Lo que los candidatos en México quedaron a deber
Lo que nos quedaron a deber los aspirantes a gobernar nuestro país en el segundo debate organizado por el Instituto Nacional Electoral es una visión más empática y un entendimiento integral y serio de la migración y las realidades que México tiene al ser un país de recepción, expulsión, tránsito y retorno. Los candidatos deben traducir el amor y deuda que manifiestan sentir por nuestros connacionales por una política de Estado, instituciones y presupuestos que estén a la altura del reto.
Las propuestas fueron incompletas y cayeron en el lugar común. Los temas económicos y de seguridad fronteriza apenas se tocaron. Si bien, tanto el candidato Anaya como Meade mencionaron el reto de las armas, falta proponer mecanismos y tecnología orientada a detener el problema, fortalecer esquemas de registro y, sobre todo, implementar estrategias en contra de la corrupción relacionada con este fenómeno que mata. Solo el Bronco, y con acciones ridículas, le contestó a Doña Teresa qué hará con los agentes que extorsionan a los connacionales, proponiendo cortar las manos de los aduanales. López Obrador y Anaya abordaron la importancia de ir a las causas del delito y trabajar en lo social y lo económico.
León Krauze preguntó: "¿Qué hacer con los dreamers y cómo transitar de la protección al empoderamiento?" Ninguno mostró conocimiento de estas juventudes binacionales. Reconectarlos con México a través de proyectos culturales, económicos y sociales, ofrecerles apoyo para contribuir en su vinculación educación y permanencia en Estados Unidos para convertirlos en los recursos humanos con la fuerza y poder que requerimos para cambiar la realidad de nuestra comunidad en Estados Unidos. México debe proponer opciones para ellos y no es ofertándoles el seguro popular y el programa de crédito joven que vamos a lograr que nuestro país se convierta en una opción que hoy no es para ellos.
Se les pregunté tres veces sobre propuestas para la migración en retorno y poco nos dijeron. Tras presión de los moderadores, Anaya logró articular una propuesta con consideraciones integrales y retos, sin embargo, urge transitar de una visión que hoy se concentra en la mera recepción del migrante (te recibo, te doy algo de comer, dinero para tu camión a tu lugar de origen y muchos trípticos), a un modelo que ponga el acento en la reintegración empática, emocional, social, económica y educativa de nuestros connacionales. En el caso de los migrantes en tránsito y refugio, no basta con hablar del respeto de los derechos humanos como hicieron todos los candidatos al abordar este tema, se requieren políticas de integración accesibles. Acceso a servicios humanitarios básicos y la posibilidad de integrarse a una vida laboral, educativa y social digna. Los menores no acompañados y niños migrantes deben ser atendidos de manera particular, solo Meade los mencionó pero sin mayor detalle de lo que se propone. Dignificar albergues e incluir una visión productiva y sustentable en estos lugares, es menester.
Lo rescatable, y aunque falta detalle: todos propusieron alguna estrategia de reactivación económica especial. López Obrador y Anaya en la frontera norte y Meade en la frontera sur. En lo referente a la relación bilateral, el candidato de Juntos Haremos Historia propone dejar de hacerle el trabajo sucio a Estados Unidos y Anaya, negociaciones integrales en las que México ponga sus prioridades, contrapesos y fichas de intercambio sobre la mesa mientras que Meade promete defender los intereses de los migrantes por allá pero se equivoca defendiendo la visita de Trump a nuestro país y mencionando que no planearon su victoria.
Considerando que solo el 40% de nuestros migrantes cuenta con asistencia legal al momento de enfrentarse a una corte, ante un incremento en 2017 del 43% de las detenciones de nuestros connacionales en el vecino país del norte, un aumento del 40% en las deportaciones en el primer trimestre del 2018 y políticas anti-migrantes de Trump, la defensa legal es urgente. Todos tocaron el tema, sin embargo, no es con licencias de conducir como mencionó Meade que se logrará. López Obrador propone convertir en defensorías o procuradurías los 50 consulados y Anaya menciona el aumento de presupuestos para ello. Sin embargo, la tarea consular va más allá de la protección. Además, alianzas estratégicas y trabajo preventivo con los 6 millones de indocumentados son necesarios. Finalmente poner a la comunidad al centro de la relación bilateral debe ser la prioridad.
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