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Afua Hirsch: “Los británicos no encuentran su lugar en el mundo”

La abogada y columnista londinense reflexiona en su último libro sobre la crisis de identidad que padece el Reino Unido

Afua Hirsch.
Afua Hirsch. inma flores

Afua Hirsch podría ser un buen ejemplo del modelo multicultural británico. Su madre es ghanesa y su padre, un judío británico. Creció en Londres, en el acomodado barrio de Wimbledon, y estudió en la Universidad de Oxford. A sus 36 años, es columnista del diario The Guardian y su rostro es conocido en Reino Unido por su presencia en los debates televisivos de las cadenas BBC o CNN. Pero esta periodista y abogada británica lleva toda la vida planteándose algo: “¿Por qué la gente de mi país me pregunta continuamente de dónde soy?”.

Hirsch ha intentado dar respuesta a esta cuestión en su primer ensayo Brit(ish): On Race, Identity and Belonging (lo británico: raza, identidad y pertenencia), publicado por la editorial Jonathan Cape London y en el que vincula su propia crisis de identidad como ciudadana británica y mulata con la crisis que según ella sufre Reino Unido. En sus páginas, hilvana el relato autobiográfico con el análisis histórico y sociológico de un país que añora la grandeza del imperio, pero que según ella “no reflexiona sobre sus capítulos más oscuros” como la esclavitud o la explotación colonial.

P. En estos tiempos en los que el nacionalismo ha resurgido con fuerza en Occidente, ¿cree que la promesa de una sociedad multicultural fruto de la globalización ha sido un fracaso?
R. La gente pensaba que la globalización significaría progreso y riqueza para todo el mundo, pero ha establecido una gran brecha entre ricos y pobres. Esta desigualdad ha sido el caldo de cultivo para el populismo, que en el caso de Reino Unido se ha manifestado con el Brexit. Y esto se debe a que una parte importante de la sociedad británica no ha asumido la pérdida del imperio; la gente sigue creyendo que es diferente del resto de europeos, hay un sentimiento de superioridad blanca, les gustaría volver hacia atrás. Pero nadie habla sobre el legado de ese imperio, nadie es honesto con lo que sucedió durante tantos años de dominación británica. Los políticos populistas han aprovechado esta fragilidad de la identidad nacional para ganar votantes y han encontrado un culpable: la Unión Europea.
P. ¿Hasta qué punto la pérdida de influencia y poder de Reino Unido en el mundo explica la división social que sufre ahora el país?
R. En 50 años este país ha perdido sus colonias y ha visto su gran imperio desvanecerse. También ha caído la industria que generaba una clase media trabajadora que sustentaba el Estado de bienestar; el poder adquisitivo del trabajador ha bajado, y, con ello, sus oportunidades de crecer; los cambios demográficos convierten la sociedad británica en una sociedad envejecida y conservadora… Nos enfrentamos a unos desafíos muy profundos y nadie tiene una solución para todo esto. Por tanto, asistimos a una crisis de identidad basada en que los británicos no encuentran su lugar en el mundo (y esto les sucede a otros países europeos), unida a un fracaso del liderazgo de los gobernantes, que son incapaces de pensar en políticas a largo plazo que sean capaces de reestructurar el sistema.
P. En su libro cuenta que usted, como ciudadana británica de raza negra, ha vivido episodios de “racismo bienintencionado” por parte de sus compatriotas. ¿Cómo lo ha percibido? 
R. No me refiero a insultos o ataques violentos, sucesos que, por otro lado, ocurren ahora con más frecuencia en mi país, aunque siguen siendo casos aislados. De lo que hablo cuando digo racismo bienintencionado es de gente que piensa que no es racista; pero el imperio se basaba en la idea de que los británicos blancos eran más civilizados, superiores al resto. Esto es una construcción filosófica muy profunda que no ha desaparecido en medio siglo. Y por mi experiencia, se trata de actos inconscientes. Por ejemplo, la gente me pregunta constantemente de dónde soy o hace comentarios sobre cómo visto, o sobre mi pelo.
P. Trabajó tres años como corresponsal del periódico The Guardian en África Occidental. ¿Qué opinan los africanos sobre el discurso antiinmigratorio que aflora en Occidente?
R. El gran problema de África es la continua pérdida de capital humano. En el caso de Ghana, las mejores enfermeras del país trabajan en Reino Unido. La gente busca las mejores oportunidades sea donde sea y eso nadie lo puede controlar. Solo los Gobiernos locales podrían ofrecer una alternativa. Aunque también es bastante cínico por parte de algunos líderes occidentales decir que quieren ayudar a África y a la vez llevarse a sus mejores profesionales, a la gente que podría cambiar las cosas.
P. Su libro intenta explicar la crisis de identidad que sufre Reino Unido. Y lo publicó después de que se aprobara el Brexit. ¿No le parece demasiada casualidad?
R. Lo escribí antes del referéndum. Aunque en cierta manera fue una especie de predicción de lo que iba a venir. Es un análisis de la crisis de identidad británica contada a través de mi propia historia. La mayoría de la gente no piensa en que la causa de todo este malestar puede deberse a un problema de identidad nacional, y lo que yo quiero es hacerles reflexionar sobre esto. También ha sido una manera de encontrarme a mí misma. La raza ha determinado mi vida: mi padre es blanco; mi madre, negra. Nunca me he sentido 100% integrada ni con unos ni con otros. Para colmo, soy de clase media alta, me he criado en un barrio como Wimbledon y aunque es un tremendo error, se vincula a los negros con los pobres.
P. Cada vez son más las voces dentro y fuera de Reino Unido que piden la convocatoria de un nuevo referéndum. ¿Cree que podría prosperar?
R. Para que esto suceda necesitamos el apoyo explícito del Partido Laborista. El problema es que en todo este tiempo no ha habido un movimiento político fuerte a favor de la permanencia de Reino Unido en la UE. El Brexit no tiene apenas oposición política, aunque casi la mitad de la población no lo quiera. Que Tony Blair [ex primer ministro británico] defienda un segundo referéndum no nos vale; necesitamos a los representantes políticos actuales.
P. La mayoría de los líderes populistas son hombres. ¿Cree que detrás de estos movimientos hay una regresión de los derechos de la mujer?
R. El populismo está representado por hombres, salvo excepciones como Marine Le Pen. Los políticos que apoyan el Brexit, incluidos los del Gobierno de Theresa May, son hombres en su gran mayoría. En estos movimientos se percibe un sentimiento de venganza de hombres blancos de mediana edad.

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