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Una rebelión dentro del Partido Verde llama a romper con el PRI en 2018

Diputados y alcaldes firman un desplegado para romper una alianza de 14 años e independizarse del tricolor en las elecciones del próximo

Luis Pablo Beauregard
El presidente Peña Nieto y el gobernador Velasco en San Juan Chamula, en 2014.
El presidente Peña Nieto y el gobernador Velasco en San Juan Chamula, en 2014.Cuartoscuro

La rebelión inició en Chiapas. Un grupo de 22 diputados y 57 alcaldes del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) ha comenzado una rebelión interna para que la organización rompa la alianza electoral que mantiene con el PRI desde hace 14 años. Los inconformes publicaron este miércoles un desplegado en los principales diarios de México. En él llaman a atender el llamado de otros partidos de la oposición, que están planeando la construcción de un frente amplio para contender en las elecciones presidenciales de 2018.

“A nivel nacional, nuestro partido está llamado a ser la fuerza que articule a todas las expresiones en un programa de Gobierno de coalición y de conciliación”, afirma el texto signado por 79 militantes del partido, en su mayoría de Chiapas. “Llegó la hora de convertirnos en un instrumento para impulsar las causas antes que a los partidos”, continúa el desplegado.

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La publicación está llena del lenguaje que han utilizado en días recientes los políticos simpatizantes del frente opositor. Este esfuerzo agruparía en las elecciones presidenciales a varias fuerzas electorales en las antípodas como el PAN (de derechas) con el PRD (de izquierdas). Juan Zepeda, el excandidato del PRD al Estado de México, sorprendió la semana pasada al invitar al Partido Verde a sumarse a esta gran coalición que se organiza en contra del PRI y de Andrés Manuel López Obrador, el líder del izquierdista Morena y el puntero en los sondeos.

La invitación de Zepeda causó sorpresa porque el Partido Verde ha sido un satélite del PRI desde las elecciones federales de 2003. La organización nació en 1986, pero hacia fin de siglo apostó a las alianzas como su estrategia de supervivencia política. En el año 2000 acompañaron a Vicente Fox y al PAN en su intento de sacar al PRI del poder. Lo consiguieron en unas elecciones históricas. Tres años después, abandonaron al presidente y se aliaron con el PRI en la llamada Alianza para Todos. Las presidenciales de 2006 las perdieron junto al priísta Roberto Madrazo, que quedó en tercer lugar. En 2012 llegaron al poder nuevamente con Enrique Peña Nieto. En deferencia, el mandatario entregó a sus aliados el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Desde entonces, ambas agrupaciones han estado unidas electoralmente y legislativamente. Los verdes han abogado por el fracking en las tribunas del Congreso en defensa de la reforma energética del PRI y han abanderado causas polémicas como la pena de muerte. De vez en cuando, también hacen propuestas relacionadas con la ecología como regular el uso de los popotes en los restaurantes. La valía del partido, sin embargo, es que ha demostrado que pueden aportar al PRI votos en sitios donde el tricolor llega a su techo. “Llegó la hora de superar la simple aritmética electoral”, exigieron los inconformes en la publicación de esta mañana en diarios nacionales como Reforma y El Universal.

La rebelión proviene de Chiapas porque esa es la única de las 32 entidades de México gobernada por el Partido Verde. Manuel Velasco, un joven senador de la organización, se convirtió en 2012 en el mandatario local tras arrasar en las elecciones con casi el 70% de los votos. Encabezó una alianza con el PRI y Nueva Alianza (el partido de la maestra Elba Esther Gordillo) con la que superó al segundo sitio, una coalición de la izquierda, por un millón de votos. El triunfo de Velasco, el nieto de un exgobernador priista de la entidad, hizo de Chiapas el bastión del Partido Verde. Pasó de controlar cuatro presidencias municipales en 2001 a 59 en las elecciones de 2015. El Verde gobierna hoy muchas de las principales alcaldías más importantes del Estado, uno de los más pobres de México.

En 2018, Chiapas será uno de los seis estados que renueven gobernador. Además, serán elegidos allí 24 diputados de mayoría, 17 por la vía plurinominal y 122 alcaldías. Ese es el botín que al Partido Verde quiere disputar separado del PRI. “Así como el Partido Verde en Chiapas tuvo la capacidad de lograr el 45% de la votación federal con más de 700.000 votos en 2015, también puede hacerlo a nivel nacional para ir por sí mismo en las elecciones de 2018 a conquistar y convencer a las ciudadanas y ciudadanos de cada uno de los 32 estados de la República”, dice el texto publicado ayer. En 2018 más de 3.400 cargos serán votados en todo el país.

La urgencia del Partido Verde en Chiapas se debe a que han comenzado a ver cómo uno de los precandidatos del PRI, el senador Roberto Albores, hijo de un exgobernador, hace abiertamente campaña para conseguir la nominación rumbo a las elecciones locales del próximo junio. El Partido Verde quiere crecer solo. Los rebeldes han llamado a la independencia.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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