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La UE: SNAFU

La situación de la Unión Europea ante las próximas elecciones se puede describir utilizando un código del ejército estadounidense: ‘Situation Normal: All Fucked Up’

Un mural de Banksy con motivo del Brexit en Dover Reino Unido.
Un mural de Banksy con motivo del Brexit en Dover Reino Unido.GLYN KIRK (AFP/Getty Images)

La semana que viene millones de ciudadanos de la Unión Europea están llamados a votar el próximo Parlamento Europeo. Históricamente, estas elecciones no tenían mucho interés para el electorado de los estados miembro, que veía los asuntos comunitarios como algo secundario y lejano, pero después del vuelo de dos cisnes negros en 2016 –la victoria de Donald Trump y el Brexit– muchísima más gente estará pendiente de lo que ocurra ese domingo. La situación de la UE se puede describir utilizando un viejo código del ejército estadounidense: SNAFU. Que significa Situation Normal: All Fucked Up (situación normal: todo jodido). Según una encuesta de YouGov, la mayoría de europeos cree que Europa desaparecerá para el año 2040. Según esa misma encuesta, menos de un tercio dispone de ahorros cuando llega fin de mes. Ése es el espíritu que domina a Europa desde el estallido de la crisis de deuda soberana. También es lo que reflejan los medios.

Empecemos por Alemania, el corazón de Europa. Un corazón que late a golpe de desfibrilador, algo que ni siquiera los medios del establishment pueden obviar. Así, el semanario Der Spiegel tituló en la portada de su edición impresa “se acabaron los años de vacas gordas”, y desde la sección de economía deltageszeitung cargó contra el concepto de “economía social de mercado”. Fuhrmann califica este concepto, del que dice que tiene más de neoliberal que de social, de “mito fundacional de la República Federal Alemana”, hoy inscrito en el Tratado de Lisboa. Es más, el epíteto de “social” fue introducido tras la huelga general del 12 de noviembre de 1948 que secundaron 9 millones de trabajadores, la única en todo el período de posguerra. El economista Michael R. Krätke habla en Sin Permiso un “ídolo” que “se tambalea”, de “pensamiento estrecho” y de “cuentos de hadas de terror”.

En Reino Unido el Partido del Brexit de Nigel Farage sigue liderando las encuestas con un sólido 34%, más de diez puntos por delante de los laboristas. Peter Stäuber describe en Die Zeit  al político euroescéptico como un “peligro”, aunque reconoce que su discurso de que las élites han traicionado al pueblo “no es del todo falso”. “El aplazamiento de la salida de la UE y la errática estrategia del gobierno dan impulso a este movimiento de la nueva derecha”, escribe Stäuber, que repasa la trayectoria de Farage de líder de un partido marginal a mascarón de proa de losbrexiteers gracias a un estilo político afinado en cientos de reuniones en pubs y centros comunitarios y que transmite cercanía a un sector del electorado con el que, en realidad, nada tiene que ver por sus orígenes de clase. “El Partido del Brexit se diferencia ya en su imagen del amateurismo de UKIP, con su peculiar logotipo con el símbolo de la libra esterlina, que se asemeja a la publicidad de una tienda de baratijas”, comenta el autor al observar que “los actos del Partido del Brexit están mucho mejor organizados, profesionalmente hablando”.

Matteo Salvini se prepara en Italia para unas elecciones que se presentan como un paseo triunfal para la Liga Norte, que supera el 30% en la mayoría de encuestas de intención de voto. El martes, Salvini pinchó nervio al asegurar desde Verona que estaba dispuesto a “romper algunas normas de la UE” como el límite de déficit del 3%, informaba Bloomberg. “Hasta que el desempleo no se reduzca a la mitad en Italia, hasta que alcancemos el 5%, gastaremos todo lo que haga falta gastar”, dijo Salvini. “Y si alguien en Bruselas se queja, no es nuestro problema”, sentenció.

En Francia, Financial Times recordaba, aunque tampoco es que hiciera demasiada falta, que La República En Marcha (LREM), el partido del presidente francés, Emmanuel Macron, luchará por contener a la Agrupación Nacional de Marine Le Pen. “Una encuesta de Harris Interactive/Epoka para Le Figaro publicada esta semana ponía a la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen, de ultraderecha, con un 22,5%, por delante de LREM, con un un 22%”, señalaba el periódico económico. Un Macron asaeteado por los ‘chalecos amarillos’ y “alarmado por las encuestas de intención de voto, y el entusiasmo generado por el locuaz candidato de RN, Jordan Bardella, de 23 años, ha ordenado sacar la artillería pesada para las próximas elecciones del 26 de mayo.” De este modo, “el primer ministro, Édouard Philippe, y otros miembros de su gabinete han sido enviado a la refriega y se les ha ordenado inyectar energía a los actos de [la candidata de LREM, Nathalie] Loiseau para asegurar que su formación acaba siendo la más votada por Francia en el Parlamento Europeo.”

Todos estos mazazos políticos y económicos también han roto la fachada del modelo nórdico. En The Guardian, Elisabeth Åsbrink reconstruye la historia de la extrema derecha en Suecia desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta el ascenso electoral de los Demócratas Suecos de Jimmie Åkesson, que también aspiran a conseguir buenos resultados en estas europeas.

EE UU piensa en 2020

Estados Unidos mira a Europa, pero tampoco mucho. Los estadounidenses ya piensan en las elecciones presidenciales de 2020. En esta ocasión el interés informativo cambia de bando y se centra en las cada vez más concurridas primarias del Partido Demócrata. Hasta 22 candidatos compiten por ser elegidos, una melé en la que participan políticos de diferente peso. Louis Proyect recupera para la edición dominical de Counterpunch Bernie y los sandernistas: notas de campaña de una revolución fracasada, la crónica de Jeffrey St. Clair del anterior intento de Bernie Sanders por alzarse con el puesto.

El candidato a la presidencia Bernie Sanders en un mítin para buscar un acuerdo verde.
El candidato a la presidencia Bernie Sanders en un mítin para buscar un acuerdo verde.Cliff Owen (AP)

En este texto Proyect esperaba encontrar material para entender mejor lo que sucederá dentro de unos meses “debido a que Sanders llevará a cabo el mismo tipo de campaña que hizo en 2016”. Pero “dejando aparte la utilidad de Bernie y los sandernistas como arsenal de argumentos sobre lo que supone apoyar a los candidatos del Partido Demócrata, incluso a aquellos que se hacen llamar socialistas, el libro es la mar de entretenido de leer”. “Con la muerte de Hunter S. Thompson en 2005 y Alexander Cockburn en 2012, hay muy pocos periodistas –quizá ninguno– que tengan la habilidad de ir a la yugular”, continúa. Así, St. Clair describía a la mayoría de los seguidores millenial de Sanders como “educados en los suburbios de Madison y Denver en las virtudes de pan blanco del viejo sueño americano” y se preguntaba por ejemplo por qué si Sanders “conseguía reunir a 20.000 hipsters en el Rose Garden de Portland no podía hacer que 10.000 se uniesen a los piquetes de los trabajadores de Verizon en huelga”.

No lo tienen mucho mejor los candidatos del establishment demócrata. Luke Savage critica en Jacobin a las “élites del partido y donantes” que “continuarán buscando cualquier cosa y a cualquiera que crean que pueda pulsar el botón de reinicio y restaurar un sentido de normalidad.” “Incluso en esta fase temprana”, escribe Savage, “las primarias se han convertido en una especie de guerra de broma en la cual una colección de candidatos del establishment, indistinguibles los unos de los otros, compiten para hacer que la elección sea sobre cualquier cosa que no tenga que ver con una ruptura decisiva con el status quo político y económico”, representado en esta ocasión por el ex vicepresidente Joe Biden, el excongresista de Texas Beto O’Rourke y el alcalde de South Bend (Indiana), Pete Buttigieg. Los tres son presentados “como marcas de consumo a disposición de potenciales compradores en el bazar electoral”, convirtiendo las primarias en “una competición de narrativas personales […] basadas en ésta o aquella taxonomia cultural reduccionista”.

Mientras, el trumpismo se prepara. A las guerras meméticas, 4Chan y ese Internet subterráneo que tan bien describe Angela Nagle en Muerte a los normies (Orciny Press, 2018), parece que se le suma, según cuenta The New York Times, una nueva red social, TikTok , que los partidarios del presidente han tomado por asalto para crear, en palabras del diario estadounidense, “un espacio seguro de los espacios seguros”. Habrá que ver cuál es su influencia en los próximos meses. Trump, confiado, entretuvo la semana reuniéndose con Viktor Orbán –un encuentro descrito por Politico como “America First meets Hungary First”– o restando importancia a la guerra comercial con China como una “riña sin importancia” .

No lo ve igual Beijing. “Si alguien piensa que su propia raza y civilización es superior e insiste en remodelar o reemplazar a otras civilizaciones, sería una idea estúpida y desastrosa”, dijo el presidente chino, Xi Jinping, en su discurso en la Conferencia sobre el Diálogo de Civilizaciones Asiáticas, recogido por el South China Morning Post. A juicio del mandatario chino, “deberíamos atenernos a la igualdad y al respeto, abandonar el orgullo y los prejuicios, profundizar nuestro conocimiento sobre las diferencias entre las nuestras y otras civilizaciones, y promover un diálogo armónico y la coexistencia entre civilizaciones”. Otro miembro de los BRICS, India, decidió posponer una vez más, como explicaba RT , medidas de respuesta a la decisión de EEUU de aumentar los aranceles al acero y el aluminio en un 25% y 10% respectivamente el pasado mes de junio.

También Sudáfrica y Filipinas

Aunque con menos repercusión en los medios, también hubo elecciones en Sudáfrica y Filipinas. El diario alemán Junge Welt dedicó un análisis a la amarga victoria del Congreso Nacional Africano (ANC), con una caída de más de cinco puntos que es todo un toque de atención de los votantes a sus políticas económicas. El Frente de la Libertad (FF+), el partido afrikaaner, fue asimismo noticia en varios medios sudafricanos por el escaño obtenido por Wynand Johannes Boshoff, el nieto de Hendrik Verwoerd, el arquitecto del apartheid.

En Filipinas, el Partido Democratico Pilipino-Lakas ng Bayan (PDP) se impuso en las elecciones al Senado, reforzando la figura del presidente Rodrigo Duterte. “Los resultados de las elecciones al Senado de 2019 son el sello de aprobación del presidente Rodrigo Duterte y su sangrienta ‘guerra contra las drogas’, según el ministro de Asuntos Exteriores Teodoro Locsin […] ‘[Duterte] y la guerra ganaron, así que todo el mundo cierre la puñetera boca sobre esta cuestión, la guerra continúa’, escribió el jefe de la diplomacia en su cuenta de Twitter”, recogía el Philippine Star.

Con tantas elecciones uno está tentado de echar mano de Miedo y asco en la campaña de 1972), el clásico aún por traducir del arriba mencionado Hunter S. Thompson, y escoger una cita al azar, que casi siempre es buena.Una como ésta: “El principal problema de cualquier democracia es que a los que les gusta complacer a la multitud son, por lo general, cerdos descerebrados que pueden salir al escenario y galvanizar a sus partidarios en un frenesí orgiástico para luego volver a la oficina y vender por cinco centavos a cada uno de los pobres hijos de puta.”

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