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Tribuna
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Más de 100.000 hectáreas de hoja de coca en Colombia

El país latinoamericano nuevamente es el primer productor en el mundo de esta materia prima que se usa para fabricar cocaína

Ariel Ávila

Los datos del departamento del Estado de los Estados Unidos, como los del SIMCI indican que Colombia nuevamente es el primer productor de hoja de coca en el mundo, así como de clorhidrato de cocaína. En el informe de 2012, presentó su punto más bajo con 48.000 hectáreas de coca, desde ahí comenzó a subir, en 2015 la cifra llegó a 96.000 y en el informe 2016 aún por publicar, se espera que llegue a las 130.000 hectáreas. No debe olvidarse que desde el año 2000 Colombia puso en marcha el llamado Plan Colombia y hoy las cifras son iguales a las de los años previos al inicio de dicho plan. Es decir, es como si miles de millones de dólares se hubiesen botado a la caneca de la basura.

Durante los años del Plan Colombia, más de 400.000 hectáreas fueron erradicadas manualmente y cerca de un millón de hectáreas fueron fumigadas con el famoso glifosato, que tiene dentro de sus componentes el roundup, considerado por muchas instituciones como un cancerígeno. Además, decenas de miles de colombianos están en las cárceles debido a esta política de criminalización y claro, miles de hectáreas de selva han sido destruidas para sembrar hoja de coca. Tal vez la primera conclusión es que la política de lucha contra las drogas del Plan Colombia fue un absoluto fracaso. Después de 17 años los resultados son casi nulos. Solo se pueden mostrar miles de campesinos en las cárceles y algunos capos del narcotráfico tras las rejas o extraditados.

El modelo del Plan Colombia se basó en combatir los eslabones más débiles de la cadena del narcotráfico, el principal objetivo eran los cultivadores de coca. Una hectárea de hoja de coca deja en el año un rendimiento de 3.400.000 pesos, es decir, algo así como 1500 dólares. Mensualmente, en el mejor de los casos, un campesino devengaría 140 dólares. Así, un campesino apenas si sobrevive de sembrar coca, pero claro está que no se enriquece.

Las razones del aumento de los cultivos pueden tener cuatro explicaciones. La primera, es que el gramo de la pasta base de coca pasó de 1200 pesos en 2013, algo así como 40 centavos de dólar, a 1900 pesos en 2015, es decir, 66 centavos de dólar. Esto ha significado que muchos colonos se hayan trasladado de otro tipo de actividad económica al cultivo de hoja de coca.

La segunda explicación es la crisis en los precios del oro. No debe olvidarse que entre 2010 y 2013 muchos cocaleros pasaron de la siembra a la explotación informal de oro, cuando esta materia prima aumentó de precio. En todo el sur del país fue común ver como en las riberas de los ríos centenares de campesinos comenzaron a trabajar en la minería de aluvión. Con la caída de los precios del oro hace tres años, el boom del oro desapareció y nuevamente la siembra de coca se convirtió en la principal opción.

La tercera explicación y tal vez la principal es que durante años a la comunidad campesina se le ha incumplido con las promesas gubernamentales de mejorar la vida del campesinado. Se han firmado decenas de pactos agrarios con la promesa de vías rurales, electrificación rural y cadenas de comercialización para mejorar la productividad campesina y todo se ha incumplido. El SIMCI dice que el cultivo de coca es una actividad que es sustituible de ser remplazada por alguna actividad lícita. La relación de costo beneficio de la hectárea de coca es del 49% y en un cultivo licito esta entre el 60 y 80%. Es decir, es más rentable sembrar productos legales, pero no se hace porque no hay cadenas de comercialización, no hay vías por donde transportar los productos, ni energía para almacenarlos. De tal forma que la única posibilidad es la hoja de coca.

La cuarta explicación es que algunas comunidades campesinas han visto en el proceso de paz una forma para que el gobierno les cumpla con condiciones materiales de vida digna en el campo. Esto significa, que algunos campesinos siembran más coca con la esperanza de que las ayudas prometidas para el mundo rural en los acuerdos de paz los acobijen a ellos.

Los acuerdos de paz traían un nuevo modelo para combatir el narcotráfico, que superaba de lejos el viejo Plan Colombia. La administración Obama le había dado el visto bueno al nuevo modelo, pero ahora con la nueva administración no se sabe el rumbo que tomará la denominada lucha contra las drogas.

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