“Ayudó a salvar a su amigo, pero no logró salvarse él”
Anthony Pérez, de tan solo 11 años, falleció el pasado 6 de febrero al resquebrajarse el hielo bajo sus pies cuando trataba de socorrer a otro niño en un pequeño lago de Nueva York
El invierno está siendo especialmente duro en Nueva York, con el termómetro desde hace semanas luchando por rebasar los cero grados. Los lagos y los estanques helados en los parques son una verdadera tentación. Y también se convierten en una trampa mortal cuando empiezan a subir las temperaturas. Anthony Pérez, de 11 años, falleció el pasado 6 de febrero al resquebrajarse el hielo bajo sus pies cuando trataba de ayudar a un amigo a escapar del peligro.
El suceso tuvo lugar en un pequeño lago en Forest Park, en Queens. En la orilla hay indicaciones claras tanto en inglés como en español que alertan de que el hielo es muy fino y no está en condiciones de poder aguantar el peso de una persona. Los dos niños, de 11 y 12 años, estaban jugando junto el estanque. La policía explicó que Anthony se encontraba en la orilla cuando vio que su amigo se encontraba en dificultades.
En ese momento se acercó para ayudarle y logró empujarle. Pero la capa de hielo cedió y no pudo escapar. El otro niño, Juan Umpierrez, corrió hacia su casa en busca de auxilio. Las imágenes aéreas tomadas por los helicópteros de las televisiones locales muestran cómo dos bomberos se afanan por intentar dar con el cuerpo del menor, que estuvo atrapado durante 10 minutos bajo el hielo.
“Tuvieron que romper varios metros de hielo con sus manos para abrirse camino”, comentó George Healy, el bombero que lideró el dispositivo de rescate. Lo sacaron del agua gélida y lo llevaron corriendo a la orilla, donde trataron desesperadamente de reanimarlo. Había perdido la respiración. El niño fue trasladado a un hospital cercano en condición crítica, donde murió al llegar.
Los bomberos que trataron de salvar Anthony Pérez tuvieron que ser atendidos porque sufrían hipotermia. “El hielo en los lagos y charcas de Nueva York no es seguro”, insistió Healy. Los vecinos del barrio de Woodhaven no dudaban en calificar la acción del niño de heroica, ya que consiguió salvar la vida de su amigo. “No me sorprende lo que hizo”, comenta Ángela Vargas, “tenía un gran corazón”.
El hielo se partió a unos 15 metros de la orilla. La charca no es muy profunda. El agua superaba la cintura de los dos bomberos. “Ayudó a salvar a su amigo pero no logró salvarse él”, lamentaban las fuerzas del orden que participaron en el operativo. Las autoridades locales aprovechan el suceso para urgir a los padres que alerten a sus hijos del peligro. “No es seguro”, reitera Healy, “las consecuencias son trágicas”.
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