un tránsito ordinario por México, sino su internamiento a un país extranjero. La nacionalidad de las fotografiadas no se aprecia. La persecución, detención y alejamiento fronterizo, es lo constatado. La narrativa fotográfica o las fotografías narradas, arrojan su propia visión. Los policías mexicanos guardan la frontera norte para que no lo consigan quienes tratan de superarla. Nuestros guardias no se preocupan por las entradas a México; se ocupan de las salidas.

En su ensayo sobre el cine (1973), Susan Sontang dijo que “las fotografías no pueden crear una posición moral, pero sí consolidarla; y también contribuir a la construcción de una en cierne”. Las fotografías de Hérika Martínez nos abren esta posibilidad. No son tortuosas, ni morbosamente ensangrentadas. No muestran a alguien golpeado o muerto. Simple y más perturbadoramente, muestran a nuestros agentes haciendo un trabajo indebido. En ello radica su fuerza. Nos enseñan, por una parte, un quehacer no propio; por otra y más dolorosamente, el tipo de causalidades que O'Gorman identificó como constitutivas del trauma de nuestra historia.

No es la Border Patrol la que actúa sobre la política exterior o la soberanía nacional. Son nuestros agentes los que actúan para cumplir algo paradójicamente convenido. Nuestros compromisos internacionales y nuestra normativa interna de refugio y libertad de tránsito se están quebrando. El imaginario nacional está siendo lastimado bajo la imagen del sometimiento. La prédica cotidiana de la utilidad de los beneficios sobre los costos, no alcanza a cubrir ambos males. Lo que nuestras autoridades están haciendo es mero trabajo delegado. Las fotografías de Martínez lo muestran. Nos hacen recordar esas situaciones en las que un subordinado trata de acallar a quienes tiene a su cargo, para que el superior no se altere. Para que su sueño, paz o ilusiones, no se vean afectados por quienes tienen el legítimo derecho de estar ahí. Nos permiten, también, recordarnos que tienen ese derecho.

@JRCossio

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