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JUAN RAMÓN DE LA FUENTE | EXRECTOR DE LA UNAM

“México y Estados Unidos están perdiendo la guerra contra las drogas”

“Washington tiene una epidemia de opioides brutal y nosotros un conflicto con cientos de miles de muertos”, señala el académico

El exrector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente, este martes en la Casa de América de Madrid.
El exrector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente, este martes en la Casa de América de Madrid.Luis Sevillano

Juan Ramón de la Fuente (Ciudad de México, 1951) fue rector durante casi una década de la Universidad Nacional Autónoma de México —de 1999 a 2007—, la mayor institución académica de América Latina. Ayer presentó enla Casa de América de Madrid su obra más reciente, La sociedad dolida. El malestar ciudadano (Grijalbo), en la que aborda los transtornos de su país desde la perspectiva múltiple de médico, psiquiatra y analista político y social.

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Pregunta. ¿Cuál es la enfermedad más grave de México?

Respuesta. Identifico cuatro síntomas, todos estos severos: la corrupción, la violencia, la impunidad y la mentira. Creo que son las cuatro dolencias mayores del país. Cada una de ellas tiene sus propias raíces y, en algunos casos, digamos que en los de la violencia y la corrupción, tienen factores comunes como la absurda guerra contra las drogas que se inició con Felipe Calderón [2006-2012] y ha continuado durante estos seis años de Enrique Peña Nieto.

P. ¿Cómo debe entrentar el país el problema de las drogas?

R. Como un problema de salud pública. Aquí está Portugal, nosotros tenemos recientemente a Uruguay. Obviamente el problema no está resuelto, pero les ha ido mejor. El tema no es cómo se va a resolver, porque creo que este asunto no tiene solución definitiva. El homo sapiens ha buscado sustancias que alteren su conciencia desde siempre. Lo que pasa es que hoy en día hay una oferta mucho mayor de drogas, el precio ha bajado, el consumo ha aumentado. Necesitamos entender que es un problema de salud y no un fenómeno estrictamente criminal. Si cambiamos, seguirá habiendo consumo, pero sin violencia, lavado de dinero, corrupción, todo lo que el prohibicionismo está generando. El principal problema que tenemos con el tema de las drogas en México y en muchos otros países es el prohibicionismo. Y la guerra la estamos perdiendo de los dos lados, la está perdiendo México y la está perdiendo el país de mayor consumo en el mundo, los Estados Unidos. Ellos tienen una epidemia de opioides brutal y nosotros una guerra con cientos de miles de muertos y desaparecidos.

P. ¿Cuál cree que será el elemento más determinante para decidir el voto del 1 de julio?

R. Quien mejor entienda las causas del dolor de la sociedad mexicana va a ganar. La sociedad no solo está dolida y enojada, sino también escéptica. Creo que serán factores que tienen que ver con la empatía más que el análisis muy racional, porque cuando tienes un país en el que ha habido más de 200.000 muertos, más de 30.000 desaparecidos, que siempre figura en los rankings internacionales como uno de los más corruptos, por supuesto que hay un dolor, un agravio, un malestar.

P. Andrés Manuel López Obrador es primero en las encuestas presidenciales. ¿Ha sido quien ha interpretado mejor la realidad del país?

R. Por lo que las encuestas nos dicen, hay una mayor identificación con él. El hecho de que lleve tanto tiempo escuchando a diversas comunidades a las que tradicionalmente se les ha escuchado menos seguramente tiene algo que ver. Pero también diría que si hay una votación masiva, como anticipo, no hay por qué temerle a la democracia. Le temo a los golpes de Estado, a las dictaduras militares, a los regímenes autoritarios, pero no a la democracia.

P. ¿El populismo es síntoma o enfermedad?

R. El populismo es una emoción. No es una forma racional de entender y analizar los problemas, es una forma emocional de responder a estos. La primera pregunta que habría que hacerse es qué han hecho mal los regímenes no populistas para propiciar que surja el populismo. Algo pasó en Estados Unidos, en Italia… En cualquier país. La pregunta es qué hicieron mal las democracias tradicionales.

P. ¿El nacionalismo herido por los ataques de Donald Trump movilizará a los votantes?

R. Va a jugar un papel, pero no me parece que vaya a ser tan determinante. Creo que duelen más la violencia, la inseguridad, los problemas internos, la descomposición interna, que los agravios de fuera. Si falta la verdad cuando ocurren asesinatos terribles como en el de los jóvenes normalistas de Ayotzinapa, si nadie sabe a ciencia cierta qué pasó, cómo le puedes pedir a los padres, a los familiares, que procesen ese episodio tan cruento. Los agravios de Trump son, por supuesto, inaceptables, han sido muchos y creo que van a seguir.

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