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Indonesia confirma un nuevo mandato del moderado Jokowi

La Comisión Electoral de indonesia adelanta la publicación de los resultados definitivos de los comicios presidenciales ante la previsión de protestas

El presidente de Indonesia, Joko Widodo, durante su discurso como ganador de las elecciones en un barrio pobre de Yakarta.
El presidente de Indonesia, Joko Widodo, durante su discurso como ganador de las elecciones en un barrio pobre de Yakarta.Dita Alangkara (AP)

Indonesia ha vuelto a dar su respaldo a Joko Widodo, conocido como Jokowi, para llevar el timón del país los próximos cinco años. La Comisión Electoral del archipiélago asiático ha confirmado la holgada victoria del dirigente moderado, que obtuvo el 55,5% de los votos en las elecciones del pasado abril. Su rival, el exgeneral Prabowo Subianto, que ya perdió frente a Jokowi en 2014 por un margen inferior, se ha estrellado con su estrategia de aliarse con facciones islamistas para atraer el voto conservador del país con más musulmanes del mundo.

La Comisión Electoral indonesia (KPU) anunció este martes los resultados, que dejan a Prabowo en la oposición con un 44,5%, cifra similar a la que anticiparon varias agencias privadas horas después de las elecciones del 17 de abril según las proyecciones del voto escrutado. Lo ha hecho por sorpresa un día antes de lo previsto, ante el temor de que se produjeran protestas callejeras en respuesta a las denuncias de fraude electoral de Prabowo. El exgeneral, que ya fracasó al disputar su derrota ante el Tribunal Constitucional en 2014, cuando perdió con cerca de un 47% de los votos, dio por falsos los resultados preliminares y ha abierto la puerta a impugnarlos de nuevo en los próximos días. La posibilidad de que su recurso triunfe es, no obstante, remota, ya que la Agencia de Supervisión Electoral ha descartado que se produjera fraude.

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Lo que no ha impedido que Prabowo haya lanzado arengas a sus seguidores para que tomen las calles. En la capital, Yakarta, la sede de la KPU se encontraba este martes protegida por alambres de espinos y vehículos antidisturbios, mientras la Policía desplegaba 32.000 efectivos para prevenir altercados, según informa Efe. Las autoridades también han alertado del peligro de atentados terroristas de producirse manifestaciones, después de que el pasado viernes anunciaran la detención de docenas de presuntos terroristas vinculados al Estado Islámico que planeaban detonar bombas durante las eventuales protestas.

Sin gran éxito de convocatoria de momento, Prabowo busca replicar las masivas manifestaciones en 2017 en Yakarta contra su exgobernador cristiano de origen chino, Basuki Tjahaja Purnama “Ahok”, acusado de blasfemar contra el islam –y condenado después a dos años de prisión por ello- cuando intentaba revalidar su cargo en las urnas. El exgeneral, de 67 años, había jugado la carta religiosa para tratar de vencer a Jokowi, una década más joven. Tradicionalmente moderada, Indonesia, donde el 88% de sus 265 millones de habitantes profesa el islam, ha experimentado un cierto giro conservador en los últimos años que Prabowo buscaba rentabilizar.

Pero, a tenor de los resultados, el país se mantiene fiel a su idiosincrasia liberal. Jokowi ha arrasado en zonas de mayoría hindú o cristiana, como la isla de Bali o Papúa, mientras la provincia de Aceh, la única del país en la que rige la sharia (ley islámica), se ha encumbrado como uno de los bastiones de Prabowo.

Jokowi, que declinó cantar victoria hasta que la Comisión Electoral confirmara los resultados, rompió este martes su silencio. “Invertiremos la confianza de la gente en programas de desarrollo que sean justos y equitativos para todos los estratos sociales en todos los rincones de Indonesia”, dijo, añadiendo que su misión será la de proteger “al 100% de los ciudadanos indonesios”.

El recuento fue demorado por la inédita magnitud de los comicios de abril, que, por primera vez desde la caída del dictador Suharto en 1998, celebró de forma simultánea las elecciones presidenciales y legislativas. Así, además de los cuatro candidatos a presidente y vicepresidente, otros 245.000 aspiraban a 20.000 puestos a nivel nacional y local, a elegir en los más de 800.000 colegios electorales que fueron desplegados por todo el país. Un ejercicio titánico de consecuencias funestas: más de 300 personas fallecieron por dolencias derivadas del agotamiento durante el día de los comicios, según la Comisión Electoral, y alrededor de 2.000 cayeron enfermas.

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