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El nuevo papel de la mujer yihadista

Europol señala cómo el ISIS ha modificado su rol más allá del habitual cuidado de los niños y el hogar

Isabel Ferrer
Una miliciana kurda registra a una mujer evacuada de la zona controlada por el ISIS, en Baguz, el pasado 1 de marzo.
Una miliciana kurda registra a una mujer evacuada de la zona controlada por el ISIS, en Baguz, el pasado 1 de marzo.Felipe Dana (AP)

La ambición de crear un califato por parte del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés) no puede lograrse sin la participación de la mujer, que figura de forma cada más destacada en la propaganda dirigida hacia ellas por la organización terrorista. Predomina la versión patriarcal de la yihad femenina, que discurre en el hogar, criando hijos y apoyando a sus maridos hasta la muerte, pero ISIS presenta ciertas singularidades a la hora de animarlas a sumarse a su causa. Permite que viajen sin guardián masculino hasta los territorios donde opera, asegura que “el Islam no prohíbe que se eduquen”, y ha recuperado la figura de la luchadora activa como modelo a imitar si fuera preciso. Europol, la Oficina Europea de Policía, ha observado que los textos pensados para ellas promueven estos cambios en el papel femenino en el seno de ISIS, y ha analizado la influencia de tres de sus publicaciones, una en árabe y dos en inglés, entre 2014 y 2018.

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Si bien ISIS no es el primer movimiento yihadista dispuesto a atraer seguidoras, algo que según Europol ya hizo Al Qaeda, para el ISIS se han vuelto indispensables. “Lo son tanto en las áreas de conflicto [ya sea Siria o Irak] como en el mundo occidental, incluida la Unión Europea. Puede decirse que el crecimiento de ISIS ha cambiado el rol de la mujer en los grupos yihadistas, pero también lo contrario, que la mayor presencia femenina en la organización ha contribuido a su crecimiento como tal (…) y su compromiso ha aumentado gracias a su presencia en las redes sociales”, señala el informe Propaganda y Mujer en el Estado Islámico, elaborado por el Centro Europeo contra el Terrorismo, del propio Europol. Ha repasado para ello el semanario en árabe al-Naba, y los mensuales Dabiq y su sucesor Rumiyah, ambos en inglés, apoyándose también en otra bibliografía sobre terrorismo islamista.

“La propaganda de ISIS subraya la necesidad de liberar a las fieles de las garras de gobiernos infieles para atraer así a combatientes varones, pero como un estado no funcionaría sin ellas, las novias yihadistas son presentadas por al-Naba como un fenómeno aceptable en nombre de Dios, no como ideal de amor romántico, que no es promovido en absoluto”, según el estudio. "Así, la hijra [en emulación de la Hégira, o migración de Mahoma de La Meca a Medina en 622] es el camino de una buena musulmana. Este y no otro viaje pueden hacerlo solas”.

Presentado como una obligación religiosa, conversas como la finlandesa Umm Khalid al-Finlandiyya, enfatiza en Dabiq “la necesidad de negar a los infieles y de vivir en el califato”. Las historias de mujeres que han perdido a sus hijos son sublimadas para reforzar su fe, “porque el sendero de la verdad está lleno de espinas (…) y hacia el Paraíso no hay sitio para miedosos o cobardes”.

Buena parte de las musulmanas que se han unido a ISIS son europeas o de países occidentales, y la propaganda no elude el feminismo. En al-Naba se lamentan de que “la emancipación de la mujer en Occidente ha borrado la línea que separa los géneros convirtiéndolas en criaturas amenazadas [de extinción]”. Los expertos de Europol recuerdan que el concepto de empoderamiento difiere en función del enfoque religioso y cultural, y así, “mientras algunos pueden ver condescendencia en la protección de la modestia y virtud de la mujer, las que suscriben el yihadismo creen, como los hombres, que los roles y responsabilidades de cada género tienen un eco divino”. “La mujer yihadista piensa que el islam les concede un estatus superior del asignado en las sociedades occidentales, dispuestas a borrar su religión y atacar su identidad musulmana. Por ello, la vestimenta islamista que portan supone renunciar a la cultura occidental al tiempo que un signo de su recuperada independencia. Con todo, aunque los movimientos islamistas también han acuñado lo que puede llamarse feminismo islámico, en un intento de reinterpretar las fuentes de las escrituras para ampliar los derechos de la mujer en un entorno islámico, la yihadista lo considera sacrílego y una capitulación ante las presiones occidentales”, reza el informe.

Una de las propagandistas más señaladas es Umm Sumayyah al-Muhajirah, que apoya en Dabiq la esclavización de prisioneras. Es el toque femenino a los esfuerzos de ISIS para defender la poligamia y las esclavas sexuales, enraizando ambas prácticas en la jurisprudencia del Islam. La misma autora explica “que esclavizar a las familias de los infieles y tomar a sus mujeres como concubinas es una gran tradición profética”. Los artículos revisados desvelan asimismo el temor de ISIS a que las viudas abandonen el territorio, o pidan el divorcio si sus maridos han sido hechos prisioneros. Por eso se les anima a ser fuertes “para emular a las esposas del Profeta”. Dicho valor se amplía al combate, del que están exentas, pues solo pueden defenderse.

ISIS mantiene que la yihad violenta no es obligatoria para ellas, pero a través de Umm Khalid al-Finlandiyya “no descarta que las mujeres lleven a cabo ataques contra el enemigo, cuando otros no puedan hacerlo”. “Si bien ISIS las llama seguidoras, no soldados, incluye en las revistas ejemplos de heroínas de los primeros tiempos del islam y de atentados recientes”.

En cuanto a la educación, el grupo terrorista las invita a seguir clases de religión para poder educar a sus hijos en la fe, y menciona en al-Naba que un tercio de los estudiantes de la facultad de Medicina de la ciudad siria de Al Raqa son mujeres. “Todo esto sirve para presentarse como una organización agradecida con su contribución a la causa yihadista, porque ellas deben repeler los esfuerzos occidentales para erradicar la auténtica identidad musulmana”, concluye el estudio.

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