Amar a los bosques desde niños
El Día Mundial de los Bosques 2019 pone la mirada en los más chicos para que aprendan a cuidar este recurso invaluable
Faltaban solo 15 días para que las clases del último año de preescolar de Lucía terminaran. Se acabaron las hojas del cuaderno de comunicaciones. A la mamá se le ocurrió agregarle, como si fuera una cirujana de libros, unas hojas que le habían sobrado del cuaderno del año anterior.
Al día siguiente recibió un mensaje de la escuela: “Por este año se te permite, pero para los años sucesivos, por favor, compra un cuaderno nuevo”. La mamá respondió: “Fue una solución ecológica. Reciclar el papel es cuidar los árboles, una pequeña acción para cuidar los bosques ¿no?”. La respuesta de la escuela fue: “No es excusa”.
¿Qué tipo de educación sobre conservación de recursos se está ofreciendo a los más pequeños? ¿La que intentó dar esta mamá con esa pequeña acción o la que ofreció el centro educativo?
Por miles de historias como estas no es de extrañar que la ONU haya pensado en que el tema del Día Mundial de los Bosques 2019 (Los bosques y la educación) vaya dirigido a los más chicos: “Aprende a amar el bosque”. Con esto en mente, realizamos una excursión breve por algunas razones para hacerlo; y no todas son exclusivamente ambientales:
Los árboles y los bosques, clave para los ODS
Al cuidar árboles y bosques, se están protegiendo los ecosistemas terrestres, ayudando a que la temperatura del planeta no exceda los 2 ºC (como quedó establecido en el Acuerdo de París) y procurando agua limpia para todos. También se está luchando por cumplir con otros objetivos como mitigar el hambre, reducir la pobreza o lograr la igualdad de género.
Los bosques son el hogar de buena parte de la biodiversidad, de sus árboles se obtienen gran cantidad de alimentos que colaboran en la tarea de garantizar la seguridad alimentaria y también absorben el equivalente a aproximadamente 2.000 millones de toneladas de CO2 cada año. Por eso, muchas de las respuestas al cambio climático deben centrarse más en los bosques, señala la ONU.
De acuerdo al Banco Mundial, más de 100 países han incluido la gestión de los bosques en sus compromisos para cumplir con la meta del Acuerdo de París. Lo han hecho través de medidas que procuran la reducción de la deforestación, la reforestación, la conservación adecuada de los árboles y sistemas para trabajar la tierra de forma más sustentable, como la agroforestería (que integra árboles, ganado y pastos en una misma unidad productiva).
Los bosques apoyan las economías rurales al ser fuente de sustento y trabajo para aquellos que tienen pocas alternativas de empleo fuera del sector agrícola y evitan que más personas caigan en la pobreza extrema. A nivel mundial, cerca de 350 millones de habitantes de zonas boscosas o sus alrededores obtienen parte de sus ingresos de los bosques. De esa cantidad, casi 60 millones, incluyendo a las comunidades indígenas, dependen enteramente de los bosques.
De los bosques se generan más de 5000 tipos de productos madereros que generan un valor agregado de casi el 1% del producto interno bruto global, destaca el Banco Mundial.
Datos del informe El estado de los bosques del mundo, publicado por la FAO en 2018, indican que los bosques y los árboles pueden proporcionar el 20% de los ingresos de los hogares rurales en los países en desarrollo, o bien en dinero o satisfaciendo las necesidades de subsistencia.
En el estudio también se estima que los productos forestales (sin incluir la madera) aportan alimentos, ingresos y diversidad nutricional a una de cada cinco personas en todo el mundo, sobre todo mujeres, niños, agricultores sin tierras y otras personas vulnerables.
En los bosques también se libra la lucha por la igualdad de género, otro de los objetivos de desarrollo sostenible.
Según varios estudios, en 135 sociedades analizadas se determinó que las mujeres recolectaban el 79% del total de los productos alimentarios de origen vegetal y que de los 850 millones de personas que participan en la recolección de leña o producción de carbón vegetal, cerca del 83% son mujeres. Sin embargo, los beneficios del trabajo son desiguales.
La superficie forestal del planeta sigue disminuyendo
Entre 1990 y 2015, la superficie de bosques disminuyó del 31, 6% al 30,6%, según estimaciones de la FAO. La mayor parte de la pérdida fue en países en desarrollo, particularmente en África subsahariana, América Latina y el Sudeste asiático.
Aunque el ritmo de deforestación se ha ralentizado, sigue siendo elevado y cada año se pierden 13 millones de hectáreas brutas de bosque, es decir, una superficie mayor que la de un país como Nicaragua.
Las iniciativas de reforestación han logrado que la pérdida neta sea de 5,6 millones de hectáreas, equivalente a la mitad del territorio hondureño. Que tus hijos sepan lo que pierden con cada hectárea de bosque que desaparece podría convertirlos en los mejores aliados del futuro para la defensa de estos ecosistemas.
A propósito de que este 22 de marzo es el Día Mundial del Agua, también es importante destacar que el 40% de las 230 cuencas hidrográficas más importantes a nivel global han perdido más de la mitad de su cubierta de árboles.
Pero a pesar de esto hay una noticia esperanzadora: la superficie de los bosques destinados a la conservación del suelo y el agua ha aumentado a escala mundial durante los últimos 25 años. En 2015, el 25% de los bosques se gestionaba con este fin. La excepción de esta tendencia se ubica en África y el América del Sur, donde solo el 9% de la superficie forestal (muy por debajo del promedio mundial) es gestionada con el objetivo de proteger el suelo y el agua.
A tiempo de gestionar mejor los bosques
Algunos países de América Latina están demostrando que se está a tiempo para llevar a cabo acciones para que el sendero sea distinto. En México existe en un programa ambicioso sobre bosques y cambio climático con una inversión de más de 460 millones de dólares para gestionar los bienes y servicios forestales de manera sostenible.
“Sabemos que cuidando los bosques tendremos trabajo por mucho más tiempo. Por eso es tan importante que los bosques sean gestionados de la manera más adecuada y así no se agotarán”, dice Luis Zárate que forma parte de un aserradero en un ejido de San Pedro el Alto. Aquí podrás ver otros testimonios.
En Brasil, el Banco Mundial también apoya la conservación y gestión del bosque del Cerrado, segundo bioma más grande de América del Sur, que, debido a la actividad agrícola y de ganadería, sufre una deforestación más acelerada que la de la Amazonía en general. En Perú, acaba de arrancar un proyecto para recuperar 380.500 hectáreas de bosques, que beneficiará a más de 2300 familias.
En el informe sobre el estado de los bosques del mundo del 2018 también se mencionan las buenas experiencias en gestión de temas forestales:
Costa Rica, a través del ecoturismo y pago por servicios ambientales;
Bolivia donde a cambio de una amnistía por deforestación ilegal, logró que pequeños propietarios implementaran programas de restauración de bosques y agricultura sostenible
Guatemala, con concesiones forestales para gestionar más de 40.000 hectáreas que generaron más de 10.000 empleos directos. En un año, las ganancias para las empresas fueron de casi ocho millones de dólares, solo por la venta de madera.
Seguramente, hay muchas historias que sí están en sintonía con el cuidado de los bosques. Si necesitas algunos apuntes para hablar en un lenguaje y usar recursos apropiados, la ONU elaboró esta guía de aprendizaje para que los niños descubran los bosques y cómo las personas y el planeta entero se benefician de ellos.
Marjorie Delgado es productora digital del Banco Mundial
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