May anuncia una política antiterrorista más dura tras el atentado en Londres
La campaña se reanudará el lunes y las elecciones se celebrarán el jueves
“Es hora de decir que ya es suficiente”, sentenció este domingo la primera ministra británica. Theresa May anunció un endurecimiento de la estrategia antiterrorista del país, después del ataque en el centro de Londres, el tercero que se produce en suelo británico en menos de tres meses, que dejó siete muertos y 48 heridos. Sostuvo May que hay “demasiada tolerancia con el extremismo” en Reino Unido y anunció una serie de planes para combatir “la malvada ideología del islamismo extremista”. Entre ellos, eliminar los “espacios seguros que necesita para desarrollarse”, tanto en Internet como en “el mundo real”, y entregar a la policía “todos los poderes que necesita”.
La reacción de May supone un llamativo cambio respecto a la respuesta de su Gobierno a los atentados de Westminster y Mánchester. En el primero, el 22 de marzo, un hombre arrolló a decenas de viandantes con una furgoneta para luego estrellarse en la valla del Parlamento matando a cinco personas; en el segundo, dos meses después, un terrorista suicida mató a 22 personas a la salida de un concierto en Mánchester. En ninguno de los dos casos reclamó el Gobierno más poderes para las fuerzas de seguridad. De hecho, la ministra del Interior, Amber Rudd, declaró explícitamente, después del ataque en Mánchester, que los servicios de inteligencia no pedían más competencias.
Pero esta vez, dijo May, “no podemos pretender que las cosas puedan continuar como hasta ahora”. A las puertas del 10 de Downing Street, la primera ministra anunció una auténtica ofensiva legislativa contra el terrorismo. El ministro de Exteriores, Boris Johnson, fue incluso más allá al declarar que “los pozos de la tolerancia se están secando”.
Los partidos suspenden la campaña, pero el UKIP mantiene las actividades
El doble ataque que ha azotado Londres en la animada noche estival del sábado ha conseguido trastocar —por segunda vez y después del atentado de Mánchester del 22 de mayo— una de las campañas electorales más disfuncionales de la era moderna en el Reino Unido. Aunque sólo fuera por unas horas porque, en palabras de la primera ministra británica, Theresa May, “no dejaremos que el terrorismo interfiera en nuestro proceso democrático”, con muchos siglos de historia a sus espaldas.
Por eso Downing Street ha puesto especial ahínco en confirmar que las legislativas del 8 de junio siguen en curso, sin mayores alteraciones que la breve suspensión de las actividades de los líderes de los partidos en liza. Entre el consenso casi generalizado de las fuerzas políticas para tomarse unas horas de receso en honor de las víctimas de los atentados, ha chirriado la actitud del líder de ultranacionalista y xenófobo UKIP, Paul Nuttall, quien ha afeado el repliegue de sus contrincantes alegando que “eso es precisamente lo que los extremistas quieren".
La actitud de Nuttall es una huida hacia adelante de quien es sabedor de que el UKIP tiene estas elecciones perdidas, una vez que su discurso antieuropeo ha sido fagocitado por los conservadores de May. Más complicada es la posición del laborismo, cuyo líder, Jeremy Corbyn, logró reconducir la campaña hacia los temas sociales —con un impacto favorable, según los sondeos— hasta que el último atentado volvió a poner en primera línea las cuestiones de seguridad.
Corbyn no compareció este domingo en un mitin consagrado a la defensa del sistema de salud pública (NHS): una suspensión de la campaña que pretendía proclamar “la fortaleza y unidad de la comunidad” frente al terror, aunque ya última hora, el político reemprendió sus actividades. Lo mismo hicieron el líder liberal demócrata, Tim Farron, cuyo discurso radicalmente europeísta no le augura grandes beneficios, los Verdes y la jefa de filas de los independentistas escoceses, Nicola Sturgeon.
La primera ministra pidió a las compañías tecnológicas que no ofrezcan al extremismo “un espacio seguro para desarrollarse”. Pero es necesario también, añadió, denegarles “ese espacio seguro en el mundo real”. Hay que combatir al Estado Islámico en Irak y en Siria, dijo, pero también en casa. “Debemos ser más robustos a la hora de identificar y señalar [esa tolerancia con el extremismo] en el sector público y en toda la sociedad", añadió, “y eso requerirá conversaciones difíciles y a menudo embarazosas”.
Un giro en la campaña
Las declaraciones de May suponen una clara subida del tono en el discurso. El programa electoral del Partido Conservador contiene un apartado con planes para combatir el extremismo, relativamente vagos, que incluyen la “consideración” de “la creación de nuevos tipos delictivos”. Las palabras de May de este domingo van más allá. Parecen indicar su intención de resucitar los planes de una legislación que combata el “extremismo no violento”, que su predecesor, David Cameron —con quien May fue ministra del Interior— quiso introducir sin éxito en dos ocasiones. La dificultad de definir el concepto fue uno de los motivos de que la legislación no saliera adelante.
“Si necesitamos aumentar la duración de las condenas por crímenes relacionados con el terrorismo, incluso delitos aparentemente menos graves, eso es lo que haremos”, advirtió al fin May. La comparecencia se produjo doce horas después del atentado terrorista, en el que tres hombres atropellaron con una furgoneta a decenas de peatones junto al puente de Londres, y a continuación apuñalaron a diversas personas en el cercano y concurrido Borough Market. El ataque se saldó con siete fallecidos, además de los tres terroristas, y 48 heridos. Al menos doce personas fueron detenidas el domingo en relación con el atentado.
Después de los atentados de Londres del 7 de julio de 2005, que dejaron 52 muertos, el entonces primer ministro, el laborista Tony Blair, anunció también un ambicioso plan para combatir el terrorismo que nunca se materializó del todo. Fue acusado de sobreactuar, tras constatarse que algunas de las medidas eran inviables. Las declaraciones de May, a cuatro días de las elecciones legislativas y con la campaña suspendida en señal de duelo, causaron malestar en las filas laboristas. La portavoz de Interior en la oposición, Emily Thornberry, consideró que las declaraciones de May quebrantan el pacto de dejar a un lado la campaña política hasta que este lunes por la mañana se reanude.
Los recientes acontecimientos, defendió May, demuestran que los autores de los atentados se inspiran en otros. "El terrorismo alimenta al terrorismo y los autores pasan a la acción, no basándose en planes cuidadosamente preparados, sino copiándose los unos a los otros", añadió.
El del sábado por la noche fue el tercer atentado terrorista en suelo británico en menos de tres meses. En este mismo periodo, según Interior, la policía ha frustrado otros cinco ataques.
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