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El líder republicano del Congreso abandona la carrera electoral

Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, renuncia a la reelección en noviembre y evidencia la fractura en el partido de Trump

Pablo de Llano Neira
El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, este miércoles en Washington.
El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, este miércoles en Washington. SAUL LOEB (AFP)

Paul Ryan, presidente republicano de la Cámara de Representantes de EE UU y una de las figuras más poderosas de su partido, ha anunciado este miércoles que no se presentará a las elecciones legislativas de noviembre. Ryan, de 48 años, ha afirmado que ha tomado esta decisión para estar más tiempo con su familia, pero la espantada de un primer espada como él podría deberse a razones de cálculo político, dada la fractura interna y la erosión electoral que está creando la tempestuosa presidencia de Trump en el partido conservador, que podría perder la mayoría parlamentaria a manos de los demócratas.

En una rueda de prensa en el Congreso, el ambicioso Ryan, representante por el estado de Wisconsin con asiento en la Cámara Baja desde 1999 y quien se postuló como candidato a la vicepresidencia en 2012 con 42 años, puso todo el énfasis en afirmar que la delicada coyuntura política no ha tenido nada “en absoluto” que ver con que abandone la carrera electoral. Ha opinado que a su partido le espera “un futuro muy brillante” y ha dicho que su objetivo ahora es centrarse en su vida familiar. “Me he dado cuenta de que si sigo aquí otra legislatura mis niños solo tendrán un padre de fin de semana. Y, simplemente, no puedo dejar que pase eso”, argumentó.

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Trump reaccionó en Twitter a su anuncio ensalzando a Ryan como un “auténtico buen hombre” y afirmó: “Aunque no buscará la reelección, dejará un legado de logros que nadie puede cuestionar. ¡Estamos contigo Paul!”. Pese a las palabras amigables del jefe de la Casa Blanca, su relación política con Ryan ha sido tensa y el astuto presidente de la Cámara nunca se ha alineado plenamente con la explosiva agenda de Trump. Los desencuentros entre ambos han sido múltiples, desde cuando Ryan dejó de hacer campaña por Trump en la recta final de las elecciones de 2016 –el magnate le respondió que debía dejar de “perder el tiempo” luchando contra él– hasta el mismo mes pasado, cuando el congresista se opuso a la guerra comercial global, a través de posibles subidas de aranceles, con la que ha amenazado el presidente.

Con todo, Ryan ha sido el encargado de lograr los apoyos parlamentarios para algunos de los proyectos de Trump; en especial el de la reforma del sistema tributario, que incluyó fuertes rebajas impositivas a las grandes corporaciones –idea con la que él, muy conservador en materia fiscal, se identificó por completo–.

La misteriosa salida de escena de Ryan remarca la división en el Partido Republicano entre la línea tradicional, de conservadurismo moderado, y los diversas agendas más radicales que se han agrupado en torno al heterodoxo populismo de Trump. El presidente de la Cámara Baja es una suerte de príncipe político del sector tradicional y cabe esperar que en un futuro próximo reaparezca en la lucha por controlar el partido o hasta como candidato presidencial tan pronto como en las elecciones de 2020, a las que Trump ha afirmado que se volverá a presentar.

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Según trascendió en medios estadounidenses, Ryan ya había confiado hace unos días a su gente más próxima que él y su esposa, Janna Ryan, tienen pensado sentarse antes de que termine el año a hablar de su futuro. Tras bastidores, su paso atrás temporal podría ser la primera zancada para un salto hacia el cetro republicano.

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