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El club de los centenarios en América Latina

Que tengan una buena vida es el principal reto para los sistemas sanitarios de la región, que en algunos países todavía tienen carencias de atención a la salud en etapas de la vida más temprana

Un centenario habla con su hijo en una residencia para ancianos.
Un centenario habla con su hijo en una residencia para ancianos. Getty

Cada vez son más frecuentes las noticias que protagonizan los centenarios. Chile perdió recientemente a Celino Villanueva, un hombre de 121 años, considerado el más viejo del mundo, aunque nunca pudo acreditar ese récord porque su partida de nacimiento desapareció, como pasa en tantos otros casos entre este grupo de edad. Ahora es un mexicano, Manuel García Hernández, quien reivindica este título (el anciano dice tener también 121 años, aunque la organización Récord Guinnes todavía no lo ha certificado). Mientras, en Cuba se celebró a finales de abril el XV Seminario Internacional sobre Longevidad, que acoge anualmente La Habana y durante el que se reúnen miembros del llamado Club de los 120 años. Los datos que recoge la ONU apuntan a que los más longevos del mundo (por tasa de población) se encuentran en países desarrollados, pero la Organización Panamericana de la Salud (OPS) destaca que América Latina es la que más rápido envejece como región y los centenarios cada vez ganan presencia.

El fallecimiento de Celino recordó que en Chile (un país con 17,9 millones de habitantes) hay 4.770 centenarios, según datos del Censo de 2017. Los datos de mayores de 90 años de la ONU apuntan que Japón (con 14 por cada 100.000 habitantes), Francia (12), Italia (11) y los países nórdicos encabezan la lista de nonagenarios en relación al total de población. El récord de edad reconocido lo tiene la francesa Jeanne Calment, que murió en 1997 con 122 años. Desde entonces nadie ha superado esa marca y hace plantearse a los científicos si se ha alcanzado el límite máximo para la vida. Centrándose en América Latina, en Colombia, Brasil, Venezuela y Perú hay dos personas con más de 90 años por cada 100.000 habitantes; en Chile hay cuatro; en Argentina, cinco; y en Uruguay, ocho. En España, un país con 46 millones de habitantes, hay 15.381 personas de 100 años y más, según datos del Instituto Nacional de Estadística.

América Latina es la región que más rápido envejece en el mundo y el de los centenarios es el grupo que más crece
América envejece rápido

“Consideramos que el envejecimiento es una prioridad para las Américas, es la región que más rápido envejece en el mundo como región; envejece de una manera rápida y en un contexto económico y social diferente a lo que tradicionalmente había pasado”, explica Enrique Vega, jefe de la unidad de Curso de Vida de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). El geriatra señala que Francia tardó 200 años en pasar de un 6% a un 12% de población mayor de 60 años, mientras que en América Latina la mayoría de los países lo están haciendo en 40 años. “La rapidez de un cambio tan grande, viviendo en una situación económica que no es comparable con Europa y cuando todavía hay otros problemas que no se han resuelto en la niñez, es un reto muy particular”.

“La esperanza de vida del centenario aumenta a medida que aumenta la población mayor”

Hasta ahora se han hecho algunos estudios centrados en los centenarios, pero una de las dificultades que han encontrado es la comprobación exacta de la edad. La generación de los centenarios actual es la que vivió las guerras europeas; la que tuvo que emigrar en ocasiones sin documentos o se quemaron y, a veces, ellos mismos modificaron su edad para poder trabajar o acceder a algunos beneficios, por lo que llegados a esta edad se desconoce con exactitud su año de nacimiento. Y los métodos forenses, después de los 90 años, no tienen la capacidad para determinar exactamente la edad de una persona, explica Vega.

Queda por aprender
“Que los centenarios están siendo muchísimo más frecuentes que antes, sí es verdad. Que hay zonas especiales donde los centenarios pueden ser más frecuentes no tengo evidencia”

“Es una generación muy especial para estudiar, crecieron y se desarrollaron cuando no había antibióticos, vacunas, sobrevivieron a generaciones de hermanos que murieron de tuberculosis, de epidemias, están sobreviviendo en un mundo que durante los últimos 50 años ha sufrido cambios brutales. Es muy importante saber de ellos, pero no necesariamente lo que pasó en ellos se puede recomendar en los demás”.

Cuba creó en el año 2003 la iniciativa del Club de los 120 años, con el objetivo de promover la longevidad saludable y al que se pueden apuntar personas de otros países. En 2005 tenían 2.500 centenarios en la isla, la mayoría mujeres. Otros países están haciendo también estudios. En Argentina el Programa de Atención Médica Integral (PAMI), la organización que atiende a las personas mayores, ha realizado un estudio -que está por publicarse- para el que ha entrevistado a un grupo de centenarios, con el objeto de conocer mejor a este grupo y detectar sus necesidades. El estudio revela teniendo en cuenta el censo del año 1991, entre esa fecha y 2015, la población de 100 años se cuadruplicó, mientras que, por ejemplo, la población de 0-14 años creció sólo un 9%.

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El experto apunta que en la historia de la geriatría ha habido “muchos mitos”. No cree que haya un lugar en el mundo en el que haya una comunidad centenaria por motivos geográficos. National Geographic ha señalado las Blue Zones (Zonas azules), lugares donde han detectado que la población es más longeva; en América Latina se investigaron zonas de la costa del Pacífico de Costa Rica, Cuba o en los Andes, pero considera que “no hay muchos datos que nos permitan decir que en Cuba pueda ser que se den más centenarios que Bahamas”.

Población más vieja

El aumento de centenarios tiene varias explicaciones como el envejecimiento generalizado de la población. “Es indudable que cuando un país envejece ese proceso va a alcanzar a grupos de edades más avanzadas, aunque es difícil verlo en países con deficiencias en el sistema de salud pública”. De ahí que Japón, un país con 127 millones de habitantes, sea el que más centenarios tiene, porque es a su vez el más viejo del mundo.

Para el geriatra, hay que seguir estudiando y aprendiendo de los centenarios, porque aunque no sea una población homogénea es un hecho que va en aumento y el principal reto que plantea el envejecimiento a la medicina no es solo llegar a vivir 100 años sino vivirlos en buenas condiciones. “Poder vivirlo es bonito, el problema es cómo tú llegas a esos 100 años cómo logramos que cada día esa gente que llega a los 100 años sea funcionalmente mejor. Que tú estés disfrutando de la vida y haciendo las cosas que quieres hacer”, señala.

Los expertos coinciden en que la genética es un factor que influye entre el 30-35% en la longevidad y el resto tiene que ver con el estilo de vida, la actividad física, la nutrición, la prevención de enfermedades y la estimulación intelectual. Vega insiste en que por el momento los centenarios “son individuos de supervivencia excepcional” y se muestra prudente a la hora de sacar conclusiones que se puedan extrapolar a la población. El geriatra señala que habitualmente el centenario está atendido, “es un ídolo para la familia, lo mima, lo cuida, pero indudablemente los servicios de salud tienen que progresar mucho para poder resolver sus necesidades, que son muy diferentes a las de la población más joven”.

El adiós a Don Celino

Era tan conocido en Chile que el ministro de Salud confirmó la muerte de Celino Villanueva, a los 121 años. Don Celino, como era conocido en todo el país, falleció el 18 de abril en el hospital en el que había sido ingresado días antes en la provincia de Valdivia (sur), después de sufrir una caída. El anciano se rompió tres costillas y una afectó al pulmón. Don Celino fue operado, pero no logró reestablecerse y falleció de una insuficiencia pulmonar.

Su carnet de identidad indicaba que nació el 25 de julio de 1896 en Valdivia, pero nunca ostentó el título de ser el más viejo del mundo puesto que no pudo probarlo. Su partida de nacimiento desapareció en el incendio de su casa en los años noventa y aunque nadie en Chile se atrevería a cuestionar la palabra de Don Celino, la cédula de identidad no fue suficiente para el Récord Guinnes.

A lo largo de su vida recibió distintos honores y visitas de políticos. Nunca se casó y la única familia que tenía era su cuidadora Marta Ramírez, de 85 años, que lo acogió cuando se quemó su vivienda. En ese humilde lugar recibió al presidente Piñera cuando cumplió 115 años. Casi ciego por cataratas y con dificultades auditivas en su última etapa, Don Celino fue investido como suboficial mayor honorario de Carabineros cuando cumplió 118 años. Un artículo del diario británico The Guardian, le hizo conocido internacionalmente en 2017. También el año pasado votó en las elecciones presidenciales. Los Carabineros acompañaron al anciano, que acudió en silla de ruedas al centro de votación y volvió a acaparar la atención de la prensa.

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