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Penka, la vaca ‘sin papeles’ que estuvo a punto de morir por escaparse de la UE

Bulgaria indulta a una becerra que cruzó sin documentación la frontera de la UE tras una intensa campaña promovida por los euroescépticos y Paul McCartney

Juan Diego Quesada
La vaca Penka, cerca de la villa de Kopilovtsi, en Bulgaria.
La vaca Penka, cerca de la villa de Kopilovtsi, en Bulgaria.HRISTO VLADEV (AFP)

Las ansias de libertad de Penka no van a tener consecuencias fatales. La vaca huyó a mediados de mayo de una granja en Bulgaria para vagar libremente por los campos de Serbia hasta que fue aprehendida y devuelta dos semanas después a su dueño, el señor Ivan Haralampiev. Parecía que Penka iba a regresar con normalidad al rebaño después de su correría pero se encontró de repente con el rostro más insensible de la burocracia. Las autoridades creyeron que lo mejor era sacrificarla por haber ingresado en la UE sin la documentación veterinaria necesaria pero una campaña de apoyo internacional, en la que tuvo un papel estelar Sir Paul McCartney, la ha salvado del matadero.

El ganadero, propietario de un granja en la villa de Kopilovtsi, en la frontera, se negó desde el principio a acatar la orden de las autoridades. Dispuesto a pelear hasta el final, contrató a un abogado para salvar a Penka, que para añadirle más dramatismo a la historia se supo entonces que estaba embarazada. La lucha del tozudo Haralampiev en este rincón perdido de Europa no estaba destinada a volverse universal pero la contó la televisión nacional búlgara y de la noche a la mañana se convirtió en un asunto de prioridad nacional. 

El avispado James Rothwell, periodista de The Telegraph, un periódico muy a favor del Brexit, encontró un filón. En el destino fatal de la vaca, los euroescépticos vieron la incapacidad de la UE de gestionar los problemas cotidianos de la gente. Crisp abrió un petición en change.org para salvar a Penka. La asociación animalista Four Paws comenzó a difundirlo con el hashtag #SavePenka. Entre los que sintieron compasión por la vaca y a los que les gustan las historias estrafalarias el caso se volvió viral. 

Para Yavor Gechev, portavoz de Four Paws, los funcionarios de la BFSA, la agencia búlgara de seguridad alimentaria, son veterinarios cualificados y como tal deberían preocuparse por la salud de los animales pero en el asunto de Penka, cree él, "han demostrado ser unos burócratas insensibles, para quienes los animales son solo números y no seres vivos".  "Fueron demasiado lejos al insistir en que mataran a Penka. Como excusa, señalaron que estaban obligados a cumplir la legislación de la UE", explica Gechev por correo electrónico. 

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Los que trasladaron a casa a Penka cometieron el error de hacerlo por un puesto fronterizo sin licencia para la importación de animales. Los agentes de aduana trataron a la vaca como una mercancía importada, a pesar de que había nacido en Bulgaria y contaba con los documentos que acreditaban su buen estado de salud. Gechev resalta que su interés por el caso tiene que ver con la defensa de los animales, "a diferencia de los medios y el público en general de otros países", en referencia a los que han utilizado el periplo de Penka a su conveniencia para justificar el Brexit. 

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Se refiere a gente como el astuto John Flack, un europarlamentario británico alérgico a Bruselas. Flack, con buen olfato para el espectáculo y la oportunidad, abrazó la causa y escribió personalmente al presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, y al primer ministro búlgaro para reclamarles sentido común y compasión. Desde entonces los tabloides británicos siguieron con interés el camino al de Penka al patíbulo. "También me ofrecí a pagar los exámenes médicos de la vaca", cuenta el eurodiputado por e-mail, que enfatiza que aunque Reino Unido abandone el club de los Veintiocho no quiere decir que no quieran Europa, como muestra su pasión por la Alhambra y la playa de Punta de la Mona. "Me gustaría tener una casa allí". 

La buena noticia es que finalmente no correrá la sangre. Las autoridades búlgaras anunciaron hace una semana que la vaca no tiene que ser sacrificada, dado que todos los exámenes veterinarios demuestran que está sana, y podrá abandonar la cuarentena a la que ha estado sometida. Flack viajará la semana que viene a Bulgaria para encontrarse con Ivan Haralampiev, el granjero, una vez que Penka vuelva a su normalidad bovina. Aunque a partir de ahora en el rebaño habrá una vaca con una historia extraordinaria.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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