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La izquierda de Renzi se estrella en Sicilia

El centroderecha gobernará la región, pero el Movimiento 5 Estrellas es el partido más votado

Daniel Verdú
Silvio Berlusconi (Forza Italia), con el candidato de la coalición de centroderecha en Sicilia, Nello Musumeci.
Silvio Berlusconi (Forza Italia), con el candidato de la coalición de centroderecha en Sicilia, Nello Musumeci. ANTONIO PARRINELLO (REUTERS)

La coalición de centroderecha formada por Forza Italia, Liga Norte y Fratelli di Italia ya da muestras de su poder electoral. Su candidato en Sicilia, Nello Musumeci, se ha hecho con la presidencia de la región en unas elecciones que anticipan tendencias para los comicios de primavera. Son malas noticias para la izquierda y el PD de Matteo Renzi, desbancados de la presidencia y a enorme distancia de la cabeza, donde también se encuentra el Movimiento 5 Estrellas. De hecho, los líderes de ambos partidos han querido ningunear al exprimer ministro asegurando que ya no es un rival a la altura.

Las urnas permanecieron cerradas toda la noche, con las papeletas en su interior y custodiadas por policías hasta las ocho de la mañana, según marca la ley insólita electoral siciliana. A esa hora empezó un recuento en unas elecciones regionales cuyo principal derrotado, otra vez, ha sido la participación (el 46,7%), y que 12 horas después no había terminado.

La espantada de Di Maio en el debate televisado

Luigi di Maio, nuevo líder general de M5S (31 años), olió la sangre e intentó hurgar en la herida cancelando el debate televisado para esta noche al que había retado a Renzi. Él mismo había elegido el canal de televisión, el presentador y el horario. Sin embargo, ayer aseguró que no piensa perder el tiempo con él. "Había pedido el debate cuando él era el candidato, pero el terremoto de Sicilia cambia completamente la perspectiva". Un intento por humillar a Renzi, que insiste en acudir al plató de televisión y debatir aunque tenga enfrente la silla de Di Maio vacía, y azuzar las disensiones en el PD. Pero más allá del bochornoso tira y afloja, el grillino esquiva así un enfrentamiento en el terreno donde el expremier es más peligroso.

El centroderecha, liderado por Nello Musumeci, gobernará Sicilia (40% de votos), pero necesitará encontrar apoyo para aprobar cualquier propuesta. “Han ganado los moderados”, lanzó Berlusconi obviando los programas xenófobos de sus dos socios de coalición. El M5S (34,6%), que se presentaba sin formar ninguna coalición —tal y como piensa hacer en toda Italia— ha resultado el partido más votado (a poca distancia de la coalición de centroderecha). Los de Grillo, en pleno proceso de traspaso de poderes a su joven líder, Luigi di Maio, han vuelto a demostrar que conservan su sex appeal en las urnas italianas. “Nosotros somos los vencedores morales”, presumía su candidato, Giancarlo Cancelleri antes de conocer los resultados definitivos.

El PD nunca ha tenido en Sicilia un feudo tradicional. De hecho, la última legislatura fue una excepción en su historial político en la región. En parte por eso admitió enseguida la clara derrota (18,5%, casi la mitad que M5S) y tomó buena nota de cara a las elecciones generales de primavera. Pero mientras se corrige el rumbo, volaron las acusaciones. La culpa, se llegó a oír en las primeras horas, ha sido de Pietro Grasso, el presidente del Senado de Italia, que no se quiso presentar. De hecho, el conocido magistrado siciliano también ha abandonado el PD acentuando la oposición interna a Renzi y a sus últimos movimientos fallidos como el intento de derrocamiento del gobernador del Banco de Italia o aprobación de la nueva Ley Electoral a través de una moción de confianza. Se multiplican las voces que piden primarias para escoger al líder de la izquierda si el PD concurre en las elecciones de primavera en coalición.

Pasan los meses, y la herida en el PD empieza a ser demasiado profunda. La formación de Renzi se presentaba ya en estos comicios sin el apoyo de una parte importante de sus dirigentes, que decidieron provocar una escisión y crear un partido supuestamente a la izquierda. Claudio Fava (6,2%) era su candidato —apadrinado por Massimo D'Alema y Pier Luigi Bersani—, pero sus votos no servirán esta vez ni para cobrarse algún favor a medio plazo. Sicilia pone ante el espejo los vaivenes del centroizquierda en los últimos meses. Un striptease público de fricciones internas que pueden tener un coste elevado.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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