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Siria busca turistas tras la guerra

El país árabe regresa a la feria internacional de turismo de Madrid tras seis años de ausencia

Estan de Siria en la feria Fitur de Madrid, el jueves 18 de enero.
Estan de Siria en la feria Fitur de Madrid, el jueves 18 de enero.LUIS SEVILLANO (EL PAÍS)

Un país devastado por la guerra busca turistas. Tras seis años de un conflicto que ha dejado más de 200.000 muertos, millones de refugiados y desplazados, medio territorio en ruinas y joyas arquitectónicas perdidas para siempre, Siria ha vuelto a promocionarse como el destino de vacaciones que fue. “Estamos de vuelta”, reza en inglés uno de los folletos de su discreto estand de la Feria Internacional de Turismo, que se celebra hasta el día 21 en Madrid. Siria estaba ausente de Fitur desde el inicio de la guerra, en 2011.

Bajo imágenes del rutilante Alepo de antes del conflicto y el ruinoso durante la guerra, dos mujeres venden chales, collares y los famosos jabones de la ciudad milenaria, ocupada por las tropas rebeldes y las fuerzas yihadistas del Estado Islámico (ISIS) hasta que el Gobierno de Bachar el Asad recuperó su control en diciembre de 2016.

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Ahora, un año después, Alepo, en plena tarea de reconstrucción, se promociona como un destino turístico posible. También Damasco, la capital, con la famosa mezquita de Omeya, o Maaloula, un pequeño pueblo del que destacan que es “el único lugar del mundo donde aún se habla el arameo”.

Para volver a Palmira, uno de los lugares con mayor riqueza arqueológica preislámica de Oriente Próximo, cuyos restos fueron parcialmente destruidos por el ISIS —que tomó la ciudad en mayo de 2015—, aún falta tiempo. En marzo de 2017, el Ejército sirio recuperó la ciudad. “Ahí no organizamos excursiones porque todavía hay minas”, dice Wasim Kiwan, gerente de la agencia siria Allied Tours, tratando de no darle importancia. “Dios mío, lo de Palmira, qué tristeza”, lamenta cerca una visitante, Berta Pereira, gallega de 68 años. Pereira, arqueóloga, fue varias veces a Siria antes de que empezara la guerra. Quiere regresar pero no sabe si este es el momento. Como otros muchos, pregunta por la seguridad.

En el folleto de la agencia se explica que “la crisis está casi terminada” y que el país ha regresado a su vida normal y está preparado para dar bienvenida a “amigos, turistas y visitantes de todo el mundo”. Muestra imágenes de la ciudad Bosra —patrimonio de la humanidad—, las norias de Hama o el castillo cruzado del Crac de los Caballeros. Según Kiwan, la mayoría del país es seguro pero aún hay provincias a las que no se puede ir. Por ejemplo Idlib o Deir ez-Zor. “Donde hay petróleo no se puede”, explica.

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Siria en la feria internacional de turismo de Madrid, el 18 de enero 2018.
Siria en la feria internacional de turismo de Madrid, el 18 de enero 2018.LUIS SEVILLANO (EL PAÍS)

En 2010, diez millones de turistas visitaron el país árabe. Con el inicio del conflicto, las llegadas bajaron drásticamente hasta los 1,3 millones del año pasado —principalmente recibió visitantes de los países del Golfo, Líbano, Irak y Rusia—, según datos del Ministerio de Turismo sirio.

Para Bassam Barsik, director de promoción del ministerio, estas cifras son esperanzadoras. “Hay países que han estado en situaciones como la nuestra y ni siquiera llegaban al millón de turistas”, señala. El objetivo del ministerio es cambiar la imagen del país para poder superar pronto los dos millones de visitantes. “Queremos hacer vídeos promocionales en varios idiomas para contar a la gente nuestra historia porque hay una mala imagen”, dice.

Un vídeo promocional retrata el país. Se ve la costa, las ciudades antes de la guerra, las tradiciones, muchos edificios históricos... La voz de una mujer narra que Siria “era la más segura del mundo”. Pero el vídeo también retrata los inicios del conflicto desde la visión gubernamental. “Destruyeron mis zocos, castillos, ofendieron mi patrimonio y civilización e hicieron lo que hicieron porque mi belleza les enseñó su fealdad”.

Muy cerca del de Siria, Palestina trata también de atraer turistas en Fitur. Lo hace, curiosamente, una siria, Leila Shehadeh, de 29 años, que lleva en Madrid desde 2012. Le sorprendió mucho ver el estand de su país y no sabe qué pensar. Le alegra que se reinicie la actividad turística pero también recuerda que aún hay ataques y que mucha gente vive con hambre y miedo.

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