Los manifestantes mantienen la presión en Paraguay para impedir que Cartes apruebe su reelección
El presidente contesta al Papa, despide al ministro de Interior y pide una mesa de diálogo con la oposición
Un millar de personas acudió al Congreso paraguayo, en el centro de Asunción, para protestar en contra de la reelección presidencial que imupulsa el conservador Partido Colorado de Horacio Cartes, un magnate del tabaco que llegó al poder en 2013 tras la destitución en un juicio parlamentario del exobispo Fernando Lugo. Los jóvenes manifestantes instalaron una carpa frente al edificio con vidrios rotos del Palacio Legislativo, quemado el viernes por un grupo de asaltantes. Allí recogen firmas en contra del proyecto para enmendar la Constitución aprobado a finales de la semana pasada por 25 senadores. Ese plan de enmienda, que aún debe ser refrendado por la Cámara Baja, desató violentos enfrentamientos entre manifestantes y policías.
La protesta de aquel día fue convocada por Efraín Alegre, el presidente del también conservador Partido Liberal (PLRA), el principal partido de la oposición, y por senadores del propio Partido Colorado que se oponen a la reelección de Cartes, como Mario Abdo Benítez, hijo del secretario privado del dictador que gobernó Paraguay entre 1954 y 1989. Militantes de ambos partidos protagonizaron el comienzo de los enfrentamientos con las fuerzas policiales.
La jornada terminó con el Congreso en llamas, un centenar de heridos y unos 200 detenidos tras batallas campales por todo el centro. Y, sobre todo, un dirigente de las juventudes del Partido Libertal, fallecido por los disparos de un policía en la propia sede de la formación política, situada a un kilómetro y medio de la zona de conflicto.
Cartes, que destituyó al ministro de Interior y al jefe de Policía tras los altercados, habló el domingo en un vídeo difundido en sus redes sociales donde respondió al exhorto de paz hecho el sábado por el papa Francisco con la propuesta de abrir una mesa de diálogo con la oposición y con un representante de la Conferencia Episcopal.
El mandatario propuso iniciar el lunes este diálogo y “determinar las prioridades para lograr un gran acuerdo por encima de los intereses sectarios”. Detalló que además de a un representante religioso invitará los presidentes de los partidos con representación parlamentaria y a los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados. “Paraguay nos necesita trabajando juntos en nuestros múltiples colores”, declaró.
Pese al llamado al diálogo de Cartes, hasta ahora no hubo reunión entre las partes. El presidente paraguayo sí recibió en la mañana del lunes a aliados de su partido en la Mburuvicharoga (la casa del jefe, en guaraní), como es conocida la residencia presidencial. Alegre, líder del PLRA, acudió en cambio a la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Asunción para dar su versión de lo ocurrido hasta ahora porque, según dijo a EL PAÍS, no recibió ninguna invitación del equipo de Cartes.
El dirigente liberal advirtió que no se sentará a dialogar con Cartes hasta que éste no retire el proyecto de enmienda constitucional. “Se tiene que restablecer el orden institucional en la Cámara de Senadores. Hay que retirar esa enmienda que es un atropello y fue presentada en la clandestinidad. Ahí sí nos sentamos a hablar”, dijo. “¡Pero qué fácil hacer un golpe, matar a un joven y pedir sentarse a conversar! Vamos a conversar pero cuando esté todo en orden”, insistió y convocó a una nueva protesta para la noche del lunes “contra Cartes y su proyecto” de reelección.
El expresidente y hoy senador Fernando Lugo —cuyo partido, el progresista Frente Guasú, que ha apoyado al Partido Colorado en la aprobación de la enmienda en el Senado— pidió también el fin de la violencia y que se apueste por “la paz y la participación democrática de todos”.
“Lo hago por mis nietos, porque quiero que puedan estudiar y tener atención médica sin tener que ser del partido del gobierno de turno. Buscamos 30.000 firmas para rechazar el proyecto de enmienda. Esta no es una convocatoria de los partidos, la gente viene y pide firmar”, dijo a este diario una de las manifestantes, Estela Gónzalez, de 47 años, mientras ayudaba a recoger firmas en una mesa en la plaza.
Un centenar de personas esperaba su turno para firmar mientras otros ciudadanos se turnaban un micrófono para hablar. Justo enfrente, agentes policiales custodiaban las puertas del Congreso, aún severamente dañadas después de varios asaltantes prendieran fuego al interior del edificio durante los enfrentamientos del viernes.
Terminada la protesta, tres carpas quedaron en la plaza. En una tienda de camping justo frente a la puerta principal del Congreso quedó instalado Rafael Esquivel, un artista plástico de 42 años, que participó en la protesta y fue detenido durante los enfrentamientos. “Me soltaron ayer y vinimos a instalarnos para contar lo que pasa en Internet porque los medios están controlados. Nos vamos a quedar en vigilia”, declaró.
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