El campo francés impulsa la agricultura ecológica de la mano de la UE
Cada vez más explotaciones que se benefician en Francia de la Política Agrícola Común se plantean abandonar la producción intensiva y darle la espalda a los pesticidas
Es uno de los asuntos más delicados del momento: la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) y la cuestión del presupuesto que se le otorgará para el periodo 2021-2027. Debido al Brexit y la consiguiente pérdida de la contribución del Reino Unido, la Unión Europea (UE) deberá reducir sus gastos, y el apoyo a la agricultura, que todavía es el principal sector de coste de la UE, se verá perjudicado.
¿Hasta qué punto se reducirá? El presupuesto para el periodo actual (2014-2020) es de 408.000 millones de euros, y la Comisión propone recortarlo hasta 365.000 millones para el periodo 2021-2027. Francia y otros países beneficiarios se oponen a esa reducción, y las negociaciones son intensas.
Francia se juega mucho en ello, porque es el principal beneficiario de la PAC al recibir 9.000 millones de euros al año, seguida de Alemania (6.300 millones), España (6.000 millones), Italia (5.400 millones) y Polonia (4.500 millones). Además, en Francia, la PAC representa la parte más importante de las ayudas que recibe de Europa (62%), mientras que para Polonia solo supone el 38%, porque las demás subvenciones, como los fondos estructurales, también son importantes. En Alemania, la PAC representa el 54% de las ayudas percibidas de la UE, en España el 49%, en Italia el 44% y en Bélgica solo el 9%, es decir 600 millones de euros. Teniendo en cuenta lo importante que es la PAC para Francia, hemos decidido ir a ver in situ a un agricultor para ver lo que significa.
Emmanuel Roch tiene 28 años, está soltero y representa a la tercera generación en la granja familiar que explota, en Sainte-Beuve-en-Rivière, en Normandía. Su abuelo compró en 1974 la finca, que por aquel entonces tenía 75 hectáreas para la cría de bovinos, la producción de leche y el cultivo de cereales. Su padre se instaló allí en 1987 y amplió la explotación hasta un poco más de 100 hectáreas, y cuando Emmanuel se instaló a su vez en 2012, la aumentó hasta 150 hectáreas. En la región, es una explotación un poco más grande que la media.
Como todos los agricultores, Bernard, el padre, siente nostalgia de la época en que los precios estaban garantizados. De hecho, para los campesinos era una bendición: producían lo máximo posible y tenían la seguridad de vender su producción. Pero para Europa (el Parlamento Europeo ha financiado este reportaje), era un tanto problemático: los excedentes de producción se dispararon en la década de 1980, y los países agrícolas no europeos clamaban contra esta competencia desleal. Esto dio lugar a las grandes reformas de la PAC, que introdujeron a partir de 1992 una adaptación a los precios de los mercados mundiales, empezando por los cereales y la carne bovina. “Al principio era una bendición”, recuerda Bernard Roch. “Se suponía que las subvenciones tenían que compensar la adaptación de los precios de los cereales a los mercados mundiales, pero como los precios se disparaban en ese momento, la PAC era como un dinero caído del cielo para los productores de cereales. No estaba muy justificado”.
Bueno, el mecanismo se adaptó, y aunque, en opinión de Bernard, todavía favorece demasiado a las explotaciones más grandes, señala que desde hace varios años las ayudas no dejan de disminuir: “En 2012, cuando mi hijo se instaló y aumentamos la explotación hasta las 150 hectáreas, recibíamos unas subvenciones de 58.000 euros anuales. Ahora, ya vamos por 43.000”. Una vez dicho esto, reconoce que su supervivencia depende de la PAC: “Sin ella, no saldríamos adelante”. Emmanuel asiente: “Ningún sistema es perfecto, pero hoy en día la PAC es fundamental para la supervivencia de las explotaciones agrícolas. Sin ella, no podríamos vivir”.
Para estos dos agricultores, padre e hijo, que siempre han intentado limitar los insecticidas y los insumos, las ayudas europeas les van a permitir a partir de esta primavera realizar un cambio radical: van a pasarse a la agricultura ecológica. Eso significa un cambio en las superficies de cultivo —menos cereales y más praderas y superficies para alimentar a los animales— y también suprimir el forraje de maíz ensilado para sustituirlo por heno. En resumidas cuentas, inversiones y pérdida de ingresos durante los primeros años que, sin duda, nunca se habrían atrevido a realizar sin las ayudas a la transición hacia el cultivo ecológico ofrecidas por la PAC.
Hemos seguido a Emmanuel Roch durante un día. Pónganse el impermeable, que estamos en Normandía, y vengan con nosotros.
Traducción: News Clips.
Este artículo se publica en el marco de la alianza de medios LENA.