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Movimiento 5 Estrellas y La Liga encallan con el primer ministro y piden tiempo

Los dos partidos habían pedido ver al presidente Mattarella porque, supuestamente, tenían ya un acuerdo de Gobierno

Daniel Verdú
Matteo Salvini, líder de la Liga, ayer en el Palacio del Quirinal.
Matteo Salvini, líder de la Liga, ayer en el Palacio del Quirinal.Riccardo Antimiani (AP)

La rueda sigue girando en Italia y cuando parecía que iba a anunciarse el fin de una negociación que dura ya 71 días, Movimiento 5 Estrellas y Liga han pedido algo más de tiempo al presidente de al República, Sergio Mattarella. Faltan detalles del programa, dicen. Pero, sobre todo, no hay ahora mismo un nombre que convenza a ambas formaciones para ocupar el puesto de primer ministro. Los dos partidos visitaron por separado a Mattarella y expresaron en tonos muy distintos el estado de la negociación. Todo está en el aire.

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Lo más extraño es que fueron los propios partidos el domingo por la noche quienes pidieron despachar con Mattarella para dar cuenta de los acuerdos alcanzados. Sin embargo, algo sucedió durante la mañana del lunes y todo se fue al traste. Ambas formaciones insisten en que no es una cuestión de nombres, sino de programas, del fondo político que debe soldar un acuerdo para cinco años.

Pero la realidad es que ese programa, según aseguraron ambos partidos, ya estaba prácticamente acordado. En cambio, hasta poco minutos antes de subir al Palacio del Quirinal, seguían desbrozando la quiniela de nombres para ocupar la silla de la presidencia del Consejo de Ministros. El sainete que empieza a rodear toda la negociación provocó extraños movimientos, como una llamada nocturna al economista Giulio Sapelli. Según el propio interesado, se le pidió si estaría disponible para el cargo y él respondió positivamente. Pero claro, luego se lo explicó a la prensa y le fulminaron “¿Han cambiado de idea?”, se preguntaba después.

Y así con otros tantos nombres más que sonaron —incluido el del propio Di Maio, que todavía alberga esperanzas de ocupar ese puesto— y que tampoco respondían al perfil político que se habían autoimpuesto las dos formaciones.

El problema es que el M5S, un partido surgido de la Red y basado en la protesta contra las instituciones, no posee una clase dirigente o una base intelectual y académica de la que tirar para formar equipos de élite. Tampoco tiene un entorno empresarial y económico afín, algo que pudo verse en la formación del Gobierno de la ciudad de Roma con Virginia Raggi. Y eso da fuerza a La Liga, convertida tras el lavado de imagen de Salvini en un partido antiestablishment de corte lepeniano, pero acostumbrada a gobernar regiones y el propio país —La Liga Norte ocupó ministerios en los gobiernos de Silvio Berlusconi— desde hace 20 años.

Ahora, de nuevo, dio la impresión de que el acuerdo podría fracasar. Los grillinos fueron los primeros en visitar a Mattarella. A la salida, Luigi Di Maio explicó que, básicamente, le han pedido más tiempo para terminar de cerrar algunos flecos. “Los ritos de la política ha cambiado. Estamos escribiendo el programa de Gobierno de los próximos cinco años, así que le hemos pedido más tiempo para poder dar al país el cambio. Si arranca este Gobierno empezará también la Tercera República”, señaló con su habitual retórica grandilocuente sobre el cambio y señalando que no quieren hablar de nombres.

Las palabras de Salvini después de su encuentro con el presidente, sin embargo, fueron mucho más reveladoras. No hay acuerdo en temas básicos para La Liga como la ley de Defensa Propia, la fulminación de los impuestos en determinados productos como la gasolina o la inmigración. “Si la Liga no tiene las manos libres en ese aspecto, no se hará nada. Si no podemos hacer lo que nos han pedido los italianos, nos despedimos”, concluyó dejando abierta la puerta de la alianza con sus antiguos socios de centroderecha por si las cosas van mal. “La alianza no está rota”.

De momento, lo que está claro es que si se ponen de acuerdo, su primer ministro será el quinto consecutivo desde 2011 que no han elegido los italianos. Una situación que el M5S había criticado repetidamente y prometido resolver. Y curiosamente, el último premier salido de las urnas fue Silvio Berlusconi, que estrena rehabilitación política y afila los cuchillos por si el Ejecutivo entre La Liga y M5S descarrilase. Debe de estar frotándose las manos ante el espectáculo de ambas formaciones.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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