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El presidente Joko Widodo lidera el recuento en las elecciones indonesias

El actual mandatario obtiene un 55%, según las proyecciones a partir del voto escrutado que han elaborado varias agencias privadas. Su rival conservador, Prabowo Subianto, se queda en el 44%

El presidente indonesio, Joko Widodo, junto a la primera dama, Iriana Joko Widodo muestran sus dedos después de haber depositado su voto este miércoles en Jakarta.
El presidente indonesio, Joko Widodo, junto a la primera dama, Iriana Joko Widodo muestran sus dedos después de haber depositado su voto este miércoles en Jakarta.EDGAR SU (REUTERS)

“Jokowi es humilde. Es bueno para Indonesia”, afirma Wisnu, temblando de emoción, al enseñar a su mujer en su móvil el vídeo que acaba de hacerse dando la mano al presidente Joko –“Jokowi”- Widodo, que según los primeros recuentos no oficiales de las elecciones indonesias celebradas este miércoles ha ganado un segundo mandato. La esposa de Wisnu celebra entusiasmada el fugaz “encuentro” entre su marido y el presidente, para quien no tiene halagos suficientes: “¡Es el mejor!”.

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El matrimonio había esperado a Jokowi, de 57 años, fuera de una sala de teatros de Yakarta, la capital indonesia, en la que el dirigente daba una rueda de prensa poco después de que los primeros recuentos al cierre de las urnas le dieran como ganador. Según las proyecciones a partir del voto escrutado elaboradas por varias agencias privadas, Jokowi alcanza el 55% de los votos, mientras su rival, el exmilitar conservador Prabowo Subianto, se queda con un 44%. De confirmarse, sería una victoria ligeramente más holgada que la de 2014, cuando Jokowi también venció a Prabowo con un 53,15%.

Pero Jokowi, que en principio representa al islam moderado más característico de Indonesia, frente a la estrategia conservadora de Prabowo, no quiso proclamarse ganador. El dirigente instó a esperar a los resultados oficiales, que se publicarán el 22 de mayo. Pese a su prudencia, fuera del teatro docenas de seguidores le aclamaban como ganador: “¡Jokowi, te queremos! ¡Jo-ko-wi! ¡Jo-ko-wi!”, gritaba la muchedumbre, impidiendo el paso del coche oficial en el que iba el presidente.

Por su parte, Prabowo, de 67 años, daba por falsos los resultados preliminares y denunciaba “irregularidades” en el voto, abriendo la puerta a disputarlos si se confirman, como ya hizo sin éxito en 2014, cuando el margen de diferencia era menor. En el país con mayor población musulmana del mundo —el 88% de sus 265 millones de habitantes— la baza religiosa era la principal esperanza para Prabowo.

Los resultados actuales se lo pondrían más difícil a Prabowo, que confiaba en que el dividido ambiente preelectoral acabase inclinándose a su favor. Una división perfectamente representada por la familia Ramli Forez: al acudir a las urnas, mientras el matrimonio se inclinaba por el exmilitar por su imagen más tradicional y religiosa, su hijo Rachmat, de 21 años, estrenaba su voto apostando por Jokowi porque ha quedado muy satisfecho con la gestión que ha hecho del país este último quinquenio. “Ha cumplido con su promesa de invertir en infraestructura”, dice el estudiante de Económicas.

Su comentario sorprendía a su madre, desesperada por arreglarse el hiyab (pañuelo islámico) mientras cogía a uno de sus trillizos de menos de un año. Ramli, el padre, miraba divertido a su hijo mayor sosteniendo a otro de los pequeños en brazos. “¡Estos jóvenes!”, exclamaba el empleado de una compañía de seguros al salir de uno de los puestos electorales del corazón financiero de Yakarta. Representando el 40% de los más de 192 millones de votantes convocados este miércoles, la preferencia de los jóvenes se considera determinante para el resultado final.

Pero su voto no se espera uniforme. Indonesia, la tercera mayor democracia del mundo —con 192 millones de ciudadanos llamados a las urnas— tras India y Estados Unidos, es un vasto país de más de 17.000 islas con un índice de urbanización del 55%, según el Banco Mundial (en 1960 apenas llegaba al 15%). Si bien se anticipa que los urbanitas hayan respaldado a Jokowi, la situación puede ser diferente en islas y provincias remotas, menos beneficiadas por el exitoso boom en infraestructura impulsado por el presidente.

Más de 800.000 colegios electorales

Llamada a convertirse en la cuarta economía mundial en 2050, Indonesia ha realizado este miércoles un ejercicio democrático titánico; por primera vez desde la caída del dictador Suharto en 1998, el país ha celebrado las elecciones presidenciales y legislativas a la vez. Las cifras son mareantes: además de cuatro candidatos a presidente y vicepresidente, otros 245.000 aspiran a 20.000 puestos a nivel nacional y local, a elegir en los más de 800.000 colegios electorales desplegados por todo el país. Una “fiesta de la democracia”, como la define Indonesia, que vive con orgullo sus casi dos décadas de estabilidad política.

Ese ambiente festivo se sentía en Yakarta desde que los cientos de espacios electorales desplegados por toda la ciudad abrían a las 07.00 horas (02.00 en la España peninsular). También se percibían las disparidades en los distintos distritos de Yakarta, reflejo de las desigualdades del país. En Garot Subroto, una zona de renta media-alta, Juliana, de 45 años, y su hija Ixelyn, de 18, indonesias de origen chino (1,20% del país) citaban la economía como el principal motivo de su apoyo a Jokowi. “Su programa está funcionando. Tiene visión y proyectos para los próximos 20 años”, señala Juliana, mientras su hija asiente.

Nada que ver con los motivos que esgrimía Viena, de 33 años, en Muara Angke, un pobre distrito pesquero del sur de la capital. “¡Mi candidato es Prabowo! ¡Mi fe así lo dicta!”, proclama la joven. Aunque ambos candidatos han jugado la carta religiosa en estas elecciones —Jokowi ha elegido como número dos al clérigo Maruf Amin, presidente del Consejo de Ulemas de Indonesia (MUI), la mayor organización islámica del país—, Prabowo se ha acercado a grupos islamistas para movilizar a los sectores de la población menos integrados. Una estrategia que, finalmente, no parece haberle surtido efecto.

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