El desencanto, protagonista de las elecciones en Hong Kong
Claves para entender un voto ni representativo ni universal que nombrará nuevo jefe del gobierno local
Hong Kong elige este domingo al nuevo jefe del Ejecutivo en las primeras elecciones tras la conocida como revolución de los paraguas de 2014, una masiva protesta que derivó en la ocupación de diversos puntos neurálgicos de la ciudad durante 79 días. El elegido tendrá que lidiar durante el próximo lustro con la insatisfacción de una ciudadanía que ha visto cómo se ha deteriorado el “un país, dos sistemas” que rige la vida en la ex colonia británica. Asuntos como los estratosféricos precios de la vivienda, el rápido envejecimiento de la población o la posible reforma electoral serán claves para que el nuevo líder se gane el aprecio de un pueblo al que ya de por sí le cuesta creer en un sistema electoral que no es ni representativo ni universal.
¿Qué es lo que está en juego?
Hong Kong elige al jefe de Gobierno de la ciudad, un cargo que se creó en 1997 tras la vuelta de la excolonia británica a manos chinas para sustituir al de gobernador, figura impuesta por la monarquía inglesa. El elegido, similar al alcalde de una gran ciudad, es el máximo representante de los ciudadanos hongkoneses internacionalmente.
El nuevo mandatario se convertirá en la cuarta persona en ostentar el cargo en la historia de la metrópoli y sustituirá al polémico jefe del Ejecutivo actual, Leung Chun-yin, cuyo controvertido mandato le ha granjeado un gran rechazo social hasta el punto de situarlo como el líder menos valorado de todos los tiempos.
¿Quiénes votan?
En una urbe de más de siete millones de habitantes, un comité de tan solo 1.194 miembros decide quién será el sucesor al frente del Gobierno, en una votación secreta en la que el vencedor deberá lograr 601 papeletas. Si nadie llegara a esa cifra, los dos primeros candidatos entrarían en una segunda ronda de la que, de repetirse la falta de apoyos, se pasaría a una tercera.
El comité está compuesto por representantes de sectores profesionales. Resulta curioso que mientras la mayoría de los residentes de Hong Kong no tienen voz en las elecciones, algunas empresas extranjeras tienen voto. Es el caso de las compañías aéreas, que pueden votar por representantes en el sector turístico, o el de las cámaras de comercio australiana y francesa, que están representadas por el sector industrial. Para muchos ciudadanos, esta composición representa excesivamente los sectores cercanos a Pekín y deja de lado a otros que tradicionalmente son más beligerantes con el Gobierno central.
¿Quiénes son los candidatos?
Tan solo han llegado tres candidatos a la recta final. La gran favorita es Carrie Lam, exsecretaria del Ejecutivo y quien, pese a contar con el apoyo de numerosos altos funcionarios de Pekín, no goza de demasiada popularidad. Lam ha prometido centrarse en la economía, pero ha evitado los dos temas más polémicos de Hong Kong: la ley de seguridad nacional y la reforma política.
Su principal oponente es John Tsang, el exsecretario financiero del último gobierno y cuya campaña, que se ha centrado en su apodo de Mr. Pringles por su razonable parecido con el muñeco de la marca de patatas fritas, le ha hecho muy popular entre los hongkoneses. Aunque ya se demostró en las nominaciones que no es la verdadera elección de Pekín, muchos lo ven como el "mal menor" y buena parte de los pandemócratas le han prometido su voto a pesar de sus controvertidas posiciones políticas.
El último en discordia es Woo Kwok-hing, un exjuez de la Corte Suprema que fue el primero en anunciar su candidatura. Este veterano hombre de leyes propuso criminalizar la injerencia política de la China continental en Hong Kong. Es una proposición que le ha hecho ganar la promesa de numerosos pandemócratas pero el rechazo de los partidarios de Pekín.
El sondeo más reciente de la Universidad de Hong Kong indica que Tsang es el favorito de los ciudadanos de a pie, con una ventaja de 17 puntos por delante de Carrie Lam, mientras Woo solo recaba el apoyo de un 9%.
¿Por qué es conflictivo el proceso?
Pese a que la Ley Básica de Hong Kong recoge que la elección del jefe de Ejecutivo debe hacerse “según procedimientos democráticos” y Pekín prometió en el pasado “sufragio universal”, el anuncio de 2014 de que la sociedad solo podría votar a candidatos preseleccionados por un comité -e, implícitamente, por el Gobierno central- provocó el rechazo de una gran parte de la población. La propuesta hizo que miles de ciudadanos salieran a las calles y ocuparan el centro financiero de la ciudad durante casi tres meses para exigir un verdadero sufragio universal. Apenas un año después, el parlamento hongkonés rechazó aquella proposición, aunque de aquellos campamentos, que fueron erigidos en nombre de la democracia, florecieron diversos partidos políticos que ahora luchan por la independencia o la autodeterminación.
¿Qué papel juega Pekín?
El Gobierno central ha dejado claro cuál es su preferencia, con la finalidad de que muchos de los miembros del comité voten por esa opción. Para muchos ciudadanos, la injerencia de Pekín en los asuntos de la ciudad es notable y, por ello, han convocado de manera extraoficial manifestaciones de protesta para este fin de semana.
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