Erdogan se impone con un triunfo mínimo impugnado por la oposición
El 'sí' que defiende el presidente logra el 51,4% frente al 48,6% del 'no', con el 99,45% escrutado
Una vez más, y van ya una docena de procesos electorales en los últimos 15 años, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se ha mostrado imbatible en las urnas. Pero esta vez la victoria ha sido mínima. Según los datos de la agencia estatal de noticias turca, Anadolu, y a falta de que la Comisión Suprema Electoral los ratifique, el sí a la reforma constitucional que otorga amplios poderes al mandatario ha obtenido este domingo el 51,37% de los votos frente al 48,63% del no —con el escrutinio al 99,45%—, con una participación del 85,55%. La oposición ha denunciado irregularidades y ha anunciado que impugnará los resultados de buena parte de las mesas electorales.
El presidente de la Comisión Suprema Electoral de Turquía, Sadi Güven, ha informado a última hora del domingo la victoria del sí, aunque ha precisado que el resultado definitivo se anunciará en "11 o 12 días". De confirmarse los datos, los turcos darían el espaldarazo necesario a la reforma constitucional que convertirá el actual sistema parlamentario en una república presidencialista en la que el jefe de Estado lo será también de Gobierno y acumulará, además del Poder Ejecutivo, numerosas atribuciones legislativas y gran influencia en la justicia al poder nominar, entre él y su partido, a la mayoría de los magistrados del órgano rector del sistema judicial.
“Por primera vez, estamos cambiando el sistema de gobierno a través de la política civil. Eso es significativo”, ha afirmado Erdogan esta noche. Y ha pedido a los países extranjeros que respeten el resultado.
Ya en su elección como jefe del Estado en 2014, Erdogan había advertido de que no sería “un presidente al uso”. Desde aquella fecha el cargo se elige por votación popular, lo que, en opinión del político islamista, crea una duplicidad de poderes electos con capacidad ejecutiva —el Gobierno y la presidencia de la República—, por lo que era necesario unificarlos con la nueva reforma. Un cambio que refuerza el poder de Erdogan en detrimento del Parlamento.
“Soy anciano y he conocido las colas que había que hacer para buscar gasolina o comprar productos básicos. Todo por culpa de las coaliciones y los gobiernos inestables. Gracias a que ahora tenemos un Gobierno estable vivimos de lujo”, ha explicado Hazan Kaya, un jubilado del conservador barrio estambulí de Fatih, sobre su voto a favor de la reforma. “Además, este Gobierno es islámico y hace muchas cosas buenas por nuestra religión. Por ejemplo, mis hijas han podido estudiar con velo en la universidad”, ha añadido.
Pero el resultado del referéndum deja a una Turquía tremendamente dividida por la polarizadora figura del propio Erdogan. Prácticamente la mitad de los turcos ha rechazado el nuevo sistema propuesto, lo que pone en cuestión el modo de gobierno del presidente turco: amado por medio país, odiado por la otra mitad. “Mi familia procede de un entorno conservador, pero hemos votado en contra de la reforma porque no es democrática y nos aleja de los derechos humanos”, afirmaba tras votar en Fatih un universitario que pidió no ser identificado por temor a represalias. Más preocupado se mostraba Bayram Çelik, propietario de un pequeño negocio textil, para quien una victoria del no hubiese sido la última oportunidad para “salvar la República” y evitar la instauración de un “régimen en el que una sola persona decida por 80 millones, una especie de monarquía”.
Denuncias
“El pueblo ha decidido su futuro y abre una nueva página de su historia. Que lo sepan los terroristas y los separatistas, somos una sola nación”, ha afirmado el primer ministro y líder del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo de Turquía, Binali Yildirim, que perderá su puesto cuando la reforma entre completamente en vigor, es decir, a partir de las próximas elecciones (previstas para 2019). Sin embargo, el panorama que arroja la votación —las grandes ciudades y la periferia oriental y occidental han votado mayoritariamente por el no; la conservadora Anatolia Central y las zonas rurales han apoyado el sí— parece negarle la mayor al aún primer ministro.
Más aún cuando la oposición ha dado muestras de que no reconocerá el recuento. “Impugnaremos el resultado de dos tercios de las urnas; nuestros datos muestran que ha habido una manipulación de un 3% al 4% de los votos”, ha anunciado la principal formación kurda del país, el Partido de la Democracia de los Pueblos (HDP). Bülent Tezcan, vicepresidente del principal grupo opositor, el socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP), ha asegurado a la cadena CNN-Türk que sus datos no coinciden con los difundidos por los medios, por lo que impugnará los resultados.
Una de las principales denuncias de la oposición de Turquía es que poco antes del inicio del recuento la Comisión Electoral Suprema anunció que contaría como válidos los votos de papeletas que previamente no habían sido selladas por la mesa electoral, lo cual, según destacó un comentarista de CNN-Türk, equivale a “cambiar las reglas del penalti a mitad de un partido”.
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