Diez datos para entender China bajo el mandato de Xi Jinping
El gigante asiático está aún en vías de desarrollo. A pesar de contar con una economía pujante, sobre el país pende la amenaza del envejecimiento de la población
1. La economía sortea los malos augurios y crece
China es aún un país en vías de desarrollo, pero su economía aumenta año tras año y ha escapado por ahora de los malos augurios que apuntaban a una crisis inminente. En el último lustro, el PIB per cápita ha crecido aproximadamente un 40%. Si bien la expansión se ha ralentizado con respecto a las cifras de principios de siglo, durante los cinco primeros años de Xi Jinping la economía –según cifras oficiales– ha crecido a una tasa media anual del 7,1%.
2. La reestructuración económica avanza
Una de las tareas que China tiene que acometer para convertirse en un país desarrollado es el reequilibrio de su economía, basado en reducir un excesivo enfoque hacia la manufactura e industria de bajo valor añadido para aumentar el peso del sector servicios. Ha habido progreso en este ámbito durante los últimos cinco años con Xi al mando, aunque los expertos lo atribuyen más a la propia dinámica de la economía que a la acción política.
3. Riesgos financieros al alza
La fortaleza de la economía china ha ido acompañada en los últimos años de un súbito aumento de la deuda, que es ya 2,5 veces mayor al tamaño de su PIB. Especialmente preocupante es el incremento de los préstamos corporativos por el temor a cimentar un crecimiento económico dependiente del crédito que se antoja insostenible a largo plazo. Las autoridades han actuado recientemente para revertir esta tendencia, lo que se ha traducido en una cierta estabilización de los niveles de deuda.
4. Boom en investigación e innovación
El desarrollo científico y tecnológico ha experimentado un fuerte impulso. Las autoridades han puesto la innovación en el punto central de su estrategia y se han logrado avances tangibles en sectores como la robótica, los pagos por móvil o la inteligencia artificial.
5. La desigualdad se afianza como uno de los mayores problemas sociales
China situó su índice Gini en el 0,467 en 2017 (siendo cero la igualdad perfecta y uno la desigualdad absoluta), una cifra ligeramente inferior a los récords alcanzados en años anteriores. Pero la diferencia entre ricos y pobres, o entre la China urbana y rural, sigue estando muy por encima de la presente en los países desarrollados.
6. Adiós al dividendo demográfico
China pasará de los 241 millones ancianos actuales a los 487 en 2050, un 35% de la población. Los índices de natalidad no remontan lo deseado a pesar de la retirada de la política del hijo único, mientras la antes inagotable oferta laboral toca techo. La ventaja demográfica que tanto ha contribuido al desarrollo económico chino puede convertirse en un dolor de cabeza por este súbito envejecimiento de la población.
7. Líder en emisiones contaminantes
China ha registrado un incremento abrupto de sus emisiones de gases contaminantes a la par de su desarrollo económico. Y, según sus compromisos adoptados contra el cambio climático, seguirá haciéndolo hasta el año 2030. Los graves problemas medioambientales en el país, especialmente la calidad del aire de sus ciudades, hacen pensar que el país actuará algo más rápido y el pico se alcanzará antes de esta fecha.
8. Limpieza ética y política
Xi Jinping ha dedicado sus primeros cinco años a reforzar la legitimidad del Partido Comunista chino ante la población y reafirmar su autoridad y poder dentro de la formación. Su principal herramienta para conseguirlo ha sido la campaña anticorrupción, que se ha llevado por delante a funcionarios poco honestos y a rivales políticos. En total, más de 1,5 millones de cargos públicos castigados por “violaciones de disciplina”.
9. Un ejército “capaz de ganar guerras modernas”
El presidente chino ha asegurado su control sobre las Fuerzas Armadas y ha emprendido un programa para modernizarlas, al tiempo que Pekín se ha mostrado más asertivo en sus reclamaciones territoriales en el Mar de China Meridional o en el Himalaya. Los crecimientos de su presupuesto de Defensa han sido constantes, convirtiendo a China en el segundo mayor país del mundo en gasto militar, solamente por detrás de Estados Unidos.
10. Un creciente soft-power, aunque limitado
China gasta miles de millones en tratar de impulsar la imagen del país fuera de sus fronteras a través de su cultura, su diplomacia o el aprendizaje de su lengua. Durante el último lustro estas iniciativas se han intensificado, pero el país sigue sin lograr una influencia en estos ámbitos que esté a la altura de su poderío económico global.
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