Leopoldo López sale reforzado
El dirigente abandona la cárcel después de tres años y cinco meses sin afán de revancha y proclive a la negociación
El líder opositor venezolano Leopoldo López (Caracas, 29 de abril de 1971) salió ayer de la cárcel de Ramo Verde tras pasar tres años y cinco meses en régimen de aislamiento. El máximo dirigente de la formación Voluntad Popular, uno de los líderes más significados de la oposición, fue detenido en 2014 con la acusación de haber instigado unas movilizaciones en las que murieron 43 personas.
Después de 40 meses en prisión López no regresa con afán de venganza y parece proclive a escuchar a sus adversarios. Nacido en el seno de una familia pudiente, con 46 años, López es un abogado y economista con estudios en la Universidad de Harvard, en EE UU. Todo indica que ha logrado superar ese lastre de joven rico con éxito para conquistar a las mayorías.
Y las conversaciones con Jorge y Delcy Rodríguez, los enviados del Gobierno, resultan ahora clave para entender con qué animo sale de prisión. Entre el reducido grupo de personas enteradas de las visitas de los representantes de Maduro a Ramo Verde se suele evocar un episodio que resume el espíritu de las citas. Alguna vez Rodríguez comentó, en broma, que no quería ocupar la celda de López en Ramo Verde. El máximo dirigente de Voluntad Popular respondió que cuando la oposición llegara al Gobierno no habría persecuciones.
Al pasar una temporada en la cárcel, además, Leopoldo López ha cumplido con un requisito no escrito para ser presidente de Venezuela. Ocurrió con todos los civiles que llegaron a la primera magistratura del país entre 1958 y 2013. En prisión había perdido contacto incluso con la dirigencia de su partido por las duras condiciones de reclusión a las que fue sometido. Sólo Lilian Tintori, su mujer, con quien está casado desde 2007, sus dos hijos, Manuela y Leopoldo Santiago, y sus familiares más cercanos, además de su abogado Gustavo Velásquez, podían visitarlo.
Nicolás Maduro, en cualquier caso, se ha quitado de encima la losa más pesada que tenía sobre su espalda. La medida de conceder el arresto domiciliario supone poner fin a la responsabilidad de cuidar de que nada le pasara al único líder temido por el chavismo. Cuando el 3 mayo se corrió el rumor de su muerte, el régimen tuvo que difundir una fe de vida. Semanas después se conoció otro vídeo en el que el líder opositor llamaba a los militares a rebelarse contra el presidente. “Ahora su vida es responsabilidad exclusiva de su esposa y aliados”, afirmó el ministro de Comunicación e Información, Ernesto Villegas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.