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Columna
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El cuestionado círculo de candidatos al Congreso que rodea a Uribe

Según la Fundación Paz y Reconciliación, al menos 61 aspirantes de todos los partidos fueron señalados por malas prácticas

Ariel Ávila

Colombia está a poco menos de dos meses de las elecciones legislativas, que sin duda serán algo así como la primera vuelta de las presidenciales de mayo. El que salga de allí fortalecido subirá en las encuestas e, igualmente, el partido al que le vaya mal tendrá una caída de su candidato. Esto explica la fuerte campaña electoral que viven las regiones colombianas. Las listas a Senado y Cámara de Representantes se conocieron el pasado 11 de diciembre y lo más impresionante es que no hubo ningún principio ético por parte de los partidos políticos a la hora de conformarlas. Todo tipo de personas se encontraron en ellas.

La Fundación Paz y Reconciliación hizo una revisión inicial y encontró al menos 61 candidatos que tenían fuertes cuestionamientos por tres razones. La primera era por estar envueltos en escándalos de corrupción y malversación de fondos públicos. La segunda, por tener vínculos con organizaciones criminales o al menos haberlos tenido. Por último, y tal vez este el lo que afecta a la mayoría de estos candidatos, por lo que se denomina Gobierno en cuerpo ajeno.

Lo que esto significa es que muchos excongresistas, exgobernadores y exalcaldes fueron encarcelados por relaciones con grupos criminales, proceso conocido popularmente como parapolítica, también por graves escándalos de corrupción, pero mantuvieron su estructura política. Es decir, a sus alcaldes, gobernadores y líderes de base, no les pasó nada. Por tanto, estos jefes políticos deciden lanzar a sus hijos, esposas, o familiares para que los representen. Generalmente son personas jóvenes sin ningún cuestionamiento directo, pero herederos y representantes de bandidos. Casi todos los partidos políticos tenían este tipo de personas.

Uno de ellos es el Partido del Centro Democrático (CD), la organización del expresidente Álvaro Uribe. Cuando este gobernó, estalló el escándalo de la parapolítica. Decenas de congresistas de la coalición de gobierno se fueron a la cárcel por vínculos con grupos paramilitares. Algunos de los cuestionados en el partido del expresidente son los siguientes.

Esteban Quintero Cardona, candidato a la Cámara de Representante por el departamento de Antioquia, hijo de Rubén Darío Quintero, excongresista condenado por relaciones con grupos paramilitares. También en la lista está Jaime Amín. Considerado por muchos uno de los mejores congresistas del CD, en el año 2002 Amín recibió financiación por parte de la empresa Uniapuestas, dedicada a juegos de azar. Una de sus máximas representantes de esta empresa era Enilce López, conocida como La Gata, quien fue condenada por temas de lavado de activos, homicidios y relaciones con grupos paramilitares. Para esos años, López había tomado el negocio de las apuestas a sangre y fuego.

Otro de los políticos señalados es Sergio Araujo, miembro de una de las familias más cuestionadas por relaciones con grupos paramilitares. Sergio es hermano de Álvaro Araujo, condenado por relaciones con grupos paramilitares, además es primo del exgobernador del departamento del César, Hernando Molina Araujo. Tanto Molina como Álvaro Araujo construyeron el mayor emporio criminal electoral en el país, con los famosos distritos electorales. También en listado de candidatos aparece Luisa Fernanda de La Vega Visbal, familiar del cuestionado Jorge Visbal Martelo.

El Centro Democrático aspira a incrementar su votación y pasar al menos a controlar el 25% del Senado de la República. Con ello, creen que se asegurarían la Presidencia de la República. Sin embargo, debido a la lista de cuestionados y a las recientes informaciones sobre el círculo cercano del expresidente Uribe, como la captura del narcotraficante Santiago Gallón, muchos dan por seguro que el país más que avanzar sufrirá un gran retroceso.

En cualquier caso, la lista de cuestionados abarca a los seis principales partidos políticos del país. La ciudadanía vota por los mismos y no castiga este tipo de avales. Por ende, los partidos políticos siguen avalando estos candidatos. Un círculo vicioso que tiene condenada a Colombia a vivir en escándalos políticos de corrupción o relaciones con criminales cada cierto tiempo.

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