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90.000 personas desplazadas en California tras cinco días de incendios

El balance de muertos sube a 38 mientras cientos de personas siguen desaparecidas al norte de San Francisco

Una vía de tren separa un barrio arrasado de otro intacto en Santa Rosa, California.Vídeo: AP / Reuters-Quality
Pablo Ximénez de Sandoval

La ola de incendios más mortífera de la que se tienen registros en California dejaba este viernes ya 38 víctimas mortales. Hasta 20 incendios siguen activos en el Estado. Los más virulentos, en los condados a una hora al norte de San Francisco, han destruido ya 5.700 casas y edificios. Más de 90.000 personas han sido obligadas a dejarlo todo atrás. “Nunca habíamos visto nada como esto”, dijo el gobernador, Jerry Brown. El viernes, para complicar las cosas, se esperaban nuevos vientos fuertes por la noche hasta de 70 kilómetros por hora.

El paisaje que están dejando los fuegos en los condados de Sonoma y Napa, la zona vitivinícola de California, es desolador. Barrios enteros reducidos a cenizas. Historias de supervivencia in extremis, de familias que salieron con lo puesto y dejaron atrás la inversión de toda su vida en cuestión de minutos. El incendio más grave, que ha devorado barrios cercanos a Santa Rosa (90 kilómetros al norte de San Francisco), empezó el domingo pasado por la tarde y se movió a tal velocidad que el lunes ya había matado a 10 personas.

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Ese fuego había consumido 14.000 hectáreas hasta el viernes por la tarde y solo está controlado en un 25%. Muy cerca, entre Sonoma y Napa, otro fuego lleva 18.000 hectáreas calcinadas. El viernes seguía habiendo órdenes de evacuación según avanzaba el fuego. Mientras, la agencia medioambiental ha emitido una alarma por la contaminación del aire en la bahía de San Francisco, donde viven unos siete millones de personas y el humo es tan espeso que no deja ver el perfil de la península desde la bahía.

La declaración de emergencia federal por parte del presidente Donald Trump el jueves, alabada por el gobernador Brown, ha permitido movilizar todos los recursos. Alrededor de 9.000 bomberos de todo el país ayudan contra el fuego de norte a sur de California.

La cifra de fallecidos está aumentando poco a poco. Los primeros 31 fueron hallados simplemente en las labores de emergencia. Hasta este viernes, los bomberos no han empezado a mirar entre los escombros de las miles de casas destruidas. Muchos de los muertos siguen un dramático perfil, el de personas mayores que no pudieron salir a tiempo de sus casas. El viernes, los bomberos buscaban restos en un parque de autocaravanas de Santa Rosa. El sheriff del condado de Sonoma, Dave Thompson, aseguró que hay muchas posibilidades de que aparezcan más cuerpos.

Además, la cifra de desaparecidos permanece en alrededor de 250. Se trata de llamadas o mensajes dirigidos a la oficina del sheriff por personas que no encuentran a alguien. El sheriff de Sonoma dio por hecho que el número de muertos subirá. Esta semana supone la serie de incendios con más muertos de la historia de California. El único precedente parecido es el incendio del parque Griffith, en Los Ángeles, que mató a 29 personas en 1933.

Después de cuatro años y medio de sequía extrema, California tuvo el año pasado uno de los inviernos más húmedos de su historia, hasta el punto de que en pocos meses la sequía se dio por finalizada. En el sur de California no había tanta vegetación desde hacía años. Pero esa misma circunstancia ha llenado el campo californiano de combustible para el fuego, que ha explotado a la mínima oportunidad en la época tradicionalmente más calurosa en el estado, entre septiembre y octubre.

La causa de los fuegos aún se desconoce, pero esta acumulación de vegetación en el suelo es, según los expertos, la causa de su virulencia, sumada a los fuertes vientos del interior. En el norte esos vientos se conocen como diablo winds y en el sur como Santa Ana winds. En esta semana han soplado los dos y solo cuando el viento ha cambiado para soplar desde la costa, más fresco, los equipos de emergencias han tenido algo de alivio.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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