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“Habíamos perdido el miedo al terrorismo”, cuenta un empresario local

Las autoridades decretan el toque de queda y bloquean el acceso a WhatsApp y a las redes sociales

Familiares de las víctimas, cerca de una morgue, este domingo en Colombo.
Familiares de las víctimas, cerca de una morgue, este domingo en Colombo.Eranga Jayawardena (AP)

“Desde que se ha producido la primera explosión, el pánico y el caos se han contagiado por todo Colombo”, explica por teléfono Vinod Gordon, un empresario local. Gordon cuenta que a las tres y media de la tarde (hora local, doce del mediodía en la España peninsular) la televisión anunció un toque de queda a partir de las seis de la tarde. Gordon ha aprovechado esas horas para comprar algo de cena y algunos productos básicos “por si la situación iba todavía a peor”.

“El Gobierno anunció en la radio pocos minutos antes de las cuatro que se adelantaba el toque de queda con efecto inmediato”, comenta. “En ese momento la situación ha sido caótica, todos los conductores intentábamos dar la vuelta lo antes posible y la gente corría hacia sus casas. No saber quién está detrás de las bombas, ni cuáles son los motivos ha generado auténtico pánico”, añade.

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Tras los atentados que han causado al menos 290 muertes este domingo —los más graves que ha sufrido Sri Lanka desde el fin de la guerra civil en 2009—, las autoridades del país han suspendido el acceso a distintas redes sociales y servicios de mensajería instantánea como Facebook, WhatsApp y Viber. “Internet está saturado y prácticamente no puede utilizarse. Nos quedan la televisión y la radio”, explica Gordon desde su casa en Colombo.

Un testigo de una de las explosiones en un hotel de lujo, el Cinammon Grand, ha contado a France Presse que un kamikaze ha detonado sus explosivos mientras esperaba en una cola para entrar a un restaurante del complejo: “Ha sido el caos más absoluto”.

Gordon, que se dedica al alquiler de residencias de lujo a extranjeros, comenta que “todo ha ido bastante bien en Sri Lanka desde que acabó la guerra civil hace 10 años”. “Habíamos perdido el miedo al terrorismo. Al menos aquí, en la capital”, añade.

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“Esto va a destrozar el turismo. Vamos a tener decenas de cancelaciones y costará muchos años que nos recuperemos del todo”, pronostica el empresario. Entre las víctimas de los atentados de este domingo hay al menos una treintena de extranjeros, según fuentes policiales. China y Holanda ya han confirmado que hay ciudadanos suyos entre los muertos. 

En 2009, tras finalizar una guerra civil que se prolongó 26 años y dejó más de 100.000 muertos, Sri Lanka solo recibía menos de 500.000 turistas extranjeros cada año. Sin embargo, el año pasado ya rozó los 2.500.000, sobre todo chinos e indios, y una subida notable de británicos, alemanes y franceses. “Los últimos años habían sido increíbles para el turismo en Sri Lanka. Crecía y crecía y parecía que no tenía techo. Esto lo cambia todo”, sentencia Gordon.

Uno de esos turistas es la española Laura Higuera. Ella y su pareja se encontraban desde hace tres semanas recorriendo el país “en un tuk-tuk que alquilamos en Negombo [al norte de la capital], la pequeña ciudad de mayoría cristiana, en cuya iglesia principal [San Sebastián] ha ocurrido una de las masacres”, relataba este domingo en un intercambio de correos electrónicos. Higuera tenía previsto pasar el día en Colombo “pero hubo un cambio de planes casual” de última hora, explicaba desde Bentota, a unos 40 kilómetros al sur de la capital.

En el hostal donde estaban alojados, aseguraba Higuera, se percibía miedo. “Además del miedo lógico del momento, el miedo del qué vendrá después. La policía también nos ha advertido que tengamos cuidado, que algo muy malo estaba pasando en el país”. Tienen el billete de vuelta para este martes “pero no sabemos qué pasará. La Embajada de España en Delhi nos pide que esperemos noticias pero ni siquiera se han interesado por conocer nuestros nombres. Estamos totalmente desinformados”, se quejaba. Aunque ayer funcionaban las conexiones internacionales, las autoridades pedían a quienes tuvieran que tomar un vuelo acudir al aeropuerto al menos con cuatro horas de antelación.

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