Conmoción en Malasia por la muerte de seis buzos en el rescate de un joven de 17 años en una mina abandonada
Los hombres fueron sorprendidos por un remolino y fuertes corrientes cuando se sumergieron en el agua de una piscina natural, lo que causó que parte de su equipo de buceo se desprendiera
Lo que empezó como una agradable jornada de pesca, acabó en una inesperada tragedia múltiple. Tres adolescentes se disponían a pescar en la piscina natural de una mina de estaño abandonada de la ciudad malasia de Puchong (unos 28 kilómetros al sur de la capital, Kuala Lumpur) el pasado miércoles, cuando uno de ellos cayó repentinamente al agua. Después de que los amigos trataran en vano de ayudarle, un equipo de seis buzos acudió al ser alertado del incidente, corriendo desafortunadamente la misma suerte: los rescatistas murieron mientras intentaban encontrar al adolescente, que también ha fallecido.
Según las autoridades malasias, los buzos, un experimentado grupo del departamento de Incendios y Rescate de Malasia de edades comprendidas entre los 25 y los 35 años, fueron sorprendidos por un remolino y fuertes corrientes cuando se sumergieron en el agua, lo que causó que parte de su equipo de buceo se desprendiera y quedaran a merced de los elementos.
Atados por una misma cuerda, formando una cadena humana, y pese a haber tomado todas las medidas de seguridad pertinentes, los buzos no pudieron salvar la situación, aseguró el jefe de la policía local, Abdul Aziz Ali, a la agencia estatal Bernama.
“Otro equipo que estaba en la orilla pudo ver a los seis luchando por salir a la superficie”, subrayó por su parte Mohamad Hamdan Wahid, director del departamento de Incendios y Rescate, a la prensa local. Sus colegas intentaron rescatarles y, tras pasar unos treinta minutos en las turbulentas aguas, fueron sacados a tierra firme alrededor de las 9 de la noche, unas tres horas después de la desaparición del joven. Para entonces ya estaban todos inconscientes y no pudieron ser reanimados. “Es la primera vez que fallece un grupo tan grande a la vez. Es un día realmente triste para nosotros”, lamentó Wahid.
Las primeras investigaciones apuntan a que un muro de contención de la piscina falló y no frenó el aluvión de agua provocado por las lluvias torrenciales del día anterior, elevando el nivel de agua y causando las fuertes corrientes y los torbellinos que sorprendieron al joven y a los buzos.
Los seis profesionales fueron despedidos el jueves en una solemne ceremonia a la que asistieron unas 500 personas, con sus féretros cubiertos por la bandera nacional. Después del responso, los ataúdes se trasladaban a sus respectivos lugares de origen para ser sepultados.
El mismo jueves las autoridades malasias confirmaban que el cuerpo del joven desaparecido, de 17 años, había sido hallado a 800 metros de donde cayó y llevado a un hospital cercano para proceder con la autopsia.
El suceso ha conmocionado a Malasia, que se ha prodigado en mensajes de condolencia a los familiares de los siete fallecidos y de alabanza a los buzos. El primer ministro, Mahathir Mohamad, manifestó el jueves su tristeza por lo ocurrido y transmitió su pésame a los allegados de las víctimas. “Espero que puedan mantener la fortaleza en estos días aciagos”, dijo a la prensa.
El Gobierno de Selangor, el Estado en el centro-oeste de Malasia al que corresponde Puchong, ha urgido al cierre de la piscina minera, popular entre los pescadores de la zona y en la que ya se habían denunciado otros casos de ahogamiento.
Lo ocurrido recuerda al reciente caso del buzo tailandés fallecido cuando colaboraba en las tareas de rescate de los 12 niños y su entrenador que quedaron atrapados en la cueva de Tham Luang, al noroeste de la vecina Tailandia, el pasado julio. Su muerte fue el episodio más trágico de un acontecimiento que finalmente, y contra todo pronóstico, acabó en final feliz, con los trece rescatados sanos y salvos tras dieciocho días encerrados en la cueva.
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